¿Qué define la felicidad? ¿Es una lista de cosas que uno puede ir tachando en una hoja y al completarlas se siente completo? ¿es objetiva o estándar? Según el estudio realizado por EOL Research, la definición de este concepto varía para cada chileno, oscilando desde la satisfacción profesional, hasta poder entregarle educación a los hijos.
Para los expertos, es difícil hablar de conceptos como felicidad, amor o paz y encuadrarlos en una definición única, ya que esta dependerá de los estímulos de su entorno y la construcción que han creado para determinar qué es la plenitud para ellos.
Por esta razón, los entendidos hablan de “felicidades”, concepto mucho más amplio que permite dar cabida a las distintas concepciones de felicidad que tienen las personas.
A nivel mundial, según Ipsos, los países que lideran la lista de “felicidad” son China, con un 93%; seguido por Países Bajos, con un 87% y el tercer lugar aparece Arabia Saudita, donde el 80% de sus habitantes afirma ser feliz.
Chile, por su parte, mostró una caída importante en relación a la encuesta anterior. En 2020, sólo el 35% de las personas aseguró estar feliz (15 puntos porcentuales menos que en 2019).
Los chilenos mencionaron que en 2020, año marcado por la pandemia de Covid-19, entre las 29 fuentes potenciales de felicidad medidas, las que predominaron fueron salud y bienestar físico (66%); sentir que su vida tiene sentido (66%), tener un trabajo significativo (61%) y sentir el control de su vida (60%).
El problema de “estandarizar” la felicidad
Sin embargo, la problemática en torno a la felicidad y la dificultad de su medición radica en los parámetros que se utilizan para definirla.
A pesar que los expertos en la materia rehúsan la idea de definir “una” felicidad, los estudios que miden la plenitud humana ocupan patrones para “encuadrarla”, yendo en contra de la esencia del concepto y su subjetividad.
Daniela Besa, psicóloga e investigadora del estudio sobre la felicidad de los chilenos, vio lo acotado en términos investigativos que sería si, para este análisis, se repitieran los mismos patrones. Por eso, acompañado del investigador Cristián Besa, diseñaron una metodología que mezclaba aspectos cualitativos y cuantitativos, para obtener “la riqueza” de las respuestas que entregaban los encuestados.
Cristián Besa destaca que esta metodología es un concepto colaborativo que permite a los entrevistados acceder a los resultados del estudio en una plataforma interactiva en la que pueden leer las respuestas de diferentes personas, ver estadísticas poblacionales y aprender sobre la felicidad.
Para entender la felicidad, los investigadores le preguntaron a las personas de manera abierta, y sin restricciones, por qué sienten felicidad o infelicidad.
“Acá lo interesante es que responden según la subjetividad y lo particular de cada una de las personas. Lo “rico” de la respuesta, es que uno puede ver que lo que para mí significa felicidad, es totalmente distinto que para personas de mi misma edad que lo definen de otra manera”, sostiene Daniela Besa.
Abanico de “felicidades”
La psicóloga explicó que uno de los grandes hallazgos que han encontrado en el estudio es la forma en que muchas personas ven la felicidad más allá de lo material, sino ligado a lo interno, a aspectos de sí mismos, de la forma de ser, elementos especialmente importantes en un contexto pandémico y de mucho cambio.
“Al apuntar a cuestiones que tienen que ver con el mundo interno, que muchas veces se olvida porque nos centramos en cosas que son posibles pérdidas, como la salud, el trabajo, la economía, incluso relaciones o tener ciertas personas en la vida, son cosas que en un contexto de incertidumbre pueden ir quebrándose. En este periodo con tanta enfermedad y tanta muerte, me sorprendió ver que hay personas que pueden seguir siendo felices porque su felicidad y plenitud va más allá de estos factores externos”, comenta Besa.
Parte de los resultados preliminares del estudio muestran que el 53% de los entrevistados declara ser muy feliz, 33% feliz y 14% no feliz. Un 77% vive en un estado emocional positivo (alegría, ternura y sorpresa positiva) y un 23% vive predominantemente con estados emocionales negativos.
Algunas temáticas que se repitieron fueron relaciones interpersonales, específicamente con lo que definen como amor (relaciones amorosas o vínculos); lo económico, lo material, trabajo, logros personales, entorno (contextos donde viven, gobierno y país como elementos externos, y casa, barrio como componentes más cercanos); procesos mentales y la conciencia de sí mismos, tanto cuerpo como bienestar corporal, placer, salud y cuidados del cuerpo.
Besa recalca que lo relevante de este estudio es que los participantes, al poder ver las respuestas de los otros encuestados, pueden apreciar y saber cómo los demás definen la felicidad, dándole una sutileza “increíble” al concepto y también para romper prejuicios sobre las variables que supuestamente determinan la felicidad.
Además, los investigadores pudieron ver cómo la felicidad muchas veces radica en un componente mental interior, donde las personas, a pesar de sus contextos, pueden ser felices a pesar de no contar con los elementos que suelen instalarse como componentes de la “plenitud” (casa, auto, salud, etc.).
“A veces tenemos la sensación de estabilidad o que nuestra felicidad depende mucho de cosas materiales, más en una cultura que está tan centrada en el consumo e inmediatez. Y lo que uno va encontrando en las respuestas son distintas dimensiones de felicidad, que no tiene que ver con tu condición social y da esperanza que en un contexto como el que estamos viviendo ahora y otros muy duros de la vida de las personas. Tenemos la capacidad de ser resilientes y de que hay algo de lo que nos podamos aferrar”, agrega Besa.
Si quieres entregar tu propia definición de felicidad, participa en el estudio en el siguiente link.