Estudio anticipa que Inteligencia Artificial transformará a los científicos en “cyborgs intelectuales”
Estudio realizado por BrainLat de la Escuela de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez explica cómo la Inteligencia Artificial generativa podría utilizar modelos de lenguaje de gran tamaño y transformar la manera en que los científicos realizan investigaciones.
El futuro de la ciencia podría estar en las manos de los “cyborgs intelectuales”, gracias al avance de la Inteligencia Artificial generativa. Así lo reveló la investigación Intellectual cyborgs and the future of science publicada en la prestigiosa revista Trends in Cognitive Sciences, realizada por investigadores del Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral (BrainLat UAI), que explica cómo el avance de la Inteligencia Artificial generativa es capaz de realizar cambios revolucionarios en todas las etapas de la investigación científica.
El ejemplo más conocido de este tipo de IA es el ChatGPT, que es capaz de procesar contenido más flexible y abierto. Agustín Ibáñez, autor de la investigación, explica que esta nueva tecnología “plantea desafíos éticos y regulatorios. Sin regulación proactiva y consideraciones éticas, podríamos expandir nuestras mentes científicas a dimensiones nunca antes alcanzadas”.
Nuestros procesos cognitivos se extienden y aumentan por el entorno, ya sea natural o artificial. Durante siglos, las herramientas externas como lápices, lupas, calculadoras, smartphones e internet nos han ayudado a navegar por mundos científicos y cotidianos de manera más eficiente. La Inteligencia Artificial generativa acelerará este proceso de forma inaudita.
De científicos a “cyborgs intelectuales”: ¿Qué es una IA generativa?
Hay tres aspectos esenciales que diferencian la IA generativa del resto de la Inteligencia Artificial: la creación de contenido; la transformación de las practicas científicas y los “cyborgs intelectuales”.
Respecto al primer punto, el estudio explica que la IA generativa se concentra en la creación de contenido flexible, abierto y original, además, utiliza los modelos de lenguaje de gran escala, a diferencia de otras IA que resuelven problemas específicos. “Pueden generar hipótesis y predicciones que pueden conducir a descubrimientos y avances significativos”, explica Ibáñez.
En esta misma línea, podría transformar las prácticas científicas de manera rápida y exponencial. Los investigadores podrían utilizarla para escribir, revisar ortografía, pero también para elaborar hipótesis, analizar datos, e incluso escribir y enviar a publicación cada trabajo científico.
Ibáñez establece que “estas herramientas podrían incluso conectarse con otros programas para identificar brechas en la investigación, generar nuevas hipótesis, analizar datos e interactuar con las revistas científicas”.
Por último, otra diferencia es que podría transformar a los científicos en “cyborgs intelectuales”, ya que la IA podría asumir tareas rutinarias de la investigación científica y permitir a los autores centrarse en otros aspectos como la creatividad y la ética. “Como resultado, la IA generativa podría extender nuestras capacidades cognitivas a dimensiones espaciotemporales nunca antes alcanzadas”, concluye el investigador.
De científicos a “cyborgs intelectuales”: Regulación internacional
En varios países se han realizado esfuerzos para regular la IA, sin embargo, no existe ningún trabajo global sobre este tema. “La mayoría de las iniciativas que actualmente hay están encabezadas por el G7, quienes han reconocido la necesidad de establecer un marco legal internacional para la IA generativa, llamado “Proceso de IA de Hiroshima”, que podría tener un reglamento a finales de este año”, señala Ibáñez.
Por ejemplo, Fumio Kishida, primer ministro de Japón, fue designado como líder del proceso. Uno de los casos más emblemáticos sobre le regulación de esta IA, fue cuando Italia prohibió el uso del ChatGPT por considerar que ponía en riesgo los derechos digitales de sus ciudadanos, aunque la prohibición fue levantada poco tiempo después.
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