El astrónomo Gerard Kuiper se dio cuenta de que los cometas provenían de los confines del Sistema Solar. Así teorizó en 1951 que más allá de la órbita de Neptuno, debía existir un repositorio de rocas heladas donde se originaban estos cometas.

En 1992, los astrónomos por fin comprobaron su predicción y certificaron la existencia de esta región, a la que bautizaron como Cinturón de Kuiper.

Mañana, por primera vez en la historia, una nave espacial tomará contacto con una de estas rocas: la sonda New Horizons de la Nasa llegará hasta Ultima Thule, una roca de no más de 30 kilómetros. Será el encuentro más lejano que alguna vez la humanidad haya logrado con un cuerpo planetario

Ultima Thule es una reliquia helada de los primeros días del Sistema Solar y está a unos 6.400 millones de kilómetros de la Tierra. New Horizons llegará este martes 1 de enero a la roca, la que sobrevolará a una distancia de 3.500 kilómetros. "Este es realmente el objeto más primitivo que ha encontrado una sonda", dijo Hal Weaver, científico del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, citado por la agencia AP.

Ultima Thule se encuentra en una zona helada del espacio, lo que sugiere que está bien conservado.

"Es realmente un remanente de la formación del Sistema Solar", añadió Weaver.

Según Alan Stern, investigador de New Horizons, también citado por AP, el Cinturón de Kuiper "está repleto de miles de millones de cometas, millones de objetos como Ultima Thule -llamados planetesimales, los elementos a partir de los cuales se formaron los planetas- y un puñado de planetas enanos, como Plutón".

"Esto es importante para la ciencia de los planetas, porque esta región del Sistema Solar, lejos del Sol, conserva las condiciones originales de hace 4.500 millones de años", explicó. "Así que cuando volemos sobre Ultima Thule, podremos ver cómo eran las cosas al principio".