Una investigación multidisciplinaria internacional, motivada por la dificultad que existe en el mundo para evaluar la dinámica de cambio de los bosques, en particular en escalas amplias, reveló que pese a todas las medidas adoptadas en favor de su resguardo, la zona Centro-Sur de Chile sigue perdiendo bosque nativo.

El estudio, publicado a fines de 2020 en la revista Environmental Research Letters, fue liderado por el Laboratorio de Ecología del Paisaje y Conservación de la Universidad de La Frontera (UFRO), y participaron investigadores de la U. de Chile, Católica de Santiago, Católica de Temuco y de Aysén. Actualmente la investigación -que también quiso diferenciar los tipos de bosques que se estudiaron, al marcar la diferencia entre bosques naturales y plantaciones de especies exóticas- se encuentra en una fase dos.

“Lo cual es clave para el diseño de políticas públicas para enfrentar la crisis climática y de biodiversidad”, señala Adison Altamirano, doctor en Ciencias Forestales y autor principal de la investigación.

Los resultados del seguimiento a la pérdida de masa forestal entre los años 2000 y 2016, mostró que la reducción del bosque natural alcanzó a 206.142 hectáreas, es decir casi cuatro veces la superficie del Gran Santiago. La pérdida promedio fue de 12.884 hectáreas por año. La zona más afectada se extiende entre Puerto Montt y Aysén.

Una zona considerada un punto crítico (hotspot) de la biodiversidad mundial.En el mundo existen 35 hotspots de biodiversidad, éste es uno de ellos, fundamentalmente debido a los niveles de endemismo y biodiversidad”, explica Altamirano.

La pérdida total de cobertura arbórea ha sido continua en el tiempo, y aunque ha tenido fluctuaciones, ha mostrado un incremento en el período estudiado.

A pesar que no se han realizado evaluaciones posteriores al 2016, Altamirano admite que la intensidad de la deforestación ha ido disminuyendo y antes era mucho más evidente. “La gente hoy está mucho más consciente de los beneficios que traen los ecosistemas naturales”.

No obstante, los incendios forestales siguen siendo frecuentes y se mantiene la práctica del floreo, es decir extraer los mejores individuos del bosque, los que se utilizan principalmente para madera. El bosque pierde calidad y después los propietarios lo utilizan para otro fin.

Según determinó la investigación, la mayoría de los bosques naturales que se perdieron (75%) se convirtieron en matorrales, tierras desnudas o pastizales. Una proporción importante de estos terrenos eventualmente ha terminado como terrenos agrícolas o plantaciones, sustitución que puede socavar los objetivos de un mayor almacenamiento de carbono y protección de la biodiversidad, indicó el doctor.

Bosques naturales y especies exóticas

La investigación, que en la actualidad avanza con un nuevo trabajo de campo en Chile, Brasil y Argentina, combinó el empleo de una base de datos global de cambios en la cubierta arbórea, imágenes satelitales de alta resolución Landsat y de Google Earth, como también el conocimiento de expertos locales, para diferenciar los bosques naturales de las plantaciones forestales de especies exóticas con una exactitud general del 99% a través de una extensión de 40 millones de hectáreas entre Valparaíso y Aysén.

Una diferenciación que fue clave, ya que la disminución observada y estudiada fue sólo de las hectáreas de bosque nativo.

Vista del bosque, Reserva Nacional Coyhaique, Provincia de Coyhaique, Chile.

Entre ambos tipos de bosques existen varias diferencias, una de ellas se relaciona con la producción de servicios ecosistémicos (los beneficios que reciben las personas de los ecosistemas) en la que las plantaciones exóticas, ofrecen una menor cantidad.

Otra divergencia, es que cumplen distintos roles. Los bosques naturales, tiene el rol de producción, entregan belleza escénica, producen una regulación hídrica, regulación de temperatura, entre otros. En cambio, las plantaciones cumplen solo el rol de la producción.

Asimismo, las plantaciones “se pueden ver disminuidas por varias razones -no las estudiamos en profundidad en este estudio- pero se pueden considerar: cosecha, incendios entre otras”, comenta el autor.

De acuerdo a un catastro de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) de 2020, la extensión total del bosque nativo alcanza a las 14 millones 737 mil 485 hectáreas, es decir, 19,5% de la superficie nacional, pero la mayor parte se concentra en la zona sur austral del país.

En las evaluaciones que se han hecho en Chile siempre hay una discordancia respecto de las cifras de bosque nativo, ya que hay opiniones de expertos que argumentan que la pérdida de bosque nativo ya no es un problema en el país, sino que el problema ahora es la degradación. Que en términos simples, “es un proceso mucho menos notorio, dónde se extraen ciertos individuos (los de mejores características de un bosque), pero no se elimina completamente la cobertura, sin embargo, también afecta la provisión de servicios ecosistémicos”, explica Altamirano.

Pero luego de realizar varias investigaciones la verdad es que los bosques nativos se continúan perdiendo, lo otro “son opiniones, no son estudios sometidos a evaluación de pares como se hace en ciencia. No sé en que se basan esas afirmaciones, pero las he leído y he escuchado”, dice el investigador.

Consecuencias

La disminución de hectáreas de bosque nativo, provocará la pérdida de la biodiversidad que esta zona tiene, y más relevante aún, es la base para la provisión de servicios ecosistémicos, los cuales están en directa relación con distintas dimensiones del bienestar humano.

En cuanto a las causas de la pérdidas, el estudio no las abordó en detalle, pero adelantan que justamente un próximo artículo profundizará esos factores de cambio.

Por eso, con este proyecto esperan principalmente conseguir dos cosas. Uno, desarrollar y poner a prueba un método que nos permita realizar esta diferenciación de bosques con un alto nivel de exactitud, y también reportar los cambios temporales y espaciales de los bosques naturales.

“Como la principal universidad estatal de regiones, buscamos con este proyecto seguir impulsando el aporte que desde las ciencias y la investigación podemos entregarle a nuestra sociedad. En este caso, aportar a un mejor conocimiento del bosque nativo y su conservación, a la luz de los desafíos del cambio climático”, detalló el Vicerrector de Investigación y Postgrado de UFRO, Dr. Rodrigo Navia.

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