La humanidad enfrenta desafíos complejos: el calentamiento global, conflictos bélicos, hambruna y pobreza, por nombrar algunos, todos ellos gigantescos, pero que somos capaces de resolver. Así lo demuestra el trabajo colaborativo que han estado desarrollando científicas y científicos para una tarea tan desafiante como lo es elaborar un mapa detallado de la Vía Láctea, revelando los secretos de su origen, estructura y evolución.
Esta es la misión que está desempeñando el satélite telescopio Gaia, de la Agencia Espacial Europea (ESA), que busca capturar información de miles de millones de objetos en el espacio. Originalmente, se supuso que, durante sus cinco años de vida, monitorearía y registraría el brillo, color, posición y distancia de estrellas y objetos puntuales; sin embargo, detecta también planetas, galaxias y otros cuerpos celestes. Entre los descubrimientos y mediciones recientes, gracias a la información proporcionada por Gaia, se pueden revelar terremotos estelares, el ADN de las estrellas (es decir, su composición química detallada), galaxias en otros lugares, asteroides, sistemas binarios y objetos extragalácticos. Se proyecta, además, que el satélite podría prolongar su vida útil hasta 2025.
Hasta ahora, Gaia ha entregado a la comunidad científica tres bases de datos, la última de ellas apenas el 13 de junio. Esta información permite realizar diversas investigaciones y hacer descubrimientos dentro y fuera de nuestro sistema solar. Particularmente en Chile, el Núcleo Milenio ERIS (Evolución Reconstruida del medio Interestelar) se beneficia enormemente de los datos de Gaia para su búsqueda sobre los orígenes de la Vía Láctea. Pero toda esta información también ha incentivado nuevas investigaciones que vinculan áreas como inteligencia artificial, ciencia de datos y otros temas de vanguardia aplicados al espacio, haciendo mucho más dinámico el trabajo y asociando distintas ramas de la ciencia. Hoy no existe ningún otro instrumento, actividad u organización que tenga un impacto tan fundamental e interdisciplinario como Gaia, haciéndolo primordial en materia investigativa.
Muchos de estos avances científicos están explicados en el libro Fósiles del Cosmos, descifrando la historia de la Vía Láctea, el cual, además, recoge trabajos de mujeres científicas y expone la relevancia interdisciplinaria del proyecto Gaia, y cómo este ha creado nuevas oportunidades investigativas en un campo como la astronomía galáctica y estelar, que solía contar con pocas investigadoras/es y tener un trabajo más bien lento.
Así, este gigantesco proyecto ha demostrado lo fundamental del trabajo colaborativo en ciencia para toda la humanidad. Si los equipos de seres humanos de diferentes especialidades pueden lograr algo tan maravilloso al trabajar en conjunto, con una visión o propósito unánime, es posible también resolver las problemáticas complejas que nos desafían. Los increíbles avances que estamos logrando en la astronomía demuestran lo que somos capaces de hacer como seres humanos cuando nos ponemos de acuerdo.
*Astrofísica del Núcleo de Astronomía UDP y Núcleo Milenio ERIS
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