Finalmente, el mundo reconoce las bondades de CoronaVac, la vacuna china que se está aplicando en Chile

A medical worker shows a vial with the CoronaVac vaccine in Kyiv
Una ampolla de CoronaVac. Foto: Reuters

Un nuevo estudio realizado a 128 mil trabajadores en Indonesia y pubicado en The Lancet, mostró una eficacia de 94%. Sinovac ya ha enviado unos 380 millones de dosis a todo el mundo, más que AstraZeneca y solo superada por Pfizer.


Indonesia, uno de los primeros países en apostar por la vacuna contra el Covid-19 de Sinovac Biotech para implementar su campaña de vacunación, estaba a punto de anunciar un impresionante hallazgo, uno que ayudaría a reivindicar una vacuna que ha estado envuelta en controversia durante meses. Sin embargo, en Beijing, el director ejecutivo de la compañía no estaba al tanto.

Un estudio realizado a los 128.000 trabajadores de la salud de Yakarta publicado el miércoles encontró que la vacuna de Sinovac, conocida como CoronaVac, tenía una tasa de protección mucho mayor que la que habían indicado los ensayos clínicos. Un día antes, el hallazgo no fue mencionado por el director ejecutivo, Yin Weidong, en una amplia entrevista con periodistas de Bloomberg, y los representantes confirmaron más tarde que la compañía no sabía que se haría el anuncio.

Es una desconexión que se hace eco de los eventos de la víspera de Navidad 2020, cuando el desarrollador chino que será clave para vacunar a gran parte del mundo en desarrollo tuvo pocas explicaciones de la razón por la que Brasil y Turquía publicaron datos muy divergentes sobre su vacuna con pocas horas de diferencia. Para enero, la vacuna de Sinovac había sido vinculada a cuatro tasas de eficacia diferentes, que van desde 91% hasta 50%, lo que genera preocupación entre los científicos y pone un signo de interrogación sobre su capacidad de protección contra el virus que aún paraliza al mundo.

Outbreak of the coronavirus disease (COVID-19), in Sao Paulo
Un empleado de Sinovac durante la producción de la vacuna CoronaVac en el Instituto Butantan de Sao Paulo, Brasil. Foto Reuters

Sinovac ya ha enviado unos 380 millones de dosis a todo el mundo, más que AstraZeneca y solo superada por Pfizer. Pero a diferencia de esas compañías, e incluso de la vacuna rusa Sputnik, aún no ha publicado ningún dato en una revista académica, que es el estándar de los expertos para evaluar una vacuna.

Para la emergente industria biotecnológica de China, se suponía que la pandemia era una oportunidad sin precedentes para mostrar los avances que han realizado en la última década y, en muchos sentidos, lo ha sido y hay docenas de naciones que dependen de las vacunas de Sinovac y su homólogo Sinopharm para salir de la pandemia de Covid-19.

Dado que los productos farmacéuticos desarrollados en China nunca habían tenido tal alcance, el despliegue expuso sus limitaciones y las dificultades que enfrentan las empresas chinas cuando intentan competir en el escenario mundial, donde se exigen mayores niveles de responsabilidad e intercambio de información que en el país.

Sentado en su oficina en la extensa fábrica de Sinovac en Beijing el martes, el director ejecutivo, Yin, no se molestó por las críticas a la comunicación sobre su vacuna y no le molestó que pudiera haber afectado las percepciones públicas hacia ella.

Media tour at Chinese vaccine maker Sinovac Biotech in Beijing
El CEO de Sinovac Biotech, Yin Weidong, durante un encuentro con la prensa en Beijing, China, el pasado 24 de septiembre. Foto: Reuters

“Respeto todas las dudas sobre CoronaVac, eso habla de la atención que estamos recibiendo, pero lo más importante es buscar la aprobación para usar la vacuna en los países, eso no depende de la opinión pública, sino que de la estricta revisión de las autoridades”, dijo Yin en la entrevista. “¿Qué crees que es más importante que eso?”

Las tasas de eficacia divergentes se debieron simplemente a las diferentes variantes del virus que estaban presentes en los países donde se llevaban a cabo los ensayos de fase 3de Sinovac, dijo Yin, y agregó que Sinovac confió en esas naciones y sus socios en terreno para difundir e interpretar los resultados.

Lo que alguna vez fue competencia exclusiva de los científicos, la pandemia ha visto que detalles técnicos como la eficacia de las vacunas han sido diseccionados por todos, desde inversionistas hasta ciudadanos comunes. Las compañías farmacéuticas occidentales se dieron cuenta rápidamente del poder de esa información y la necesidad de comunicarse constantemente, y la mayoría usó un protocolo unificado para recopilar datos en declaraciones únicas en lugar de permitir que los socios locales transmitan información.

El hermetismo chino

En contraste, los desarrolladores de vacunas de China se han comunicado mucho menos. Al igual que Sinovac, la estatal Sinopharm, cuya vacuna se está administrando desde Maldivas a Hungría, aún no ha publicado sus datos de ensayos clínicos en una revista revisada por pares, aunque un estudio apareció en una publicación nacional. La compañía generalmente no responde a consultas de medios extranjeros.

Cajas con la vacuna china de Sinopharm. Foto: AFP

Acostumbrados a operar dentro de China, donde la opinión pública está censurada, los fabricantes de vacunas chinos han tenido dificultades para mostrar su “crecimiento frente al mundo, en un momento muy comprimido, en un período de mayor escrutinio”, dijo Helen Chen, socia gerente en China para LEK Consulting, que ha asesorado a compañías farmacéuticas globales en su estrategia en el país.

Yin construyó Sinovac desde cero en los últimos 20 años, pero hasta ahora la compañía ha obtenido la mayor parte de sus ingresos anuales de US$510 millones dentro de China y no ha tenido que lidiar con el tipo de escrutinio visto en Occidente. Sinovac está más preocupada de garantizar la seguridad y hacer llegar las vacunas a la mayor cantidad de personas posible, ya que eso es clave para determinar si los países pueden salir de la pandemia, dijo Yin.

Hasta ahora, Sinovac solo ha proporcionado un borrador no publicado de un estudio realizado por investigadores de la compañía y su socio de prueba brasileño que fue presentado para su publicación en The Lancet. Esa falta de datos científicos revisados por pares ha permitido que se especule sobre Sinovac y, a su vez, de las vacunas chinas en general. Un experto de la Organización Mundial de la Salud que revisó los datos existentes de Sinovac a fines de abril dijo que tenían un alto nivel de confianza en la eficacia de CoronaVac, pero no había suficiente información para evaluar el potencial de efectos secundarios graves en personas de 60 años o más y en aquellas con condiciones médicas.

La ironía es que mientras las tasas de eficacia divergentes han contribuido a sospechas en torno a la vacuna de Sinovac, la evidencia emergente en el mundo real es cada vez más positiva.

Eficacia en Chile

Funcionarios en Chile -que ha vacunado a 41,5% de su población, en su mayoría personas mayores- atribuyen a CoronaVac el hecho de haber reducido la tasa de mortalidad y hospitalización por Covid. Los datos del mundo real de Chile muestran que CoronaVac previno el 80% de las muertes en las personas vacunadas y las protegió en un 67% de desarrollar covid sintomático.

Los datos indonesios de los que Sinovac no tenía conocimiento eran aún más positivos que los resultados de Chile, ya que descubrieron que la vacuna protegió de la muerte al 98% de los trabajadores de salud estudiados y al 96% de ellos de ser hospitalizado apenas siete días después de ser vacunados. Además, la vacuna protegió al 94% de los trabajadores contra la infección sintomática, muy por encima de las tasas mostradas en los ensayos clínicos de Sinovac.

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