La Región Metropolitana cuenta con 15.403 km² de extensión y 62 cerros isla, de los cuales 26 se encuentran en Santiago. En medio de la pandemia por coronavirus, y con el cierre y eventual riesgo de contagio que significa asistir a clubes y gimnasios, el deporte al aire libre ha tomado aún mayor fuerza.

Si bien era un práctica con un evidente crecimiento en los últimos años, el desarrollo del coronavirus en el país, ha obligado a personas que practicaban deporte en espacios cerrados, a buscar alternativas al aire libre.

La lista de cerros es amplia, está el Parque Metropolitano con sus seis cerros, el San Cristóbal, Chacarillas, Los Gemelos, La Pirámide, El Carbón y Polanco, también El Carbón, con 1.365 metros de altura o El Pochoco, ubicado en el sector de El Arrayán, en la comuna de Lo Barnechea, entre otros.

Pero el que lidera las preferencias de las personas, es el cerro Manquehue. Ubicado en Vitacura, tiene una altura de 1.638 msnm. Su nombre es de origen mapuche, quiere decir lugares de cóndores, pues hace tiempo muchas de estas aves habitaban el sector, pero que con el crecimiento de la ciudad, han ido desapareciendo, y hoy son avistadas en muy pocas oportunidades.

Catalina Picon, cofundadora y directora ejecutiva de la Fundación Cerros Isla, señala que estos cerros tienen beneficios ecológicos y sociales. “Nuestra primera iniciativa fue poner el tema de los cerros en boga, y lo logramos. Hay que recordar la importancia de estos pulmones verdes dentro de la ciudad. Las personas se dieron cuenta de eso, y ahora, con el Covid-19, los cerros se comenzaron a llenar. Estos remanentes naturales en zonas urbanas tienen mucho potencial y además la accesibilidad es más rápida, no hay que tomar el auto para ir lejos, para sentir esa relación con la naturaleza".

¿Qué beneficios mentales y físicos tiene una práctica como esta? Jean Romagnoli, médico deportivo y académico de Dirección de Postgrados de la Universidad de Santiago, señala que los beneficios físicos tienen que ver a nivel cardiovascular, respiratorio y muscular, “también disminuye los efectos inflamatorios en el cuerpo de algunas enfermedades crónicas”.

“Desde el punto de vista mental, producto de la liberación de hormonas, endorfina y dopamina que generan una sensación de bienestar, disminuye el cansancio, mejora los patrones de sueño y da más ánimo para enfrentar el día a día, entre otros”, añade Romagnoli.

El cerro Manquehue ofrece una vista panorámica de la ciudad.

Nicolás Thumm, traumatólogo y especialista en Medicina Deportiva de Clínica Universidad de los Andes, establece que “la práctica de cualquier deporte de manera sistemática y ordenada, ojalá tres veces a la semana, tiene un montón de beneficios en la parte física. El hecho de estar ejercitando el sistema cardiovascular, en general mejora todos los parámetros que tienen que ver justamente con el aparato cardiovascular, además mejora el metabolismo, disminuye el riesgo de aparición de enfermedades como hipertensión o resistencia a la insulina”.

“En este minuto es tremendamente llamativo cómo se ha acercado mucha gente, que antes no se acercaba, a los cerros, los fines de semanas hay muchas personas”, añade Thumm.

Thumm coincide con Romagnoli. “Además de todos los beneficios del entrenamiento muscular y del aparato locomotor, el deporte (en este caso al aire libre), tiene ventajas y beneficios en la salud mental, generando endorfinas, que son finalmente neurotransmisores que producen sensación de bienestar y con ello mejora la calidad de salud mental, la calidad del sueño y en el largo plazo ayuda a regular de mejor manera la estabilidad sicológica y emocional”.

Romagnoli establece que al practicar deporte o actividad física al aire libre, disminuye la probabilidad de contagio. “Evidentemente el hecho de realizarlo al aire libre, la posibilidad de contagio es mucho menor porque el distanciamiento social auementa, los grupos de personas pueden tener un distanciamiento importante cuando hacen estas actividades, se pueden realizar expediciones con mayor distancia entre los miembros, siempre y cuando no sea un terreno difícil”.

Thumm explica que si bien “al practicar un deporte al aire libre tienes menos riesgo de contagio que al hacerlo en un espacio cerrado, cuando es una actividad social también aumenta el riesgo, aunque en los cerros es más fácil practicar el distanciamiento social”.

En relación a los permisos que ha establecido el Gobierno, puntualmente para estas fiestas patrias, las personas que asistan a los cerros ubicados en comuna en fase 3, de preparación, no necesitan permisos. Sí lo requieren para ir a cerros ubicados en fase 2 de transición. Solo se puede sacar un permiso durante los días 18, 19 y 20 de septiembre.

Lesiones: un enemigo a tener en cuenta

Para subir un cerro, con el desafío físico y riesgo de lesiones que implica, se requiere de cierta preparación física. Las personas deben tomar ciertas precauciones, sobre todos los que “no han practicado deporte hace mucho tiempo o no lo hacen regularmente, hay que tener en consideración los factores de riesgo y hacer un chequeo cardiovascular previo a comenzar la práctica sistemática deportiva”, señala Thumm.

La movilización de musculatura en un deporte como el trekking o al caminar de manera intensa, es bastante más exigente que solamente una caminata”, explica Romagnoli.

Previo a la actividad deportiva, es fundamental tener ciertas consideraciones, para evitar lesiones.

“El hecho de ir a caminar o subir un cerro es un deporte como cualquier otro, y requiere de ciertas evaluaciones, y una cierta preparación en relación a lo que implica ir a la montaña. Los cerros que tenemos en Santiago, la mayoría sus bases bordean los 1.000 msnm, pero si uno comienza a caminar desde Santiago, puede encontrar cumbres de hasta 3.000 o 4.000 msnm, estamos hablando de montañas grandes", señala Thumm.

Cuando las personas no se están moviendo, o no tienen la costumbre de las caminatas de trekking en planos inclinados o con superficies irregulares, "existe una alta probabilidad de lesiones de ligamentos y de tendones (sobre todo en los tobillos) y esguinces, entonces lo que se recomienda es una partida progresiva. Esto quiere decir, comenzar caminando en calles en vez de ir directo al cerro, y así hacer una fase de adaptación en nuestro entorno”, explica el médico de la Usach.

Además, sobre todo en invierno o primavera, el tiempo puede ser cambiante. "Entonces hay que prepararse, conociendo el clima, el tipo de terreno, si tiene rocas o tierra suelta. Conviene preparase con la indumentaria adecuada, con un calzado que tenga buen agarre, llevar ropa cómoda en la que el sudor se seque rápido, bastones de trekking, llevar un cortavientos o parca de pluma para caminatas más largas, y ya cuando comienza a hacer más calor, protegerse con un gorro, lentes y crema con protección con un factor alto, debido a la radiación. Con respecto a la hidratación, hay mochilas especializadas de 2 o 3 litros. Son bastantes las consideraciones, no solo en lo físico, sino también en lo técnico al momento de ir a un cerro”, añade Thumm.