Parece una paradoja. En las cárceles, donde las condiciones de control aumentan varias veces en comparación a las del exterior, la tasa de suicidios aumenta considerablemente en prácticamente todos los países. Parece una obviedad, pero científicos de Chile y del Reino Unido lograron caracterizar esta situación adentro de los recintos penitenciarios, llevándose más de una sorpresa.
¿Cómo está Chile ante esta situación de suicidios intracarcelarios? ¿Qué factores ayudan a promover o a evitar este tipo de acciones? Para saber esto, un equipo de investigadores, donde participó el psiquiatra y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Diego Portales (UDP), Adrián Mundt, publicó recientemente en revista The Lancet una de las últimas y más completas caracterizaciones sobre los suicidios en el sistema carcelario global.
Estudio revela por primera vez cuál es la posibilidad de suicidarse en una cárcel en el país
El estudio, titulado “Incidencia mundial de suicidios en prisión: una revisión sistemática con análisis de meta-regresión”, analizó diversos trabajos de investigación, bases de datos y 124 reportes propios de las prisiones para reunir la evidencia disponible sobre la tasa de suicidios en centros penitenciarios a nivel mundial. Como resultado, la publicación revela que entre los años 2000 y 2021, 29.711 personas murieron por esta causa mientras estaban en la cárcel.
Para hacer este estudio, los investigadores recurrieron a los datos de todos los sistemas carcelarios del mundo, para contrastar la incidencia de suicidio en las cárceles con la incidencia en población general de los mismos países. “Vimos que las tasas son muy elevadas, mucho más altas que en la población general, a pesar de que es un espacio controlado y uno no se espera eso realmente, porque no hay acceso a medios para suicidarse. No hay, frecuentemente medios para suicidarse”, problematiza Mundt.
El trabajo fue realizado en conjunto a los investigadores Pablo Cifuentes, de la U. de Chile; Gergő Baranyi, de la U. de Edimburgo (Escocia); y Seena Fazel, de la Universidad de Oxford. Entre otras cosas, lograron develar que la tasa de suicidios en las cárceles es más alta que la tasa general de suicidios en la mayoría de los países, a pesar de que las prisiones son lugares vigilados y de acceso restringido.
El Dr. Mundt, quien además es especialista en psiquiatría y lleva investigando la salud mental en centros penitenciarios por años, destaca que uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio fue que las tasas de suicidio son más altas en países con mayores ingresos, a pesar de contar con más recursos para enfrentar esta problemática. “En estos países las celdas únicas son más frecuentes y el hacinamiento (que suele ser preventivo de suicidio) es menos habitual”, sostiene.
El especialista relata además que no suelen haber medios accesibles para cometer suicidio dentro de una cárcel, y tampoco uno se espera que un interno o interna fallezca dentro del sistema penal. “Pero sí el suicidio es una de las causas de muerte más frecuentes y queríamos cuantificar todo eso”, detalla.
Dentro de los hallazgos más importantes de esta investigación destaca que las tasas relativas de suicidio a la población general eran mucho más altas en mujeres que en hombres. Mientras que el riesgo de quitarse la vida aumenta 4 veces para los hombres, en el caso de las mujeres este riesgo aumenta hasta 10 veces, según el estimaron en la investigación.
“Y eso puede ser, en parte, también porque las personas ingresan con problemas de salud mental preexistente. Ingresan con psicosis, con comorbilidades de adicciones y cursan con depresiones. Además, muchos de ellos tienen trastornos de personalidad y todo eso eleva el riesgo de suicidio en estas personas”, argumenta el especialista. Eso se suma a los factores que impone el mismo sistema penal: la separación de las familias, las adversidades, el trato cruel entre pares, etcétera.
Asimismo, el estudio revela que los países con menores índices de encarcelamiento son los que presentan personas con mayor riesgo a fallecer por suicidio. “Esto podría tener que ver con factores en las personas encarceladas, como adicciones y enfermedades graves de la salud mental. En los centros de mujeres también ocurre. Las tasas de encarcelamiento son más bajas que en hombres en todos los países, pero los factores de riesgo para un intento de suicidio están más concentrados en la población reclusa femenina”, explica.
“Y el otro hallazgo que tuvimos es que existe una relación inversa entre la tasa de incidencia de suicidio y la ocupancia entre las cárceles”, agrega el investigador. Esto quiere decir, que el hacinamiento reduce las probabilidades de que los internos cometan suicidio. En cambio, en cárceles de países desarrollados la probabilidad de quitarse la vida dentro del recinto penitenciario aumenta. Esto, según explica Mundt, ocurre más en celdas de únicas solo reside una persona sola.
Las tasas de suicidios intracarcelarios en Chile y el resto del mundo
Y bueno, uno de los factores de riesgo -agrega el especialista- es el aislamiento dentro del sistema penal que ocupan a veces para personas como castigo dentro del sistema penal, o también en sistemas que tienen altos recursos, donde hay más celdas individuales ¿Cómo es la realidad en Chile?
Bueno, Mundt adelanta que Chile tiene una tasa que está dentro del promedio y de lo esperable para la región. “Comparamos en este estudio mundial regiones y países con altos versus bajos y medianos ingresos per cápita, y se veía que en Europa y en los países con altos ingresos las tasas de suicidio son más altas aún”, comenta. En general, en Chile y América Latina, las tasas son un poco más bajas que en Europa, pero han sido más altas, por ejemplo, que en Asia o en África.
A nivel mundial, los países que tienen mayor tasa de suicidios por población penal se ubican en las naciones de mayores ingresos. Groenlandia, Andorra, Islandia, Mónaco y Luxemburgo lideran el ranking de internos que se quitan la vida al interior de los recintos penitenciarios. Eso sí, uno de los países estudiados de Latinoamérica se desmarca del resto: Bolivia. Allí, se determinó que la tasa de suicidios al interior de las cárceles supera los 442 casos por cada 100 mil habitantes en prisión.
En nuestro país se estima que de la población penal, de más de 48 mil internos por año, alrededor de 20 personas privadas de libertad cometen suicidio anualmente. Esto indica que la tasa de suicidios al interior de las cárceles en Chile existen 41,2 casos por cada 100 mil internos. Comparado con otros países de la región, este índice es superado por Argentina y Uruguay -con 69 y 89 casos por cada 100 mil presos respectivamente-, pero supera a las tasas de Brasil, México o Paraguay -con 25, 21 y 20 suicidios por cada 100 mil internos-.
No es novedad decir que existen varias cárceles en Chile que están hacinadas. Eso sí, agrega Mundt, existen recintos penitenciarios -como la cárcel de Rancagua- donde hay un poco más de recursos para mantener un preso por celda, pero se vio que las tasas de suicidio fueran más altas que el promedio, “y ahora siempre ocupan las celdas para dos personas y rara vez dejan personas solas que tengan algún riesgo de suicidio en aislamiento. Eso es un factor o una situación en la que ocurre con mayor frecuencia”.
Pero, además de eso, ¿qué otro tipo de acciones se pueden realizar en las cárceles para reducir la cantidad de suicidios que se cometen adentro? Eso es algo que Mundt se encuentra investigando actualmente para determinar qué cosas se pueden hacer en los distintos sistemas carcelarios. Más allá de que el sistema penal en el que se interna a los reclusos cuente con medidas de vigilancia y control.
“Les quitan cordones y cosas peligrosas, armas blancas, pero el acceso a pesar de eso existe, o logran suicidarse a pesar de que hay un ambiente seguro y controlado y vigilado. “Es muy importante, no solo controlar el acceso a medios para suicidarse, sino también hay que tratar el deseo de morir en sí, la suicidalidad de las personas”, proyecta el investigador. Y eso, según complementa, se genera por las depresiones graves, por la psicosis que muchos internos generan, por las adicciones graves que cursan con abstinencia o a veces siguen consumiendo adentro y la desesperanza que viene con eso. “Hay que hacer un tamizaje de casos y ofrecer tratamientos de estos cuadros que son la causa de la tendencia al suicidio”, concluye.
El Ministerio de Salud tiene a disposición de la ciudadanía un número telefónico, en caso de tener consultas o inquietudes sobre acciones o intenciones suicidas, tanto propias como de un cercano o cercana. Si siente que necesita ayuda con respecto a este tema puede comunicarse con Salud Responde al 600-360-7777.