La Universidad de Chile y el Colegio Médico de Chile publicaron hoy un estudio que tiene como objetivo evaluar la respuesta del sistema de salud y la política social a la pandemia; cuánto se están cuidando las personas en el país y cómo podemos generar condiciones que permitan un mayor respeto a las normas sanitarias.

La investigación, elaborada en conjunto con un equipo interdisciplinario de 36 académicos de la Universidad Central, la Universidad Diego Portales, la Universidad de La Frontera y la Universidad de San Sebastián, encontró que si bien la mayoría de las personas percibe la pandemia de Covid-19 como una enfermedad de alto riesgo (88%), el 12% que no reconoce el peligro en ella es la que tiene las conductas más riesgosas para el contagio de la población: Sólo un 31% de ellos asegura que respeta la distancia física y apenas el 43% evita los encuentros con más de 10 personas.

Además, el uso de mascarilla en lugares cerrados entre estas personas es del 62% y fuera del hogar es del 80%, muy por debajo del porcentaje de cumplimiento de quiénes sí reconocen en el Sars-Cov2 un real peligro para su salud, con 79 y 96%, respectivamente.

El Dr. Cristóbal Cuadrado, académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, secretario Técnico del Dpto. de Políticas de Salud y Estudios y Coordinador del estudio, aseguró que “el cumplimiento de las medidas de cuidado en la población chilena en contexto de pandemia es alto, no obstante existen importantes inequidades en la posibilidad de cumplir con ellas determinadas por aspectos estructurales, como el nivel socioeconómico o las barreras psicosociales, ya que para muchos trabajadores es imposible cumplir las medidas por razones estructurales que exceden su control”.

Mónica Gerber, profesora asociada de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales e investigadora del Centro de Estudios del Conflicto y Cohesión Social (COES) y también encargada de la investigación, explicó que “buscamos identificar cuáles son los factores que explican un menor cumplimiento de las normas sanitarias para proponer estrategias que permitan aumentar el cuidado en la población. En ese sentido, la percepción minoritaria de bajo riesgo puede tener efectos muy negativos en las prácticas de cuidado y en general en la población, ya que sus conductas son mucho menos respetuosas de las indicaciones para el control del Covid-19. Es crucial comunicar adecuadamente los riesgos y evitar dar señales de mejora en momentos de gravedad de la crisis”, explica.

En la encuesta, desarrollada entre el 4 y el 22 de diciembre pasado en la que se consultó a 1.261 personas, asoman otros datos relevantes relacionados con el importante efecto de las condiciones laborales y la salud mental en el comportamiento en pandemia. “Por ejemplo, entre quienes no trabajan, el 70% reporta mantener siempre la distancia física, mientras que sólo el 57% de quienes trabajan hacen lo mismo. Con respecto al trabajo, resulta fundamental generar condiciones laborales que permitan mantener la distancia entre las personas, por ejemplo, a través de horarios de trabajo diferidos. También es relevante asegurar condiciones de traslado que permitan mantener las distancias necesarias”, indica la Dra. Gerber.

“Por otra parte, las personas con síntomas depresivos tienden a practicar menos el lavado de manos que quienes no tienen síntomas de este tipo. Finalmente, las personas que viven en entornos donde las normas de cuidado no son respetadas tienden a cuidarse mucho menos ellos mismos. Así, por ejemplo, el 31% mantiene distancia física en comparación con el 64% de quienes están en entornos donde las personas sí se cuidan”, concluye la investigadora.

Otro punto que incide en la toma de medidas de autocuidado, tiene que ver con la percepción del control sobre el coronavirus. Mientras el 12% cree que puede protegerse completamente si tomas las medidas de protección, el 88% no lo considera así. Entre quienes perciben alto control frente al coronavirus, el 43% mantiene distancia física de 2 metros en comparación con el 62% de quienes no indican esta sensación de autocontrol.

Asimismo, el Dr. Cuadrado indicó que “además de focalizar los mensajes para una comunicación adecuada, hay que hacerse cargo de estas barreras para la población, por lo que es necesario promover permisos para teletrabajo, pensar en horarios laborales diferidos para sectores económicos con mayor concentración y modificar los espacios físicos para el resguardo de aforo en lugares de trabajo. También hay que fortalecer materias de salud mental para las personas más fatigadas o con síntomas de depresión con el aumento de presupuesto destinado a salud en la Atención Primaria, potenciar las acciones prevención y tratamiento a través de internet o de plataformas digitales”.

Finalmente, se hizo un llamado a mejorar la comunicación de riesgo, reforzando los riesgos los riesgos del coronavirus para distintas poblaciones; evitar dar señales de mejora en momentos de gravedad de la crisis; entregar ejemplos de otras personas que cumplen con las normas y evitar destacar constantemente casos de incumplimiento, además de que las autoridades deben dar el ejemplo.