Cada cierto tiempo la Nasa anuncia que un determinado día, dará a conocer una noticia impactante. La expectativa mundial siempre parece ser la misma: el descubrimiento de vida en otro lugar del universo. Sin embargo, es muy difícil que esto ocurra, aunque en el fondo me encantaría estar equivocado.
Para los amantes de las conspiraciones, quisiera aclarar que no me refiero a que supuestamente algunos científicos sepan la respuesta y la oculten, o que haya extraterrestres escondidos en alguna base aérea del área 51.
En los años 50 del siglo XX, se dice que mientras el físico italiano Enrico Fermi, conversaba con unos colegas sobre los supuestos avistamientos de OVNIS y viajes espaciales, preguntó con voz fuerte “y, ¿dónde están todos?” refiriéndose a otras civilizaciones avanzadas capaces de comunicarse o conquistar las estrellas. Esto pasó a la historia como la paradoja de Fermi, que es: “si la vida surge con tanta facilidad, alguien proveniente de alguna parte estaría contactándonos”.
La Tierra se formó hace 4.5 mil millones de años, hay registros de vida que se datan en torno a 3.4 a 3.7 mil millones de años y se cree que podría haber surgido incluso antes, alrededor de 4.3 mil millones de años, es decir, la vida apareció muy tempranamente. Nuestra galaxia cuenta con más de 200 mil millones de estrellas, y aún más planetas, por lo cual pareciera que las probabilidades de encontrar vida en otros lugares son enormes. Y con tantos semilleros de vida, ¿cómo no habrá otro planeta donde haya surgido una especie capaz de comunicarse, viajar y colonizar la galaxia? (como en Star Wars).
Calcular esa probabilidad es una tarea compleja. Francis Drake planteó una ecuación (que lleva su nombre) que permite estimar el número de civilizaciones activas y comunicativas en la Vía Láctea, pero no es más que un intento de segmentar nuestra ignorancia. Hasta ahora, hemos hecho algunos avances, como calcular la tasa de formación de estrellas o la fracción de estrellas que poseen planetas, pero estamos a años luz, de tener alguna estimación científica razonable, aun cuando algunos bienaventurados han sugerido números precisos como 36 civilizaciones avanzadas en la galaxia, pero no son más que especulaciones educadas.
El problema es que se olvidan del detalle principal, y la verdadera piedra angular, no existe una forma de vida sencilla.
La vida o una célula tiene tres moléculas o pilares fundamentales, las proteínas, ADN y ARN, la probabilidad de que una sola proteína surja de forma espontánea son prácticamente nulas, pero es que para ser vida, además, deben saber qué hacer, y para ello necesitan las instrucciones de otras moléculas como el ADN y ARN, y la probabilidad de que estas se formen son astronómicamente bajas.
Por otro lado, tienen que aparecer juntas en el espacio y tiempo y saber cómo interactuar. Esto es inmensamente improbable, tanto, que algunos científicos consideran la hipótesis de que existan casi infinitos universos paralelos para aumentar la probabilidad de que estemos hoy aquí, leyendo esta columna y el asunto tenga un poco de sentido. Pero no hay evidencia de esos universos y aun si existieran no son nuestro universo. Por estas razones, debemos dejar de especular y esperar ansiosos un anuncio como “Hemos descubierto vida en otro lugar del cosmos”... aunque en lo profundo de mi ser, igual lo estaré esperando.
* Dr. En Astrofísica, coordinador del centro de comunicación de las ciencias de la Universidad Autónoma de Chile y colaborador de la Fundación Chilena de Astronomía.