“Las consecuencias a largo plazo de la infección por Sars-CoV-2 se están convirtiendo en una carga importante para las sociedades y los sistemas sanitarios”.
Así se presenta el estudio realizado por un grupo de científicos de la Universidad de Zúrich en Suiza. El trabajo, titulado “Carga del síndrome post-Covid-19 e implicaciones para la planificación de los servicios de salud: un estudio de cohorte basado en la población”, fue liderado por los académicos Dominik Menges, Talla Ballouz y Milo Puhan.
Si bien las respuestas iniciales de salud pública al virus Sars-CoV-2 se enfocaron en reducir la carga aguda, investigaciones posteriores indicaron que la infección también puede resultar en consecuencias a largo plazo para la salud física y mental. Estas consecuencias, actualmente denominadas “síndrome post-Covid-19” o “Covid prolongado” son una preocupación cada vez mayor para los sistemas sanitarios.
El citado estudio profundiza en estos aspectos. Para realizar el análisis, consideró 431 personas (todos Covid-19 positivo en su momento y con un promedio de edad de 47 años), los que completaron un formulario de salud en promedio 7,2 meses después del diagnóstico.
Los científicos concluyeron que las mujeres se vieron más afectadas que los hombres, en relación a síntomas posteriores al virus y su respectiva convalecencia (no hubo evidencia de una asociación a la edad). Un 69,2% de las mujeres participantes del estudio, declaró haber recuperado un estado de salud normal, mientras que un 30,8% señaló no haberlo recobrado.
En el caso de los hombres un 79,3% detalló haberse recuperado de buena manera, mientras que solo un 20,7% estableció no tener un estado de salud normal luego de haber tenido Covid-19.
“Estos hallazgos subrayan la necesidad de planificar oportunamente los recursos y servicios de atención médica adaptados a las necesidades de las personas que padecen el síndrome post-Covid-19 “, señalan los autores.
Roberto Olivares, jefe de Infectología de Clínica Dávila, diceque este estudio muestra lo polimorfa que es la infección por este virus, “y que no solo provoca cuadros agudos, sino que también es capaz de provocar síntomas más bien crónicos y generar algún grado de limitación en un porcentaje importante de los afectados. Esto se traduce en una peor calidad de vida, tanto en lo físico como en lo psicológico para los afectados, y en un mayor costo en los gastos en salud”.
Ignacio Silva, jefe de infecciones intrahospitalarias del Hospital Barros Luco, se muestra sorprendido con los resultados. “No tengo claro por qué hay una mayor relación con mujeres, siempre a nivel clínico se busca una asociación genética u hormonales, hasta donde sé eso no está estudiado y puede ser porque hay mayores autorreportes por parte de las mujeres y que acuden mayormente al médico, pero eso no necesariamente es así y puede haber otros factores asociados también”.
César Bustos, infectólogo de Clínica Universidad de los Andes, explica que el estudio valora tres ámbitos de la evolución de los pacientes luego de tener Covid-19, “el grado de fatiga, el grado de sensación de falta de aire y el grado de afectación llamado depresión. Las consecuencias a largo plazo dependen de la edad en la que la persona tuvo el virus, la intensidad de la inflamación que provocó en sus pulmones y arterias, y el tiempo en el que la persona estuvo en ventilación mecánica invasiva. Todo esto contribuye”.
Habría que ver si los resultados de este trabajo, en relación con la afectación mayor en mujeres que en hombres se replica en otros estudios similares, “como para poder sacar una conclusión más objetiva. Creo que tiene lógica que sea más frecuente de ver en aquellos que estuvieron hospitalizados, dado que probablemente son personas que presentaron cuadros más severos y, por ende, es factible que eso se relacione con persistencia de los síntomas”, argumenta Olivares.
Bustos cree que las mujeres suelen ser más responsables, “y acuden a los controles médicos. Y cuando lo hacen, son más dóciles y colaboradoras al momento de, por ejemplo, llenar encuestas. También son más abiertas a expresar lo que están viviendo. Los hombres preferimos no ir al médico. Es lo que hizo este estudio”.
El 26% de no se recupera en un 100% después de seis meses
En total, uno de cada cuatro pacientes no se recupera completamente de la enfermedad hasta después de seis a ocho meses (26%). La investigación añade que el 40% tuvo que visitar el médico por lo menos una vez luego de superar la fase aguda de la enfermedad.
De los pacientes entrevistados, el 55 % declaró sufrir fatiga; el 25% tenía dificultad para respirar y el 26% presentaba síntomas de depresión. Además, el 89% había tenido síntomas en el momento del diagnóstico y el 19 % tuvo que ser hospitalizado al inicio.
Los datos sobre el síndrome post-Covid-19 en la población general son necesarios para la planificación oportuna de los servicios y recursos de salud. “El objetivo de este estudio fue evaluar la prevalencia de deterioro del estado de salud y síntomas de salud física y mental entre las personas al menos seis meses después de la infección por Sars-CoV-2, y caracterizar su utilización de la atención médica”, señala el paper.
Silva añade que hasta un 80% de las personas que han tenido Covid-19 manifiestan alguna sintomatología posterior, “dentro de las cuales la fatiga o sensación de debilidad es la más frecuente, pero también dolores musculares, sensación de falta de aire, caída del cabello, pérdida del gusto y del olfato, y un montón de otras manifestaciones clínicas que habitualmente duran alrededor de tres meses, y en algunos casos se prolongan varios meses más hasta incluso más de un año”.
Habrá que ver si esto se prolonga más en el tiempo, “y si tiene consecuencias no solo en cuanto a morbilidad, si no también en cuanto a mortalidad asociada a estas complicaciones crónicas. La relevancia está dada más bien por la persistencia de los síntomas, y no por la severidad y, por lo tanto, en el impacto que esto tiene en la calidad de vida de las personas”, establece Olivares.
Son relevantes los síntomas posteriores, como los sufridos en la etapa crítica. “Esto probablemente será un problema de salud pública dada la gran cantidad de personas afectadas por el coronavirus, y que una vez que logremos contener los casos graves vamos a tener que preocuparnos de todos estas manifestaciones posteriores. De hecho, ya hay varias corrientes de rehabilitación en un trabajo que tiene que ser multidisciplinario, no solo médico, sino que también de terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, fisiatras y kinesiólogos, entre otros, para lograr enfocar esto de manera integral. Una vez que pase la pandemia comenzaremos a ver las secuelas crónicas de esta enfermedad“, dice Silva, infectólogo y académico de la Universidad de Santiago.