Estados Unidos ha avanzado mucho en la legalización del consumo de cannabis, y casi la mitad de los estados tienen leyes que permiten su uso recreativo. Sin embargo, la legalización del cannabis sigue siendo un debate omnipresente, acalorado y polarizador.

Un debate que los políticos suelen explotar para ganar votos, ya sea avivando el miedo a los daños que se derivarán de la legalización del cannabis o con la promesa de una reducción de los delitos violentos y un aumento de los ingresos fiscales por las ventas de cannabis.

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La ciencia que estudia los efectos nocivos del cannabis está relativamente bien establecida. El consumo frecuente de cannabis de alta potencia y el inicio del consumo a una edad temprana es un factor de riesgo para diversas enfermedades mentales, en particular la esquizofrenia. También puede provocar deterioro cognitivo y bajo rendimiento educativo, además de aumentar el riesgo de desarrollar un trastorno por consumo de cannabis (adicción).

El consumo de cannabis antes de conducir (en las ocho horas siguientes al consumo) aumenta el riesgo de sufrir accidentes de tráfico. Y si se consume durante el embarazo puede provocar complicaciones en el parto.

La pregunta importante es: ¿cómo se ven afectados estos daños por la legalización?

La potencia del cannabis es una de las principales causas de los daños que provoca, y en los estados de EE.UU. donde el cannabis es legal se ha observado un predominio de productos de alta potencia. Sin embargo, el aumento de la potencia comenzó durante la prohibición tanto en EE.UU. como en Europa.

También hay cierta evidencia de que los niveles de potencia del cannabis en las tiendas minoristas legales se exageran para hacer que los productos sean más atractivos para los clientes.

Las tasas de consumo de cannabis son más altas en los estados donde el cannabis es legal. Sin embargo, esto no significa que la legalización necesariamente impulse a la gente a consumir cannabis. En general, la evidencia es algo contradictoria.

En general, sin embargo, los datos sugieren que la legalización del cannabis está asociada con un aumento de su consumo entre los adultos, pero la mayoría de los estudios no sugieren cambios en el consumo entre los adolescentes.

Este tema es complejo de investigar porque las tendencias de fondo indican que las tasas de consumo de cannabis tanto en los EE.UU. como en Europa han estado aumentando desde principios de la década de 2000, mucho antes de que se introdujera la legalización.

Las tasas de consumo de sustancias, como el cannabis, normalmente se obtienen a partir de encuestas, que históricamente han sido propensas a no informar todos los datos debido a “sesgos de deseabilidad social”, es decir, cuando los encuestados ocultan su verdadera opinión sobre un tema para quedar bien.

Un buen ejemplo de ello lo constituye una investigación realizada en Suecia, país que, a pesar de sus conocidos valores sociales progresistas, tiene una actitud prohibicionista en relación con las drogas en comparación con otros países europeos. Por ejemplo, la policía puede tomar muestras de sangre a la fuerza si sospecha que alguien ha consumido drogas. Encargar drogas a un traficante también es un delito específico (“tentativa de delito de drogas”).

En un estudio innovador, en el que los investigadores preguntaron indirectamente a las personas sobre su consumo de cannabis (conocido como el “modelo cruzado” ), los suecos informaron que consumían casi dos o tres veces más cannabis que en las encuestas estándar. Esto coincide con otra investigación que descubrió que las personas son más propensas a admitir que hacen cosas arriesgadas según cómo se les pregunte al respecto.

Un motivo de preocupación es la observación de que la legalización ha aumentado las visitas a los servicios de urgencias debido a la psicosis inducida por el cannabis , así como las intoxicaciones accidentales en niños. Esto es especialmente pronunciado en lugares con alta densidad de tiendas de cannabis.

Un factor que ha contribuido a ello ha sido el aumento de productos comestibles de alta potencia, a menudo en forma de dulces.

La provincia de Quebec, en Canadá, ha contrarrestado esta situación poniendo restricciones a la potencia de los comestibles y restringiendo los productos que podrían resultar atractivos para los niños. Esto ha dado lugar a que en las tiendas se vendan verduras con cannabis en lugar de dulces.

Los primeros resultados sugieren que Quebec tiene menos niños que necesitan atención de emergencia y no ha experimentado un aumento en las psicosis agudas.

La disponibilidad de "comestibles" ha provocado un aumento de la intoxicación por cannabis en niños.

Depende de las medidas que se implementen

La legalización del cannabis no es una elección binaria. Las decisiones sobre políticas de drogas dentro de un marco legal pueden tener un efecto sustancial en la cantidad de personas que consumen una droga y el nivel de daño que experimenta la sociedad. Por ejemplo, sabemos que la comercialización , la cantidad de tiendas , los horarios de apertura , los impuestos y el precio , el etiquetado , los límites de edad mínima y el precio unitario mínimo influyen en la sustancia intoxicante que consumimos con más frecuencia, el alcohol, y sus daños.

Uruguay legalizó el cannabis en 2012 y adoptó varias de estas medidas. No ha experimentado un aumento en el consumo de cannabis, la percepción de los daños ni las tasas de adicción al cannabis en comparación con los países vecinos.

Por último, un debate serio sobre la legalización también debería considerar la eficacia y los posibles daños de la prohibición. La prohibición deja las enormes ganancias de las ventas de cannabis (y otras drogas) en manos de los delincuentes, lo que les ayuda a crecer y expandir sus organizaciones y actividades. Y los estudios han encontrado vínculos entre el aumento de la aplicación de las leyes sobre drogas y el aumento de la violencia.

Los expertos han analizado muchos más daños de la prohibición, y la evidencia de que las leyes punitivas impiden el consumo de cannabis es muy débil.

En general, no existe una política de drogas perfecta, y drogas como el cannabis siempre existirán en las sociedades humanas. Las futuras consideraciones sobre políticas de cannabis deberían adoptar un enfoque matizado y basado en evidencias, aprendiendo de los Estados Unidos y otras partes del mundo donde se han relajado las leyes sobre el cannabis.

*Amir Englund, investigador asociado, Ciencias Farmacéuticas, King’s College de Londres