El pasado viernes 15 de mayo asistimos virtualmente a la presentación de la Cuenta Pública Participativa del Ministerio de Energía 2019-2020. Fue un buen ejercicio republicano en el que nuestro ministro de Energía resaltó los principales logros en la materia en el último año, y donde por un año más, la energía renovable más estable de Chile, la geotermia, quedó prácticamente invisibilizada.

En los avances de los siete ejes temáticos de la Ruta Energética se nota un buen progreso hacia una matriz cada vez más limpia, pero aún quedan muchos misterios por resolver. Chile apostó por la descarbonización de su matriz energética, es decir, hay que desmantelar las plantas termoeléctricas a carbón que generan casi 5000 MWe y reemplazarlas por energías renovables. Este es un gran reto como país y, de hecho, se anunció en la última COP que antes del 2025 Chile cerrará el 25% de las plantas a carbón existentes. Y es una decisión que debe ser aplaudida, pero que invita a una pregunta inmediata: ¿con qué fuente de energía renovable se van a reemplazar esos negros MWe generados con carbón?

El 2025 es un mañana muy próximo. El carbón permite la generación de electricidad 24/7, y por eso da estabilidad a la matriz energética. Entonces, ¿qué energía renovable tiene esa calidad de 24/7 que pueda cubrir ese espacio que deja, y dejará en el carbón una vez que salga de nuestra matriz? Analicemos algunos de los datos presentados en la cuenta pública para ver si se puede tener una respuesta a esa pregunta que parece obvia.

Hoy día las ERNC generan algo más del 20% de la electricidad que se consume en Chile. Si consideramos las grandes centrales hidroeléctricas, se puede afirmar que el 47% de la electricidad que consume en Chile proviene de energías renovables y limpias. Luego el 53% proviene de combustibles fósiles en sus diferentes modalidades.

Por más que hago los cálculos y veo el informe del Sr. ministro, no encuentro cómo, con el panorama actual, la incertidumbre climática que invita a pensar que la hidroelectricidad quizá no genera la energía a que nos tiene acostumbrados, y la política energética vigente, podremos reemplazar el carbón (¡ni pensar en reemplazar todos los combustibles fósiles!) por renovables.

En la misma cuenta pública se indica que se seguirá apostando por la energía solar, y parece evidente esta apuesta cuando sabemos que nuestro Norte Grande es una de las zonas con mayor radiación solar del planeta. Pero, ¿será lógico poner todos los huevos en una sola canasta? Canasta que, además, sabemos que no permite estabilidad al sistema ya que no es hoy día una tecnología eficiente para generar electricidad 24/7.

¿Por qué sistemáticamente se olvida a la geotermia? Sabemos que nuestro país es capaz de generar electricidad con esta fuente renovable que tenemos bajo nuestros pies. Ya lo ha demostrado Cerro Pabellón con los primeros 48 MWe de Sudamérica. Entonces, ¿qué es lo que hace que el Estado no apueste por desarrollar masivamente nuestros recursos geotérmicos?

En la cuenta pública se apuesta a que en el 2020 se modernice la legislación en geotermia, pero ¿es ese el impulso que realmente necesita nuestra marginada geotermia para su gran despegue? ¿Por qué se anuncia que se lanzará una estrategia para promover el hidrógeno verde (que aún está en una fase embrionaria a nivel mundial) y no se apuesta por una fuente renovable, segura y estable como es la geotermia? No tengo nada en contra de cualquier fuente de energía que dé seguridad a nuestro país, pero el sistemático silencio a nuestra geotermia no invita a ser muy optimista.

Es cierto que en esa cuenta pública se dan noticias alentadoras para el uso directo de la geotermia, pero eso será motivo de otra columna. La meta de carbono neutral al 2050, con la consiguiente reducción de los temidos GEI y el retiro de las centrales a carbón debe apoyarse en el gran potencial de energías renovables que tenemos y, en este espectro de recambio de esa negra forma de generar electricidad para nuestro país por una limpia y estable debe considerar a nuestras ERNC y, entre ellas, la geotermia debe constituirse en la que asegure estabilidad a nuestro sistema eléctrico.

Director del Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes (CEGA) y académico del Departamento de Geología de la FCFM - Universidad de Chile *