La imagen recién procesada de la nebulosa de la Flama, en la que también aparecen nebulosas más pequeñas como la nebulosa Cabeza de Caballo, se basa en observaciones realizadas hace unos años por el exastrónomo de ESO, Thomas Stanke, y su equipo. En aquel momento probaban, emocionados, un instrumento recién instalado en APEX, SuperCam, apuntándolo hacia la constelación de Orión. “Tal y como le gusta decir a quienes se dedican a la astronomía, si tienes la posibilidad de probar un nuevo telescopio o un nuevo instrumento, observa Orión: ¡siempre habrá algo nuevo e interesante por descubrir!”, afirma Stanke. Unos años y muchas observaciones más tarde, los resultados de Stanke y su equipo han sido aceptados para su publicación en la revista Astronomy & Astrophysics.

“Debido a lo extenso de la región, sólo con instrumentos como SuperCAM en APEX es posible realizar este trabajo, con otros instrumentos o telescopios se habría necesitado entre 10 y 1000 veces más tiempo de observación lo que haría inviable este trabajo,” afirma Diego Mardones, astrónomo de la Universidad de Chile, y parte del equipo investigador.

Orión, una de las regiones más famosas del cielo, alberga las nubes moleculares gigantes más cercanas al Sol, vastos objetos cósmicos formados principalmente por hidrógeno donde se forman nuevas estrellas y planetas. Estas nubes se encuentran a una distancia de entre 1300 y 1600 años luz y cuentan con el vivero estelar más activo del vecindario del Sistema Solar, así como con la nebulosa de la Flama, representada en esta imagen. Esta nebulosa de “emisión” alberga un cúmulo de estrellas jóvenes en su centro que emiten radiación de alta energía, haciendo que los gases circundantes brillen.

Con un objetivo tan emocionante era poco probable que el equipo se sintiera decepcionado. Además de la nebulosa de la Flama y sus alrededores, Stanke y sus colaboradores pudieron admirar una amplia gama de objetos espectaculares. Algunos ejemplos incluyen las nebulosas de reflexión Messier 78 y NGC 2071, nubes de gas y polvo interestelar que se cree que reflejan la luz de estrellas cercanas. El equipo incluso descubrió una nueva nebulosa, un objeto pequeño, que destaca por su apariencia casi perfectamente circular, al que llamaron nebulosa de la Vaca.

La región de la nebulosa de la Flama vista por APEX. Foto: ESO

Las observaciones se llevaron a cabo como parte del sondeo ALCOHOLS (APEX Large CO Heterodyne Orion Legacy Survey), que analizó las ondas de radio emitidas por el monóxido de carbono (CO) presente en las nubes de Orión. El uso de esta molécula para sondear amplias áreas del cielo es el objetivo principal de SuperCam, ya que permite a la comunidad astronómica mapear grandes nubes de gas que dan a luz a nuevas estrellas. A diferencia de lo que el “fuego” de esta imagen podría sugerir, estas nubes son, en realidad, frías, con temperaturas típicamente de solo unas pocas decenas de grados por encima del cero absoluto.

Dados los muchos secretos que puede revelar, esta región del cielo ha sido escaneada muchas veces en el pasado en diferentes longitudes de onda, ya que cada rango de longitud de onda revela características diferentes y únicas de las nubes moleculares de Orión. Un ejemplo son las observaciones infrarrojas realizadas con el telescopio VISTA (Visible and Infrared Survey Telescope for Astronomy) de ESO, instalado en el Observatorio Paranal, en Chile, que conforman el pacífico fondo de esta imagen de la nebulosa de la Flama y sus alrededores. A diferencia de la luz visible, las ondas infrarrojas pasan a través de las espesas nubes de polvo interestelar, lo que permite a la comunidad astronómica detectar estrellas y otros objetos que, de otro modo, permanecerían ocultos.

Por lo tanto, en esta temporada navideña, para recibir el nuevo año, ¡ESO presenta esta espectacular exhibición de fuegos artificiales en múltiples longitudes de onda que nos brinda la nebulosa de la Flama de Orión!