Actualmente en Chile la población de más de 60 años representa 2,99 millones de personas (45,4% hombres y 54,6% mujeres). Una cifra que equivale al 17% de la población nacional y que, en 1990, por ejemplo, era solo el 9%.
Un grupo que continuará en acelerado crecimiento. Para 2050 se proyecta representen el 28% de la población total.
Por eso es importante atender sus necesidades, en especial su salud mental. Área que muestra preocupantes cifras: la prevalencia de depresión en los mayores de 60 años en Chile es de 39,8%, lo que representa a cerca de 1,2 millones de personas.
Así lo determinan los resultados del estudio Las Personas Mayores en Chile: Resultados Preliminares de la Aplicación del Protocolo Armonizado de Evaluación Cognitiva, realizado por el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales UC y la Subsecretaría de Previsión Social.
La depresión se midió a través de una Escala de Depresión Geriátrica (GDS-15), que mide síntomas depresivos durante las dos últimas semanas en personas de 60 años y más. La medición arrojó que un 60,2% no presenta síntomas de depresión. Un 28,4% muestra síntomas leves y un 11,4% síntomas de depresión moderada o severa, lo que da 39,8% de prevalencia de depresión (cerca de 1,2 millones de personas mayores).
Por género, en hombres la depresión está presente en el 32,7% y en mujeres en el 45,7%. Un porcentaje que es mayor a más edad (44,4% en mayores de 80 años) y en quienes tienen menor escolaridad (53,8%) (ver infografía).
Cifras alarmantes
El proceso de envejecimiento acelerado de Chile, lo convierte en el país latinoamericano que con mayor rapidez envejece y en unos cuantos años la población de personas mayores representará casi un tercio de la población, dice David Bravo, director del el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales UC, y autor principal del estudio. “En ese contexto toda la problemática del deterioro cognitivo de las personas mayores es fundamental y eso debería moldear nuestras discusiones de políticas, que por cierto hoy día no han estado afectada por ello”.
El subsecretario de Previsión Social, Pedro Pizarro indica que es un área prioritaria. “Esta encuesta aporta datos fundamentales que permite destinar recursos públicos y proponer políticas de apoyo que van en directa relación con el mejoramiento de la calidad de vida de los adultos mayores, enfrentando -por ejemplo- el deterioro cognitivo o la falta de cuidados de un tercero”.
En el estudio participaron investigadores del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales, de la U. de Pennsylvania (EE.UU.), de la Subsecretaría de Previsión Social, y del Inta de la U. de Chile, que se efectuó a 2.033 personas de 60 años y más del panel de la Encuesta de Protección Social, entre agosto y noviembre 2019.
La investigación revela cómo es la salud mental de personas mayores inmediatamente antes de la pandemia. “Esto hace prever que el aislamiento, la soledad y la discriminación que se ha hecho especialmente evidente en este período, producirá un aumento de la frecuencia y gravedad de la depresión a cifras aún mayores durante este período”, dice Cecilia Albala, profesora de la Unidad de Nutrición Pública Inta/Universidad de Chile.
Se trata de cifras alarmantes, añade Albala, “han empeorado respecto a las cifras de hace 10 años”. Con los mismos instrumentos diagnósticos un estudio de 2009/2010 -en el marco de la Encuesta Nacional de Dependencia-, encontraron una prevalencia de depresión de 28,4%.
La proporción de depresión es superior en mujeres que en hombres y en los de menor escolaridad, lo que también habla de un diferencial por nivel socioeconómico.
En general, existen bajos niveles educacionales en el grupo mayor de 60 años. Tienen en promedio 7,9 años de escolaridad. Solo el 8,5% cuenta con 13 años o más de educación, 33,3% entre 9 a 12 años, entre 5 a 8 años el 35% y 0 a 4 años el 23,2%.
Otros factores que se asocian a depresión, explica Albala, son el dolor, la presencia de más de 2 enfermedades crónicas y las limitaciones en la funcionalidad de la vida diaria, lo cual lleva a pérdida de autonomía.
Deterioro cognitivo y soledad
El estudio realizó también un tamizaje del deterioro cognitivo. El 83,6% se ubica en un estado cognitivo normal. En tanto, el 2,4% está en uno severo, mientras un 14% en un estado de sospecha de deterioro cognitivo, ambos representan cerca de 500 mil personas (16,4%).
El porcentaje de sospecha de deterioro cognitivo es 3 veces superior a partir de los 80 años (46%) en relación con el grupo entre 60y 74 años (18,2%), y la proporción mayor se encuentra en quienes cuentan con menor educación (36,8%).
La investigación también indaga en la soledad: un 23,8% de las personas mayores siente que muchas veces o siempre le falta compañía. Además, un 14,5% dice que siente que muchas veces o siempre es ignorado por los demás, y el 14,3% que muchas veces o siempre está aislado o apartado de los demás.
Pero eso no es todo. El 19,1% siente que nunca o pocas veces está conectado con las personas que le rodean y un 18,8% siente que muchas veces o siempre está solo.
Un 23,9% siente que nunca o pocas veces tiene con quien hablar. Un 20,8% siente que nunca o pocas veces tiene con quien contar. Y un 25,4% siente que nunca o pocas veces tiene personas que lo entiendan. Mientras que un 50,1% siente que nunca o pocas veces es parte de un grupo de amigos (as).
Efecto pandemia
Sentirse solo, ignorado y sin amigos son todos importante factores de riesgo de depresión. Las cifras hablan por sí solas, subraya Albala. “En 10 años aumentó más de 10 puntos la depresión en personas mayores y son datos son previos a la pandemia, imagínese ahora”.
Resultados, añade Bravo, que muestra cómo la salud mental y la soledad de las personas mayores son elementos que “relevan dimensiones de la calidad de vida de las personas que deberían ser parte del foco de las políticas públicas”.
Entre los adultos mayores son frecuentes experiencias como el dolor por la muerte de un ser querido, un descenso del nivel socioeconómico como consecuencia de la jubilación, o la discapacidad, explica Albala. Todos esos factores pueden ocasionarles aislamiento, pérdida de la independencia, soledad y angustia.
Pero además son vulnerables al maltrato, sea físico, sexual, psicológico, emocional, económico o material, al abandono; a la falta de atención y a graves pérdidas de dignidad y respeto.
Situación aún más preocupante en pandemia, indica Pizarro: “Es probable que se observe un aumento en las enfermedades de índole emocional, como la depresión, por la falta de contacto social. Eso me preocupa muchísimo y debemos ocuparnos de ello. Y ésta, debe ser tarea de todos. No solo del Senama”.
¿A qué estar atentos? Albala advierte que aumento o pérdida de apetito o de peso, pérdida de interés en cosas que antes si le interesaban, baja autoestima, tristeza intensa, irritabilidad, fatiga, dificultad para concentrarse y en general no tener ganas de nada, son signos y síntomas de depresión.