¿Hallaron el Arca de Noé? Arqueólogos descubren misteriosa estructura en Turquía

La historia del Arca de Noé es una de las narraciones más fascinantes del Antiguo Testamento. Según el Génesis, Dios advirtió a Noé sobre un diluvio devastador y le ordenó construir un arca para salvar a su familia y a una pareja de cada especie animal. Durante cuarenta días y cuarenta noches, la tierra quedó sumergida en aguas interminables hasta que, finalmente, el arca reposó en las montañas de Ararat. Desde entonces, este relato ha sido objeto de exploraciones y debates entre creyentes y científicos.

Ahora, un nuevo hallazgo en la región de Doğubayazıt, en la provincia de Ağrı, en Turquía, ha vuelto a poner sobre la mesa la posibilidad de que esta legendaria embarcación haya existido realmente. Investigadores han encontrado restos de una estructura que data de entre 5500 y 3000 a.C., precisamente en la zona donde muchos creen que encalló el arca tras el diluvio. Este descubrimiento ha despertado gran entusiasmo, avivando el debate sobre la conexión entre la arqueología y los relatos bíblicos.

El equipo de investigadores de la Universidad Técnica de Estambul (ITÜ), la Universidad Andrew y la Universidad Ağrı İbrahim Çeçen (AİÇÜ) ha estado trabajando en la zona conocida como el yacimiento de Durupınar, una formación geológica con forma de barco que fue identificada por primera vez en 1959 por el capitán İlhan Durupınar en un estudio aéreo.

Desde su descubrimiento, la formación ha sido objeto de diversas teorías y estudios, muchos de los cuales han buscado probar su relación con el relato bíblico. La reciente investigación ha traído nuevos datos a la discusión.

Los estudios más recientes en la estructura han revelado que las muestras de suelo y roca contienen materiales orgánicos que datan de entre 5500 y 3000 a.C., lo que coincide con el período en el que algunos investigadores estiman que pudo haber ocurrido el diluvio bíblico.

La Formación Durupinar es una estructura geológica de 163 metros formada por un tipo de mineral de hierro llamado limonita. Su forma y estructura ha sido de interés científico ya que coinciden con las dadas para el Arca en la Biblia.

En la Biblia, se le ordena a Noé construir un barco que tenga “una longitud de trescientos codos, una anchura de cincuenta codos y una altura de treinta codos”. Aunque las conversiones desde unidades bíblicas son difíciles, algunos eruditos han optado por interpretar esto como el uso del codo egipcio estandarizado de 52,4 cm.

Utilizando esas unidades, la longitud del arca de Noé sería de 157 m, lo que está cerca de los 168 metros de la formación Durupinar. Además, el relato bíblico afirma que el Arca se posó en los “montes de Ararat”. La Formación Durupinar se encuentra a solo 30 km al sur del monte Ararat, el pico más alto de Turquía.

Desde su descubrimiento en 1948, estos factores han llevado a muchos a teorizar que la estructura geológica con forma de barco es en realidad la madera fosilizada del Arca de Noé.

Nuevos hallazgos han encontrado en la composición del terreno restos de arcilla y materiales marinos, lo que podría indicar que la zona estuvo sumergida hace 5.000 años. Estos resultados han generado entusiasmo entre arqueólogos e historiadores, pero también escepticismo entre aquellos que creen que la formación es un fenómeno geológico natural sin relación con la historia bíblica.

“Nuestros estudios muestran que esta región albergó vida en ese período y que, en algún momento, estuvo cubierta por agua, lo que refuerza la posibilidad de que ocurriera un evento catastrófico de gran magnitud”, indicaron los investigadores.

Según los investigadores, estos resultados significan que hubo actividad humana en el montículo con forma de barco entre 5500 y 3000 a. C. De ser cierto, esto reforzaría la afirmación de que la Formación Durupinar es exactamente el barco utilizado por el personaje bíblico Noé para sobrevivir al antiguo diluvio.

Sin embargo, aún no se puede afirmar de manera concluyente que la estructura corresponda al Arca de Noé.

Además de esta nueva evidencia, los principales argumentos a favor de la teoría del Arca de Noé son la forma y la ubicación de la formación Durupinar.

A pesar del entusiasmo generado por el hallazgo, muchos científicos y arqueólogos sostienen que la estructura de Durupınar es una formación geológica natural y que no hay evidencia concluyente de que se trate de un vestigio del Arca de Noé.

Otros arqueólogos han señalado que la datación de los restos en la zona no significa necesariamente que haya una conexión con el diluvio. Además, algunos sugieren que la historia del Arca de Noé podría haberse basado en eventos reales, como inundaciones locales en la antigua Mesopotamia, en lugar de un diluvio global.

Incluso el mismo profesor Kaya admitió anteriormente que “con la datación, no es posible decir que el barco está aquí. Se requiere una investigación exhaustiva para que esto salga a la luz”.

Independientemente de su relación con la Biblia, el yacimiento de Durupınar sigue siendo un lugar de interés para la arqueología y la historia.

El hallazgo de materiales orgánicos y la datación de los restos han abierto nuevas preguntas sobre la presencia humana en la región en tiempos antiguos y su posible conexión con otros eventos históricos.

Turquía alberga otros importantes descubrimientos arqueológicos, como el sitio de Göbekli Tepe, considerado el templo más antiguo del mundo con más de 11.500 años de antigüedad. Esto sugiere que la historia de la civilización humana en la región es más compleja de lo que se pensaba anteriormente.

El equipo de investigadores continuará analizando las muestras y explorando la región en busca de más evidencia que pueda aclarar el origen de la estructura de Durupınar. Mientras tanto, el debate sobre el Arca de Noé seguirá vivo, atrayendo a científicos, historiadores y entusiastas de la arqueología de todo el mundo.

A medida que se realicen nuevos estudios, es posible que se revelen más datos que ayuden a responder una de las preguntas más intrigantes de la arqueología: ¿existía realmente el Arca de Noé, o es solo un mito? Por ahora, la respuesta sigue en el aire, pero el misterio y la curiosidad en torno a este descubrimiento continúan creciendo.