Fábrica de epidemias: El siniestro mercado de animales donde se originó el coronavirus
El lugar ofrece una amplia variedad de vida silvestre exótica, con platos que por hasta 42 mil pesos chilenos incluyen zorros, murciélagos, escorpiones y otros. Pero las condiciones para animales vivos y la carne dejan mucho que desear.
*Imágenes en esta nota pueden afectar la sensibilidad de algunas personas*
Desde serpientes, zorros, perros, murciélagos, puerco espines, carne de camello, cocodrilos, escorpiones y salamandras, se estima que 112 especies vivas, salvajes y domésticas eran vendidas como alimento en los escabrosos pasillos del mercado de Wuhan, lugar donde se originó el coronavirus que al día de hoy, tiene a 26 personas muertas, casi 850 casos confirmados, 8.400 en observación y unas 40 millones de personas confinadas en sus ciudades para evitar la propagación de la enfermedad.
Según estimaciones hechas por científicos, al inicio existían dos opciones para determinar qué animal es el que transmitió la nueva cepa de coronavirus a los humanos: murciélagos o serpientes.
Sin embargo, de acuerdo a análisis posteriores basados en el genoma del virus liberado por las autoridades locales a raíz del brote, serían los murciélagos los candidatos más probables, descartando a los reptiles. Aún así, los estudios no explican cómo el virus pudo haberse transmitido de animales a humanos.
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Caldo de cultivo
Este tipo de mercados -el de Wuhan no es el único- no son nuevos en estas situaciones. En 2013 se les vinculó con la gripe aviar H7N9 y H5N9, transmitida a los humanos a través del contacto directo con aves de corral infectadas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las enfermedades mataron a mil personas en todo el mundo.
Diez años antes, se relacionó, también con murciélagos, con el consumo chino de carne de civeta -un mamífero carnívoro- y el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, en inglés).
El problema es que con el SARS, las autoridades demoraron mucho más tiempo en revelar la existencia de una pandemia, y pasaron meses antes que los científicos entendieran el mecanismo del contagio. El virus habitaba en los murciélagos y fue traspasado a las civetas, que luego eran vendidas en el mercado para finalizar el círculo de transmisión en los humanos.
El avance de los estudios fue tal que tras estudiar centenares de cuevas de murciélagos, los científicos lograron llegar al sitio exacto donde habitaban los portadores del virus. Sin embargo, ya era tarde: el SARS había matado a 765 personas e infectó a 8045 en todo el mundo.
El menú
De la gran variedad de vida silvestre exótica que se cocina en el lugar, muchas se consumen ampliamente en China y otros países asiáticos donde son consideradas un manjar, o por supuestos beneficios para la salud no comprobados por la ciencia.
Quizá una de las razones de su popularidad en estos sectores es el precio para probar estos platos: un ciervo vale 42.000 pesos; una avestruz viva $28.000; un pavo real vivo $3.500; una civeta viva $920; lengua de cocodrilo $320; carne de camello $177 y testículos de toro, 85 pesos chilenos.
Pero, ¿se trata del tipo de animal o de la forma en que son procesados? Rodrigo Blamey, infectólogo de Clínica Las Condes, explica que el riesgo de adquisición de infecciones zoonóticas (una enfermedad que afecte al ser humano y que provenga de un animal) no es por las comidas propiamente tal, sino por la manipulación y cercanía que tienen las personas con los animales.
"Un murciélago cocinado en una sopa probablemente no transmita nada a quien se lo coma, pero es la manipulación del animal vivo y la cercanía que tienen las personas con él lo que puede transmitir alguna enfermedad zoonótica. Son muchos los virus y bacterias que los animales pueden transmitir a los seres humanos".
En infectología, dice el especialista, es habitual que ante una enfermedad desconocida, el médico pregunte por cercanía con animales, animales exóticos o viajes que ha realizado el paciente. En Chile, el ejemplo más cercano de un virus zoonótico es el hantavirus que tiene como huésped al ratón colilargo. "Es la relación del hombre con el ambiente en el que vive el colilargo donde se adquiera el virus por inhalación de microgotas de secreciones del animal", afirma Blamey.
Según el infectólogo, es probable que el coronavirus chino afecte de la misma forma al ser humano. "Si es un virus que está en las secreciones de murciélagos, ratones o serpientes y yo voy a su ambiente o manipulo al murciélago vivo obviamente tengo la posibilidad de inhalar el virus, aunque esté en una jaula y no lo coma", indica.
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Poca regulación
"La evidencia sugiere que el brote está asociado con exposiciones en un mercado de mariscos en Wuhan", afirmó la OMS. El mismo que fue identificado como un "mercado húmedo", o un sitio que habitualmente ofrece animales muertos y vivos junto con otros productos, y que se cuentan al menos en 10 mil en todo China.
Actualmente, el país prohíbe tímidamente el tráfico de ciertas especies silvestres bajo licencia, pero existen regulaciones flexibles para algunas de ellas si son cultivadas con fines comerciales. En el mercado de Wuhan, varios de los primeros enfermos de coronavirus salieron precisamente de empleados de las distintas tiendas del lugar. Y el hombre de 61 años, primera persona en el mundo de morir por el virus, era un comprador habitual en el mercado de mariscos.
Tras lo ocurrido a inicios de 2000 con el SARS, China tomó enérgicas medidas contra el consumo de civetas y otras especies, pero de acuerdo a grupos conservacionistas de animales, el comercio continúa de forma ilegal.
Además, hay que considerar la falta de higiene y control por parte de las autoridades. Las condiciones de la carne dejan mucho que desear, existen jaulas con animales hacinados vivos, y las fecas y orina rondan los pisos de los pasillos del mercado.
Desde el 1 de enero, el mercado de Wuhan permanece claususado. Aún se desconoce qué ocurrirá con él o los demás lugares similares, que incluso son atracciones turísticas.
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