En nuestros cuerpos es el intestino quien se ocupa de enviar señales al cerebro respecto al recibimiento y procesamiento de nutrientes, lo cual ayuda a regular el comportamiento alimenticio. Pero un reciente estudio demuestra que la obesidad disminuye en gran medida las respuestas cerebrales que deberían desarrollarse tras la ingesta de alimentos.
La investigación dirigida por Amsterdam UMC (University Medical Centers o Centro Médico Universitario en español) y la U de Yale, demostró que las personas con obesidad tienen una reacción cerebral reducida a nutrientes específicos, lo cual puede afectar en su comportamiento alimenticio.
Los resultados del estudio se publicaron el pasado 12 de junio en la revista Nature Metabolism. La investigación observó el comportamiento cerebral de 60 personas: 30 con peso saludable y 30 con obesidad, evaluándolas a través de imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) y tomografía computarizada por emisión monofotónica (SPECT), su respuesta ante infusiones intragástricas (inyecciones directas al estómago) de glucosa, lípidos y agua.
Obesidad puede cambiar el cerebro de forma permanente y dificultar bajar de peso debido a la dopamina
Según Mireille Serlie, cabecilla de la investigación y profesora de Endocrinología en UMC de Ámsterdam y Yale, es su estudio “descubrimos que las personas con obesidad liberaban menos dopamina en un área del cerebro importante para el aspecto motivacional de la ingesta de alimentos en comparación con las personas con un peso corporal saludable”.
Serlie explicó que la dopamina es un factor importante para los sentimientos de satisfacción tras la ingesta de alimentos.
“Los sujetos con obesidad también mostraron una capacidad de respuesta reducida en la actividad cerebral tras la infusión de nutrientes en el estómago”, sostuvo la profesora, dando a entender que los hallazgos percibidos en la investigación demuestran una deficiencia en la detección de nutrientes en el estómago e intestino de las personas con esta condición, lo cual, según Serlie, podría tener “profundas” consecuencias en su alimentación.
Dificultad para perder peso
Según los investigadores, está podría ser una explicación para la dificultad de personas en condición de obesidad para bajar de peso, y es que durante la investigación se indujo a los participantes con obesidad a seguir un programa dietético de 12 semanas, tras lo cual, se realizaron las mismas pruebas a quienes perdieron al menos el 10% de su peso original.
“Nada cambió: el cerebro seguía sin reconocer la saciedad ni sentirse satisfecho”, expuso la profesora en Endocrinología.
Los resultados mostraron que, a pesar de la pérdida de peso, los individuos seguían sin mostrar una reacción normal ante las inyecciones de nutrientes, es decir, el cuerpo no estaba recibiendo la información necesaria para identificar si cuenta con las calorías necesarias para su funcionamiento y por consecuencia, no estaba otorgando el sentimiento de saciedad.
“El hecho de que estas respuestas en el cerebro no se restablezcan después de la pérdida de peso, puede explicar por qué la mayoría de las personas recuperan el mismo después de una pérdida de peso inicialmente exitosa”, expresó Serlie.
Sin embargo, aclaró que las investigaciones respecto a la conducta alimentaria aún se encuentran en etapas iniciales y que, a pesar de que esta puede ser la explicación para el consumo excesivo de calorías por parte de algunas personas, no se ha logrado detectar el punto exacto en el cual el cerebro pierde la capacidad para regular la alimentación.
“Necesitamos encontrar dónde está ese punto (...) Porque si se sabe cuándo y cómo sucede, es posible que se pueda prevenir”, manifestó Serlie.
La profesora mencionó que se logró determinar un factor importante ante la lucha de algunas personas con obesidad. “La gente todavía piensa que la obesidad es causada por la falta de fuerza de voluntad”, expresó. “Espero que esta información aumente la empatía por esa lucha”.
Obesidad en Chile
En Chile la obesidad es un tema preocupante, respecto a cifras, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 28% de los adultos y el 14% de los adolescentes en Chile vivían con obesidad en 2016, y se estima que estas cifras aumentarán a 36% y 17%, respectivamente para 2030.
Algo que se complica aún más cuando se observa que, según el Primer Mapa de Obesidad en Chile, el 66% de personas con obesidad sufre ansiedad y más de un tercio sufre depresión, lo cual según expertos, al estar juntas complicaría su tratamiento al necesitar un abordaje multidisciplinario, cuyos tratamientos pueden ser perjudiciales el uno para el otro.
Sociedades médicas llaman a las personas con obesidad a recurrir a profesionales especializados, ya que su tratamiento tardío afecta gravemente la salud, no solo física, si no que también mental, en concreto, expertos advierten que las personas con obesidad tienen 1,4 veces más probabilidades de padecer depresión, además de que la prevalencia de la obesidad en personas con enfermedades mentales llega a un 60%.