Diversas investigaciones han demostrado que el consumo de marihuana tiene efectos negativos en la atención, la memoria y el aprendizaje. Como consecuencia, si alguien que fuma marihuana a diario puede estar funcionando a un nivel intelectual reducido la mayor parte del tiempo o todo el tiempo.
Esa evidencia sugiere que los estudiantes que la fuman pueden tener peores resultados educativos que sus compañeros que no hacen. Pero ¿de qué manera? El consumo recreacional regular de cannabis en jóvenes de educación secundaria puede afectar el aprendizaje y el procesamiento de imágenes relacionadas con el aprendizaje, concluye una revisión de estudios de académicos de la Universidad de Chile y de la Universidad Central, publicado en la prestigiosa revista Educational Psychology Review.
La investigación revisó más de 20 estudios empíricos internacionales y metaanálisis, que compilan información disponible sobre la declinación del procesamiento visuoespacial, definido como la capacidad de hacer transformaciones mentales y memorizar información visual y espacial, relacionado con el uso de cannabis.
Un anterior estudio de la U. de Chile evaluó la relación consumo-adolescencia-habilidades viso espaciales, con resultados muy preocupantes, indica Anneliese Dörr, directora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, una de las autora del estudio.
“Hay que entender que estas habilidades tienen relación con la llamada ‘inteligencia espacial’ que corresponde a la capacidad para percibir imágenes, transformarlas y recrearlas en la mente, es decir ser capaz de visualizar un objeto desde un ángulo diferente al que se había visto, por ejemplo, ir en avión y ser capaz de captar dónde está la casa, o un marino que navega sin instrumentos guiándose por las estrellas, agua, jugar ajedrez, etc.”, explica Dörr.
Este tipo de procesamiento que realiza la memoria de trabajo es fundamental para aprender y desenvolverse profesionalmente en las disciplinas relacionadas con ciencias, salud, matemáticas y tecnología.
Estudiantes de secundaria
El Décimo Segundo Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar de Chile del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) 2017, a estudiantes de 8º Básico a 4º Medio, indica que un 41% declaran haber consumido marihuana alguna vez en la vida. De ellos, un 50,2% señala que fue por primera vez antes de los 15 años. La edad promedio de inicio de consumo, estable el estudio, es de 14,4 años.
Un consumo que ha ido en aumento en estudiantes de enseñanza media. Si en 2001 el 14,8% admitía haber consumido en el último año, en 2017 esa cifra fue de 30,9%. En tanto, los que indicaron que fue en el último mes pasó de 7,9% a 17,3%, respectivamente, según el mismo reporte.
“Esta revisión lo que concluyó es que efectivamente existen dificultades de aprendizajes en los adolescentes que se están iniciando en el consumo de marihuana fumable”, explica Rodrigo Goycolea, director del Magister de Intervención en Drogodependencias de la Universidad Central, participante del estudio.
El estudio concluye que el efecto es de impacto medio a grande en términos educativos, lo que significa que incidiría en tareas habituales de aprendizaje. Asimismo, señala que el impacto es más significativo en tareas ejecutivas y procesamiento cognitivo general, que en tareas específicas de procesamiento visuoespacial.
En procesamiento visuoespacial los efectos eran menores que en otras áreas, como funciones ejecutivas o procesamiento verbal, señala Juan Cristóbal Castro del CIAE de la U. de Chile, uno de los autores del estudio. “Lo importante es que, considerando el procesamiento visuoespacial y las otras áreas, se afecta la capacidad de aprendizaje en consumidores habituales (no adictos) para su desempeño en enseñanza media”, destaca.
Impacto en aprendizaje
Los autores también señalan que los efectos tienden a desaparecer tras unas semanas sin consumo y que son menores que en otras funciones cognitivas. Si tienen un consumo temprano, son relativamente reversibles los efectos, si se para el consumo, todo vuelve a la normalidad, pero el problema es que se consume con mucha frecuencia.
Goycolea destaca que pocos estudios se han enfocado en adolescentes de enseñanza media que no tienen abuso de consumo, que tienen una vida que podríamos llamar normal y que tienen consumo de marihuana que se fuma. “Al empezar hacer la revisión efectivamente vemos que en consumos iniciales empiezan a tener efectos y se puede concluir que un estudiante de enseñanza media que está en el aula que tiene un consumo inicial de marihuana va a tener más dificultades para aprender”, detalla.
El estudio encontró además que la edad de inicio del consumo también es clave: si se inicia a los 13 años muestra mayores efectos.
“Basta con un consumo de 3 veces a la semana para notar efectos en el aprendizaje”, explica Castro. Existe una mirada a considerar inocuo el consumo de cannabis, agrega, producto de que en muchos países se ha legalizado, “pero esto demuestra que sí tiene efectos e incide negativamente en el aprendizaje, y que en enseñanza media es peor consumir que en la universidad, por un tema de desarrollo cerebral”.
Un consumo que en ese en este periodo de la vida afecta las habilidades de aprendizaje y que va a repercutir en la adultez, subraya Dörr, ya que se pierden oportunidades y tiempo que no se recuperan. “El consumo afecta los proyectos futuros ya que una disminución en las habilidades viso espaciales repercute en el rendimiento académico general, sobre todo si estoy interesado o dotado para el área científica, como ingeniería, matemática, todo lo que vaya en esa línea”.
Estas habilidades, que tienen que ver con la capacidad de jerarquizar y organizar la información visual se desarrollan mucho en la adolescencia. Por lo tanto, añade Dörr, se debe evitar cualquier consumo que afecte el cerebro, porque se está reorganizando: “La adolescencia representa un período crítico del desarrollo neurológico caracterizado por una marcada poda sináptica y una mayor mielinización, el introducir cannabinoides durante este periodo interrumpe el desarrollo del cerebro normal”.
Consumo que no es inocuo
Castro señala que cuando se habla de legalizar la marihuana no se considera que hoy está modificada genéticamente y la cantidad de THC (Tetrahidrocannabinol) es mucho mayor que la que tenía en los años 60, por ejemplo. Por esa razón, el estudio consideró investigaciones publicadas en su mayoría en después del año 2010.
“Efectivamente la percepción de riesgo en la población adolescente y adulta es menor, un 30% considera que la marihuana es riesgosa, y un 70% incluso dice que no es dañina. Nadie sataniza la marihuana, hay que tener claro que el consumo de cualquier droga tiene un riesgo y la marihuana no es la excepción”, dice Goycolea.
La conciencia del riesgo que conlleva el fumar marihuana es muy baja en Chile, esto se ha tratado de revertir en el último tiempo. Sin embargo, dice Dörr, “va a costar tiempo y esfuerzo de toda la sociedad el lograr que se asocie marihuana a daño”.
Similar proceso se vivió con el cigarro. Hubo que implementar políticas de control muy severas como impuestos, no publicidad, cajetilla advirtiendo sobre el daño, agrega Dörr, para aumentar finalmente la percepción de riesgo y que disminuya el consumo. “Los últimos estudios sobre prevención en drogas son muy claros al respecto: no basta con educar a la población con charlas en los colegios, se requiere un estado firme en sus políticas sobre drogas”.
La la actitud frente al consumo sigue a la conducta, no al revés como se creía. “En el pasado se perdió mucho tiempo y dinero en campañas sin mucho éxito, siendo que lo que se debe hacer es implementar políticas muy claras y firmes enfocadas a modificar el ambiente y a fortalecer el autocontrol”, indica Dörr.