“Hace muchos años que no se veía uno”: inesperado hallazgo de emblemática ave a solo 80 km de Santiago

Sorpresa causó en José Luis Brito, director del Museo de Historia Natural e Histórico de San Antonio, la aparición de un cóndor de Los Andes juvenil (Vultur gryphus) en una torre en El Pangue, en el límite de Casablanca y Curacaví (Quinta Región) tras observar las cámaras de detección de incendios forestales de la zona.

Esto debido a que la especie se encuentra en peligro de extinción, aunque en el último tiempo ha acumulado una positiva cantidad de apariciones, como el de un macho adulto en Limache, también captado por una cámara de este tipo.

Además de los registros de cóndores en Las Cabras y en San Antonio, y el más reciente de cinco ejemplares, comiendo una vaca en Curacaví (fotografía a continuación).

Estas apariciones dan cuenta de un aumento de población de cóndores, motivado por la disminución de cacería ilegal de ejemplares (se les dispara menos), además de la falta de comida, tanto en la cordillera por la disminución de guanacos y en la costa, por la disminución de ballenas, señala Brito.

El último hallazgo, si bien marca una tendencia, se trata de algo inusual. “Hace muchos años que no se veía uno”, revela Brito.

Además tenemos el reciente registro de Limache la semana pasada y los registros de San Antonio, “con hasta 21 ejemplares de una sola vez”, añade.

Una de las razones, recalca, es la falta de comida en la Cordillera para todos los ejemplares. “Recordemos que el guanaco esta casi extinto en la zona central por la caza ilegal, y por lo tanto, los cóndores no encuentran tantos cadáveres de grandes animales para comer y se valen muchas veces del ganado doméstico que muere”, sostiene el investigador.

“También disminuyó la población de ballenas en la costa chilena y al aumentar la población humana también los cóndores se fueron acorralando en la cordillera. Además, al disminuir las ballenas, se varan menos ejemplares muertos y no hay comida. Es interesante lo que esta esta pasando”, explica.

Se trata de una excelente noticia, considerando la realidad que vive actualmente el ejemplar. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se estima que solo quedan 6.700 ejemplares de esta especie en estado salvaje.

A la hipótesis que se baraja en relación al aumento de cóndores, hay que sumarle algunos antecedentes históricos. “Desde los antiguos avistamientos de cóndores en La Hacienda las Palmas en Cartagena en los años 40-50 y posteriormente desde los años 60, albergábamos la esperanza de volver a verlos en algunas zonas”, señala Brito.

Si bien Brito aún no dispone de estadísticas concretas, “puedo decir que los registros costeros están aumentando y ya en algunos lugares como el Fundo Las Palmas, La Marquesa y Leyda en San Antonio, en algunos momentos se han vuelto relativamente habituales”.

“De hecho se ha extendido a La Ligua, Limache, al interior de Casablanca, y ya los teníamos al interior de Melipilla, y ahora nuevamente en Las Palmas, al interior de Cartagena, donde en el pasado eran habituales. También en Las Cabras, entre otros”, agrega.

Cabe mencionar que en paralelo a estos recientes hallazgos, existen una serie de iniciativas que buscan preservar la especie.

Una de ellas pertenece al Centro de Liberación de Cóndores, en la Reserva Elemental Likandes, en la cuenca del Río Maipo, un espacio de Filantropía Cortés Solari y el Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces Aves Chile-Unorch.