Experta advierte que “alzheimerización” del envejecimiento ha llevado a mirar la vejez como sinónimo de enfermedad
Paulina Falcón, del Instituto Milenio de Neurociencia de la U. de Chile dice que la ciencia debe contribuir al conocimiento del envejecimiento como un proceso fundamental, desde un contexto sano, sin mirarlo como patología.
Para algunos la extensión de la esperanza de vida de la población representa una gran oportunidad, que otorga más libertad a las personas en búsqueda de nuevos horizontes sin restricción de tiempo. Sin embargo, el aumento en la longevidad de las personas, transformaría profundamente la estructura de la sociedad que actualmente conocemos.
“Normalmente el ciclo de vida de una familia lo componen tres niveles: niños, padres y abuelos, si la expectativa de vida se extendiera hasta los 120 años, contemplaría tátara abuelos incluso tátara tátara abuelos”, señala Paulina Falcón, investigadora Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica, BNI, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
De acuerdo a cifras entregadas por el Ministerio de Salud, se estima que para el año 2050 en Chile los individuos que superan los 60 años aumentarán desde el 15,7% al 32,9%. A la vez, las personas mayores de 80 alcanzarían aproximadamente el 10.3% Estos números implican un profundo cambio en nuestra estructura demográfica, representando un reto para la adaptación de la sociedad.
Falcón explica que, durante mucho tiempo, el territorio del entendimiento de la vejez emanó exclusivamente desde la geriatría, una disciplina de la medicina. En los últimos 60 años, nació y se ha desarrollado de a poco el campo de la Biogerontología, es decir el estudio de la Biología del Envejecimiento.
“Pero ninguna de estas áreas se hacen cargo de la construcción cultural que la sociedad moderna ha forjado entorno al envejecimiento y la vejez. Entonces, es necesario que desde la comunidad científica nos preguntemos ¿para qué estudiamos el envejecimiento?, porque los frutos que se obtengan desde la ciencia jugarán un papel decisivo en el diseño de cómo se esculpirá la sociedad del mañana”, señala.
La especialista en neurodegeneración, agrega que “el envejecimiento de la población y su impacto a nivel demográfico ha generado tanto la necesidad como el interés en avanzar en el entendimiento de este como fenómeno, no sólo por su conocimiento per se, sino para poder contribuir desde la ciencia a la búsqueda de curas y/o tratamientos de enfermedades asociadas a él, cuya incidencia aumenta de manera dependiente de la edad”.
La Alzheimerización del envejecimiento
El proceso del envejecimiento a nivel biológico es complejo de abordar, principalmente debido a que presenta un comportamiento regido por al azar. Básicamente, el envejecimiento es el deterioro de las moléculas orgánicas al azar que ocurre en función del tiempo. “No existen determinantes genéticos que puedan explicar el envejecimiento en sí. Esto, representa el problema central de la investigación en el campo, a la fecha no ha sido posible comprender en profundidad los mecanismos que conducen el proceso de envejecer a nivel celular”.
Considerando esta limitante, en el campo de la biología celular, los investigadores se han abocado a tratar de entender esta etapa de la vida desde el estudio de enfermedades asociadas al ageing, como las patologías neurodegenerativas, como es el caso del Alzheimer.
Desde el nacimiento en Estados Unidos, en 1974 del National Institute of Ageing (NIA) el apoyo monetario para la investigación del Alzheimer ha aumentado dramáticamente, traduciéndose en la práctica que en cada reunión o conferencia en envejecimiento realizada las últimas décadas, se presenta una sesión de “Enfermedad de Alzheimer” casi de manera obligatoria.
“Tanto ha sido el enfoque patológico que se le ha dado a la investigación del envejecimiento que hay males, como el Alzheimer, que han eclipsado la importancia de la investigación de otras enfermedades dentro del campo de la biogerontología, como problemas cardiovasculares y cáncer”, destaca Falcón.
Impacto de la Revolución Industrial
La revolución industrial, como proceso sociológico impactó no solamente en la economía, sino en la forma en que el ser humano se mira a sí mismo.
“El cuerpo, pasó a considerarse una máquina, centrando la observación del ser humano como parte de un sistema económico que junto al desarrollo de nuevas tecnologías abrieron paso a la era Moderna. En esta sociedad moderna centrada en la producción, donde se consagró el individualismo, el interés no se dirigió a observar el envejecimiento y su complejidad”, explica la doctora en biología molecular y neurociencia de la Universidad de Chile.
Hoy un mundo donde la población envejece, las enfermedades asociadas al envejecimiento representan un desafío central para la salud pública. Con esto en mente, señala, surge la pregunta: ¿Con qué fin realizamos investigación del ageing? ¿Queremos acaso ser eternos? “Sin duda, tenemos el deber ético de morir”, dice.
Inevitablemente la investigación del campo del ageing va a conllevar mejoras en la salud de los grupos etarios superiores, y su consecuente extensión de la expectativa de vida. Esto va a tener serias implicancias para la sociedad, agrega, algunas proyecciones son optimistas, mientras que otras no lo son tanto.
“Por esto, resulta fundamental el poder, desde la ciencia, contribuir al conocimiento del envejecimiento como proceso fundamental, estudiar su etiología y naturaleza desde un contexto sano y no desde el bien remunerado patológico, y así poder dar un paso hacia adelante en el conocimiento del envejecimiento sin mirarlo como una enfermedad”, finaliza Falcón.
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