En 2019, la marcha por el día Internacional de la Mujer, fue multitudinaria. Miles de mujeres salieron a las calles, en un una conmemoración que se denominó “Contra la Precarización de la Vida”. Fue, hasta esa fecha, una de las más masivas de los últimos años.

Para el actual 8M, se espera un panorama similar. Junto con eso, se instaló una discusión: ¿marcha feminista con o sin hombres? Un tema que trae otro tópico: ¿cuál es el rol de ellos en los movimientos feministas?

En 2019, la marcha por el día Internacional de la Mujer, fue multitudinaria. Fueron miles las mujeres que salieron a las calles, en un una conmemoración que se denominó “Contra la Precarización de la Vida”.

Soluciones

¿Pero de qué modo? Su participación en los movimientos feministas, no es un aspecto en el que exista consenso. En 2012, la socióloga de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE.UU), Kristine Macomber, entrevistó a docenas de hombres y mujeres que abogan contra las formas de violencia de género y encontró contradicciones en sobre el incorporar a los hombres en los movimientos feministas.

El conflicto deriva, dice Macomber, principalmente en que como ellos son “miembros del grupo dominante, tienen acceso al poder social e institucional que las mujeres carecen”, eso los hace valiosos para el feminismo. Pero también eso los hace representantes de lo que se está trabajando para cambiar.

Alondra Carrillo, vocera de la Coordinadora Feminista 8M, señala que el feminismo “se trata de hacer de las vidas de las mujeres y de las disidencias sexo-genéricas un problema político”. En un movimiento de esas características, dice, el lugar que ocupan los hombres, “es participar de las condiciones que deterioran nuestras vidas a través de la violencia y también cómo podemos llevar adelante una acción que transforme de manera transversal y radical la forma las condiciones en las que el conjunto de la sociedad desarrolla su vida”.

Sebastián Madrid, investigador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y experto en temas de género y masculinidades, acota que en esa discusión se debe considerar que hablar de género, también es hablar de hombres, “y los hombres somos actores de género tanto desde el punto de vista de que con algunas de nuestras prácticas influimos negativamente en la vida de las mujeres, como por ejemplo, la violencia; o cuando hay arreglos machistas dentro del hogar o el trabajo".

Dentro de los feminismos, señala Madrid, algunos grupos de carácter más separatistas establecen que es problema exclusivo de las mujeres. La mirada en esos casos, es que es más fácil ser un hombre que navega por el feminismo que una mujer que lo enfrenta. “Yo creo que respetando los espacios separatistas, desde mi punto de vista, esa visión dificulta la posibilidad de encontrar soluciones”, aclara.

Para eliminar la violencia de genero, no basta solo con aumentar las penas a los hombres o que las mujeres sigan el proceso judicial, también se debe incorporar a los hombres, sostiene Madrid. Entender y solucionar los problemas de género, requiere una mirada relacional, en la cual el papel de los hombres es importante. “Los hombres somos parte integrante de los problemas, pero también somos parte de las soluciones para lograr la igualdad de género. Los hombres también tenemos género, nuestras prácticas también van construyendo nuestras masculinidades, y la forma como se despliega la masculinidad es un tema central en los problemas de género”, dice Madrid.

Aliados

En la literatura, explica Madrid, los modos en que se nombra a los hombres que se involucran en temáticas de mujeres son dos: pro feministas, y aliados feministas.

Michael Messner, experto en estudios de género de la Universidad de California del Sur, en EE.UU. publicó en el año 2015 un libro en que define el papel de los hombres como ‘aliados’ del feminismo. “Él habla de hombres que trabajan en distintos tipos de instituciones feministas, que a través del cambio en las masculinidades han colaborado en la promoción de la igualdad de género”, destaca Madrid.

Son ‘aliados’, porque no solo son parte del problema. "Existimos muchos hombres que queremos y trabajamos para generar relaciones de género igualitarias. Esto entendiendo que los liderazgos en las marchas y en las asambleas corren por parte de las mujeres, pero uno perfectamente puede apoyar”, dice Madrid.

Lorena Fries, abogada feminista de Corporación Humanas, detalla que pueden ser aliados del feminismo, pero no feministas. “Eso por razones súper concretas, porque el proyecto de transformación del feminismo lo que busca es generar mayorías a favor de la emancipación de las mujeres, entre otras cosas, porque esa emancipación trae beneficios a toda la sociedad. Por lo tanto, para mí es importante que los hombres se vayan incorporando como aliados a la lucha feminista”.

Sin embargo, esa participación también tiene trabas. Los hombres, al ser sujetos dominantes en este sistema sexo-género, dice Madrid, tienen problemas para relacionarse con subalternos y con perder privilegios. “Los hombres siempre van a encontrarse con esa paradoja de querer cambiar, pero también con el temor de perder los privilegios que ha tenido y con los cuales se ha criado, lo que es una limitante”. Sin embargo, eso no significa que no puedan haber hombres trabajando tanto académica como políticamente por la igualdad de género, y por tanto, ser colaboradores de los movimientos feministas, “pero teniendo claro que el papel nuestro es distinto al rol que tienen las mujeres, es de carácter secundario”.

Ser aliados, requiere un trabajo, que Fries detalla implica, el autodeconstruirse. Es decir, ser capaces de rechazar las masculinidades tóxicas. "Buscar modelos de masculinidad no sean el estereotipo del macho proveedor y violento, y ese es su trabajo”. Una tarea, dice, que sí han estado haciendo generaciones más jóvenes.

Hablar de aliados, además, dice Fries, es una experiencia vital de las mujeres. "Las mujeres somos parte de la sociedad y convivimos todos los días con hombres y con niños, por lo tanto, no es que estemos buscamos la ‘república independiente de mujeres’, lo que estamos buscando es reconstruir una sociedad sobre las bases de la dignidad y respeto a los cuerpos y a las mujeres en particular. Entonces el aliado es quien se suma a esa lucha, pero con conciencia de que quienes luchan por eso y tienen la obligación y el deber de hacerlo, somos las propias mujeres”.

Constanza Valdés, activista feminista y asesora en temas de género, señala que el rol de los hombres en el movimiento feminista es completamente secundario, en consecuencia las mujeres son las protagonistas de la lucha feminista. “Si bien el machismo no solo afecta a las mujeres, son las principales afectadas, principalmente en el ámbito de la violencia, la discriminación y la exclusión”, detalla.

“Que no puedan apoyar y que no puedan involucrarse y ser aliados feministas, yo creo que es un error político, porque en el fondo una de las cosas que tenemos que cambiar para lograr relaciones de género más igualitarias, son precisamente las actitudes y prácticas de los hombres”, advierte Madrid.

Asimismo, señala Valdés, aunque las actitudes y comportamientos machistas son independientes al género, mayoritariamente se dan en los hombres. "Éstos son los que cometen crímenes en contra de las mujeres, como el femicidio, la violación, acosos y abusos sexuales. Es por esto que los hombres, en relación con el feminismo, tienen la principal tarea de modificar y corregir su comportamiento, de evitar la perpetuación de los roles de género machistas y además promover la reflexión en este ámbito con sus pares. Por lo mismo, los hombres tampoco pueden pretender decirle a las mujeres sobre cómo funciona o debe hacerlo el movimiento feminista, así como instrumentalizar su lucha o restarle importancia

8M

El movimiento feminista no es una sola cosa, detalla Carillo, es un conjunto heterogéneo de diversas posiciones, tácticas y estrategias, “y lo que ha ocurrido en el último tiempo en nuestro país con el movimiento feminista es que hemos impulsado una estrategia, que es la huelga general feminista”. Una huelga, dice, que es concebida como un proceso de organización que permita avanzar por recuperar esta herramienta fundamental “para avanzar en pelear por una forma distinta de organizar la sociedad, de organizar nuestra vida”.

“En la huelga general feminista el llamado es al conjunto de la población a ponerse detrás de un programa feminista contra la precarización de la vida y a permitir el desarrollo de esta jornada de protesta, de esta jornada de paralización”, indica Carrillo.

En el ámbito específico de las marchas, Fries resalta lo virtuoso que es ese espacio entre mujeres: “Valido esos espacios. Me parece que en las marchas se puede complementar un bloque de mujeres manifestantes, feministas, y un acompañamiento al final de la marcha de todos aquellos que apoyan al feminismo, pero atrás, porque no son los protagonistas de la marcha, son los aliados de la marcha”.

“Las marchas de mujeres tienen un simbolismo muy importante. Hay hay tradición larga de manifestaciones de mujeres que suelen ser la mayoría de ellas pacíficas, con mucha creatividad y un espacio de seguridad para las propias mujeres”, detalla Fries.

Las manifestaciones de mujeres suelen ser pacíficas, con mucha creatividad y un espacio de seguridad para las propias mujeres.

Con respecto al 8M Madrid indica que sería un éxito que fueran muchos hombres a esas marchas. “Evidentemente las posiciones de liderazgo la tienen que tener las mujeres, las vocerías las tienen que tener las mujeres, y las reflexiones también las tienen que hacer las mujeres. Pero también es muy rico que en algún momento de esas reflexiones se puedan incorporar los hombres y participar en la marcha. Sería un fracaso para la lucha contra la desigualdad de género que sea una marcha exclusivamente de mujeres porque estás dejando al 50% de la población afuera”.

No se trata de sí pueden tener o no un lugar ahí, aclara vocera de la Coordinadora Feminista 8M, “sino cómo pueden contribuir al desarrollo más efectivo posible de la jornada de huelga general feminista, esa es la pregunta fundamental”.

La marcha de este año tiene un bloque separatista al comienzo, que la organización busca garantizar se mantenga así. “Es también una convocatoria como lo ha sido históricamente al conjunto de la sociedad, a plegarse tras el protagonismo de mujeres y disidencias durante esta jornada que es el día Internacional de las Mujeres Trabajadoras", dice Carillo.

Hay experiencias en que incluso ellos se organizan para manifestarse. Un ejemplo, fue lo que se vivió en 2015 en Turquía. Ese país vivió una ola de protestas luego del femicidio de la estudiante de 20 años, Özgecan Aslan, en febrero de ese año. Una de esas manifestaciones tuvo como protagonistas a hombres que marcharon en Estambul por el derecho de las mujeres a estar libres de violencia después del asesinato. Los hombres salieron a la calle con minifaldas, protestando contra la violencia de género.