Estudio infecta intencionalmente de Covid a un grupo de personas y descubre varios mitos sobre el coronavirus y la pandemia
Investigación contagió deliberadamente a 36 personas de Covid-19, concluyendo que varias ideas preconcebidas sobre el coronavirus son erróneas.
Es uno de los estudios más cuestionados del último tiempo. Un grupo de voluntarios debía infectarse intencionalmente de Covid, aunque en un espacio controlado, lo que generó un debate ético sobre la forma en que se llevaría a cabo.
Pero más allá de los cuestionamientos morales, la investigación demostró que la actual pandemia ha estado rodeada de ciertas creencias y mitos que finalmente han sido desmentidos.
El estudio, publicado la semana pasada en la revista Nature Medicine, encontró que solo se necesita una cantidad minúscula del virus para infectar a una persona, tanto como una sola gota en el aire de una persona que estornuda, tose o habla, contrario a lo que se creía hasta ahora.
También descubrió que, a pesar de lo que le han dicho a la mayoría de las personas, la diseminación y la transmisibilidad viral ocurren en altos niveles cuando una persona está infectada, independientemente de si tiene síntomas graves o leves.
El estudio fue realizado University College London Hospital, el Imperial College de Londres y la Universidad de Oxford, y entre otras conclusiones, también reforzó la idea de la importancia de la mascarilla.
Los científicos concluyeron que el Sars-CoV-2, el coronavirus que produce el Covid, está “presente en (niveles) significativamente más altos en la nariz que en la garganta”, un hallazgo que, según dijeron, proporciona “evidencia clara que enfatiza la importancia crítica de usar cubiertas para la cara sobre la nariz y la boca”. Muchas personas usan la mascarilla bajo la nariz, bajo la errónea creencia que el mayor peligro de contagio ocurre en la boca.
“La infección humana deliberada de voluntarios de bajo riesgo permite la medición longitudinal exacta de la cinética viral, las respuestas inmunológicas, la dinámica de transmisión y la duración de la diseminación infecciosa después de una dosis fija de un virus bien caracterizado”, escribieron los autores, justificando la decisión de infectar a un grupo de voluntarios.
“El desafío experimental con patógenos humanos requiere un escrutinio y una regulación éticos cuidadosos, pero puede brindar información sin precedentes que puede informar la política clínica y el refinamiento de las medidas de control de infecciones”, añadieron.
El cuestionado estudio
El estudio comenzó en marzo de 2021, fecha en la que los científicos reclutaron a 36 voluntarios. Como medida de precaución, solo se admitió a personas entre 18 y 30 años y que no tuvieran ningún factor de riesgo por Covid-19 grave, como sobrepeso, tener una función renal o hepática reducida o padecer cualquier problema cardíaco, pulmonar o sanguíneo. También firmaron un extenso formulario de consentimiento informado para participar.
Para disminuir aún más los riesgos y evitar que pudieran enfermar gravemente, los investigadores realizaron el estudio en fases. Los primeros 10 voluntarios infectados recibieron remdesivir, un antiviral que se cree puede reducir la probabilidad de sufrir una enfermedad grave.
Los voluntarios recibieron una pequeña gota de líquido que contenía la cepa del virus detectada originalmente a través de un tubo largo y delgado insertado en la nariz.
Fueron monitoreados médicamente las 24 horas del día y permanecieron durante dos semanas en habitaciones del Royal Free Hospital de Londres, en que tuvieron un flujo de aire especial para evitar que el virus escapara.
La mitad resultaron infectados
Un total de 18 participantes se infectaron, dos de los cuales nunca desarrollaron síntomas y entre todas las personas que sí enfermaron, tuvieron un cuadro clínico leve, que incluyó congestión, estornudos y dolor de garganta.
Los investigadores también observaron cómo el Covid-19 afecta el sentido del olfato de una persona.
Para ello, usaron pruebas de identificación de olores con la ayuda de la Universidad de Pensilvania y encontraron que 15 de los 18 participantes infectados reportaron “algún grado de alteración del olfato”. Incluso, nueve participantes experimentaron una pérdida total del olfato, conocida como anosmia, pero los investigadores dijeron que “mejoraron notablemente antes del día 28″. Sin embargo, seis meses después de terminado el estudio, aún hay un participante que no ha podido recuperar su olfato completo.
Este síntoma ahora bien conocido mejoró para la mayoría de las personas, pero seis meses después de que terminó el estudio hay una persona cuyo sentido del olfato no ha vuelto a la normalidad, aunque los científicos aseguraron que está mejorando.
Los investigadores encontraron que 18 participantes, lo que equivale al 53 por ciento, se infectaron con una carga viral que “aumentó abruptamente y alcanzó su punto máximo cinco días después de la inoculación”. Señalaron que el virus “se detectó por primera vez en la garganta, pero aumentó a niveles significativamente más altos en la nariz”.
“El virus viable se pudo recuperar de la nariz hasta 10 días después de la inoculación, en promedio”, señaló la investigación.
Los científicos también descubrieron que la mayoría de los que se infectaron se recuperaron rápidamente. No hubo eventos adversos graves y “16 de los 18 participantes infectados informaron síntomas leves a moderados”. Los otros dos que se contagiaron permanecieron asintomáticos.
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