La preocupación por la basura marina en las playas, especialmente la contaminación por plástico, ha sido uno de los temas que más ha impulsado la colaboración internacional para la conservación de los océanos. La ONU logró el pasado mes de marzo, un histórico acuerdo con la firma del Tratado mundial vinculante contra la contaminación por plástico.
A raíz de esa realidad y el déficit de información científica en los países de Latinoamérica con costa en el Pacífico que dificulta el diseño de estrategias adecuadas para prevenir y mitigar los impactos de la basura marina, Científicos de la Basura, un programa creado hace 14 años por Martin Thiel, profesor de biología marina de la U. Católica del Norte, y Fundación Valve, realizaron el Primer Muestreo Internacional de Macrobasura en Playas de Arena.
El catastro se realizó en 136 sitios, que se dividieron en ocho zonas a lo largo de la costa del Pacífico, desde México hasta Chile incluido Rapa Nui, entre octubre y diciembre de 2021. Los lugares que no fueron previamente seleccionados, sino que dependieron de la disponibilidad de los más de 800 voluntarias y voluntarios convocados por redes sociales, uno de los sellos de este programa de ciencia ciudadana, en que son personas comunes y corrientes las que realizan estos registros supervisados por científicos.
Los resultados reunidos por este informe mostraron un patrón que destacó en los resultados: la composición de la basura es muy diferente entre las playas de México, Ecuador, Perú y Chile, y las playas de los países de Centroamérica.
Mientras que en los primeros cuatro países su composición es variada y mucha de ella no flota (o sea que tiene origen local) como plástico, colillas de cigarro, papel, vidrio o metal, los países de Centroamérica -muchos de ellos muestreados por primera vez- “presentan más del 80% de la basura de la playa compuesta de plástico. Un material que por lo general flota en el mar, e indica que a estas playas estaría llegando basura con los ríos y las corrientes marinas” explica Diamela de Veer, estudiante de doctorado de la UCN y parte del equipo de Científicos de la Basura.
Asimismo, del total de 21.816 unidades de macrobasura recolectada, es decir, basura con un tamaño superior a 2.5 cm, la composición promedio fue del 62,4% de plástico, 10,5% colillas de cigarro, 9,1% madera procesada, 6,5% otros tipos de basura, 4,4% papel, 3,9% metal, 2,6% vidrio y 0,5% mascarillas.
Dentro de los factores para explicar esta distribución, según De Veer, es que por lo general, se observa que las mayores acumulaciones de basura se producen en las temporadas altas, “indicando que el origen de esta basura está en las actividades humanas que allí se desarrollan”. Además, la falta de papeleras, una fiscalización deficiente de las leyes que prohíben arrojar basura, así como la falta de educación y concienciación de la ciudadanía “son factores que contribuyen a este resultado, respaldado por otros estudios en todo el mundo” añade.
Porque a pesar de que la legislación en Chile y en muchos otros países que participaron del muestreo ha avanzado considerablemente en los últimos años, “se necesita urgentemente reforzar mecanismos de fiscalización que hagan posible la implementación efectiva de estas normativas” recalca la estudiante de doctorado.
Playas más sucias
En cuanto a la distribución de la basura en playas, este muestreo internacional -el primero en Latinoamérica con estas características y con pocos símiles en el resto del mundo- también concluyó que la mayor densidad se acumuló en las partes de la playa que colindan con una carretera, paso peatonal o al pie de dunas, y la mínima, al borde del mar. Esto indicaría que hay más presencia de basura donde suele haber más interacción o presencia de personas.
Los datos por zonas, mostraron que las mayores densidades de basura se encontraron en las costas de Colombia, en el norte grande de Chile y en Guatemala-El Salvador (con 2.2, 1.5 y 1.3 unidades de basura por metro cuadrado, respectivamente) siendo el promedio general el de 1.2 unidades de macrobasura por metro cuadrado.
De las 136 playas muestreadas, el Top 5 de los sitios más sucios registrados fueron (en orden de mayor a menor):
-Playa Puerto Santa Rosa, Provincia de Santa Elena (Ecuador)
-Playa Puntarenas Este, Provincia de Puntarenas (Costa Rica)
-Playa de Sipacate, Departamento de Escuintla (Guatemala)
-Playa Las Torpederas, Valparaíso (Chile)
-Playa de Juanchaco, Buenaventura (Colombia)
Solo la Playa de Cuajiniquil en Costa Rica no presentó basura.
En el caso de Chile, que fue dividido en dos zonas y Rapa Nui, la zona norte (desde Coquimbo hasta la frontera con Perú), presentó las densidades de basura más altas. Resultado que confirma lo observado en el monitoreo que los Científicos de la Basura lleva a cabo cada cuatro años desde 2008, donde la Región de Antofagasta se ha destacado por tener las playas más contaminadas del país.
Otro factor que llama altamente la atención a los investigadores, es la cantidad de colillas de cigarro que se encuentran en las playas de nuestro país, lo que indica que el origen de la basura que se acumula se genera en la misma playa o muy cerca de ella.
“Las limpiezas de playa están muy bien, pero sería muy eficiente actuar en el origen del problema que parece comenzar en la puerta de casa” recalcó De Veer.
El director de la Fundación Valve, Sebastián Cavour Araya, reflexionó sobre las conclusiones del informe y señaló que “nos ayuda a ser más precisos y tener más sitios de muestreo para las próximas investigaciones y así, lograr llamar la atención como científicos para generar más instancias de información de lo que está pasando respecto a la basura en las playas de Latinoamérica”, enfatiza el también estudiante de Biología Marina de la U. de Concepción.
El Dr. Martin Thiel, director del programa Científicos de la Basura, dijo que los resultados de esta investigación dieron las primeras señales para lo que será la próxima investigación de la Red Latinoamericana de Científicos de la Basura, la cual buscará identificar la trayectoria y composición de la basura que llega a las costas de Latinoamérica y viaja a través de las corrientes marinas. El también académico de la UCN enfatizó que “buscamos la participación de las y los voluntarios de este último estudio también se involucren en nuestra próxima investigación para poder enfatizar en la importancia del cuidado del medio ambiente”.