El síndrome de fatiga es una enfermedad debilitante y compleja caracterizada por una fatiga extrema y persistente que no mejora con el reposo y que puede empeorar con la actividad física o mental. Está asociada a un sueño no reparador, deterioro cognitivo, malestar post-esfuerzo, dolor crónico, síntomas gastrointestinales y ortostáticos. A pesar de ser poco conocida, afecta a una gran cantidad de personas, según las autoridades de salud de EE.UU.
Los datos indican que alrededor de 3,3 millones de adultos en Estados Unidos padecen síndrome de fatiga crónica, según informaron el viernes los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Estudio alerta que fatiga crónica afecta a más personas de lo que parece: estos son sus síntomas
La afección claramente “no es una enfermedad rara”, y probablemente se ve aumentada por algunos de los pacientes con COVID prolongado, ya que la cifra es mayor de lo que han sugerido estudios anteriores, dijo la Dra. Elizabeth Unger de los CDC a la agencia Associsated Press (AP).
La fatiga crónica o encefalomielitis miálgica es una enfermedad multisistémica compleja caracterizada por fatiga que limita la actividad de una persona y empeora sus síntomas después de la actividad, señala el informe. Esta fatiga no se explica por otras condiciones médicas y suele ir acompañada de otros síntomas, como dificultades cognitivas, dolores musculares o articulares, dolor de garganta, ganglios linfáticos inflamados, dolores de cabeza y problemas para dormir.
El síndrome de fatiga crónica puede afectar significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen, y las causas exactas aún no se comprenden completamente. Los médicos creen que puede ser el resultado de una combinación de factores, como infecciones virales, problemas inmunológicos, estrés, predisposición genética y otros factores ambientales.
El nuevo informe de los CDC se basa en una encuesta realizada a 57.000 adultos estadounidenses en 2021 y 2022. Se preguntó a los participantes si un médico u otro profesional de la salud les había dicho alguna vez que tenían síndrome de fatiga crónica, y si todavía lo tenían. Alrededor del 1,3% respondió sí a ambas preguntas, lo que se tradujo en alrededor de 3,3 millones de adultos.
Entre otros resultados claves descubrieron que los casos eran más comunes en mujeres que en hombres y que el porcentaje de adultos que padecían fatiga crónica aumentó con la edad entre los 60 y 69 años y luego disminuyó entre los de 70 años o más.
El informe se basó en los recuerdos de los pacientes, sin verificar sus diagnósticos a través de registros médicos, lo que podría llevar a un conteo excesivo. Sin embargo, los expertos creen que sólo una fracción de las personas con síndrome de fatiga crónica son diagnosticadas, dijo el Dr. Daniel Clauw, director del Centro de Investigación del Dolor Crónico y la Fatiga de la Universidad de Michigan al portal AP.
“En Estados Unidos nunca se ha convertido en un diagnóstico clínicamente popular porque no hay medicamentos aprobados para ello. No existen pautas de tratamiento para ello”, afirmó Clauw. Sumado es esto, el recuento probablemente incluía pacientes con Covid prolongado que sufrían de agotamiento prolongado, dijeron funcionarios de los CDC.
El término “Covid prolongado” se refiere a una serie de síntomas que persisten o surgen después de la fase aguda de la infección del Covid-19. Aunque la mayoría de las personas se recuperan completamente en unas pocas semanas, algunas experimentan síntomas persistentes durante un período más largo, que pueden ser semanas, meses o años. Los síntomas varían, pero un subconjunto de pacientes tiene los mismos problemas que se observan en personas con síndrome de fatiga crónica.
“Creemos que es la misma enfermedad”, dijo el Dr. Brayden Yellman, especialista del Centro Bateman Horne en Salt Lake City, Utah a AP. Pero los médicos aceptan más ampliamente el COVID prolongado y se diagnostica mucho más rápidamente, dijo.
Síntomas del síndrome de fatiga crónica que afecta a más personas de lo que parece
“Los síntomas son agotamiento extremo después del ejercicio físico y el esfuerzo mental, sueño poco reparador, problemas de memoria, cambios de peso, estrés emocional extremo, dolores de cabeza y dolores musculares”, explica el Dr. Eric Ascher, médico de familia del Hospital Northwell Lenox Hill de Nueva York a CBS News. “Debido a que los síntomas reflejan muchos otros síndromes, puede ser difícil de diagnosticar”.
Según los CDC se requieren tres síntomas principales para el diagnóstico:
1. Capacidad muy reducida para realizar actividades que eran habituales antes de la enfermedad. Esta caída en el nivel de actividad ocurre junto con la fatiga y debe durar seis meses o más. La fatiga puede ser: grave; no es el resultado de una actividad inusualmente difícil; no se alivia con el sueño o el descanso; y/o no fue un problema antes de enfermar (no durante toda la vida).
2. Empeoramiento de los síntomas del síndrome de fatiga crónica después de una actividad física o mental que no habría causado un problema antes de la enfermedad. Esto se conoce como malestar post-esfuerzo. Como ejemplos: asistir al evento escolar de un niño puede dejar a alguien confinado en casa durante un par de días y sin poder realizar las tareas necesarias, como lavar la ropa; comprar en el supermercado puede provocar un accidente físico que requiera una siesta en el automóvil antes de conducir a casa o pedir que lo lleven a casa; tomar una ducha puede dejar a una persona con fatiga crónica postrada en cama e incapaz de hacer nada durante días; mantenerse al día con el trabajo puede llevar a pasar las tardes y los fines de semana recuperándose del esfuerzo.
3. Problemas para dormir. Es posible que las personas con síndrome de fatiga crónica no se sientan mejor o menos cansadas, incluso después de una noche completa de sueño. Algunas personas pueden tener problemas para conciliar el sueño o permanecer dormidos.
Además de estos tres síntomas principales, existen otros síntomas que muchas, pero no todas las personas con el síndrome experimentan. Por ejemplo, experimentar dolor muscular, en las articulaciones o de cabeza. También problemas con el pensamiento y la memoria, a veces descritos como “niebla mental”, o debilidad muscular, problemas digestivos, dificultad para respirar, alergias, escalofríos y sudores nocturnos, dolor de garganta, ganglios linfáticos sensibles, entre otros.
Tratamiento del síndrome de fatiga crónica que afecta a más personas de lo que parece
El tratamiento para el síndrome de fatiga crónica generalmente se centra en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente, ya que no hay una cura específica para esta condición, señalan los CDC. Debido a la naturaleza compleja y multifacética del síndrome, el enfoque del tratamiento suele ser multidisciplinario y personalizado para cada individuo
“El tratamiento suele ser para controlar los síntomas y es multidisciplinar, incluyendo movimiento (yoga y estiramientos), masajes suaves, hidratación, una dieta sana y antiinflamatoria (es decir, menos alimentos procesados y preenvasados) y terapia (tanto conductual como física)”, señaló Ascher a CBS News. El objetivo es reducir el estrés y la ansiedad y promover un estado de curación y atención plena.
Por ejemplo, los médicos pueden sugerir medicamentos u otras terapias para ayudar con el dolor y los problemas para dormir. Para el malestar post-esfuerzo, pueden implementar un programa de ejercicio gradual y adaptado a las capacidades individuales del paciente puede ser beneficioso. El equilibrio adecuado entre actividad y descanso puede variar para cada individuo.
Es importante señalar que el tratamiento puede variar según las necesidades individuales de cada persona. La atención médica y el apoyo de profesionales de la salud especializados en el síndrome de fatiga crónica son fundamentales para establecer un plan de tratamiento efectivo y brindar el apoyo necesario.