Hasta 9 horas sedentarios, menos de dos vasos de agua al día y peor salud mental: el alarmante deterioro en calidad de vida en Chile por pandemia
Estudio en México, España y nuestro país, advierte que estilo de vida en pandemia dejó secuelas en la salud física y mental. En Chile preocupa el paso desde 4-5 horas diarias de sedentarismo antes de la crisis hasta 9 horas hoy, junto con un bajo consumo de agua diario.
Fueron unas de las principales medidas para contener el virus Covid-19, el confinamiento y las cuarentenas, que cuando resultaron efectivas ayudaron a prevenir y minimizar la pandemia.
Sin embargo, sabemos que no se trata de una experiencia agradable. La pérdida de libertad, la incertidumbre sobre el avance de la crisis sanitaria, el aburrimiento, entre muchos otros elementos, pueden generar efectos dramáticos.
Si las pautas de salud señalan, por ejemplo, que para la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares los adultos deben realizar al menos 150 minutos por semana de actividad física aeróbica de intensidad moderada acumulada o 75 minutos por semana de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa (o una combinación equivalente de actividad moderada y vigorosa) para reducir ese riesgo; encerrados y con teletrabajo lograr esos niveles fue casi imposible.
Quedarse en casa eliminó la mayoría de las rutinas diarias. Fue un gran cambio en el estilo de vida. Abandonar simples actividades como caminar para tomar transporte colectivo o subir las escaleras en el Metro, o simplemente pasear a la hora de almuerzo, sumado a una dieta poco saludable, muestran graves consecuencias en la salud.
Hoy una investigación realizada por la Red Iberoamérica Pleokinetic, que compara la situación sobre la salud física y mental de los habitantes en Chile, España y México en un momento del confinamiento por Covid-19, advierte sobre las preocupantes impactos en la salud de la población chilena.
Peor calidad de vida
La calidad de vida relacionada con la salud fue uno de los aspectos más golpeados producto de la pandemia. El estudio, publicado en el International Journal of Environmental Research and Public Health, al comparar los tres países evidencia que Chile sobresale con el mayor porcentaje de personas que pasan más horas por día sedentarios, siendo además los que menos actividad física realizan por semana.
El incremento del tiempo sedentario, lo que incluye actividades que involucran muy poco o ningún movimiento, pasó de 4 a 5 horas previo a la pandemia, a entre 8 a 9 horas al día, lo que es muy dañino.
A lo anterior se añade que el consumo de agua es el más bajo al medirse con España y México. Un 25% de la población consultada en Chile toma menos de dos vasos de agua por día. Una cifra lejana a la recomendación de cuatro o más vasos diarios, lo que aumenta el riesgo de deshidratación que puede derivar en debilidad, presión arterial baja, mareos, confusión u orina de color oscuro.
El académico de la Universidad de La Frontera, Dr. Prof. Pedro Delgado Floody, a cargo del análisis en Chile, resalta la precaria situación en que se encuentra la población nacional si de salud se trata: “Hoy en día nosotros estamos muy mal en relación con la actividad física, solo una de cada 10 personas en el país cumple las recomendaciones, lo que se ha exacerbado con la pandemia”.
Y ese antecedente no es solo una anécdota. “Son personas que lógicamente en poco tiempo empiezan a desarrollar factores de riesgos cardiovasculares y además incrementan la carga por enfermedades crónicas”, advierte Delgado.
En el estudio, que consideró a 742 encuestas en línea y que evalúo datos sociodemográficos, presencia de comorbilidades, hábitos alimentarios y patrones de actividad física, señala que en Chile al comparar con España y México, se presenta una asociación negativa del sedentarismo con la calidad de vida.
Lo que muchos estudios recalcan es que el mayor tiempo sedentario y el predominio de actividades con bajo impacto, como estar por muchas horas sentando y con poco movimiento, se relaciona con distintos tipos de enfermedades metabólicas desde resistencia a la insulina, diabetes e hipertensión.
En estos casi dos años de pandemia el gran detonante en el empeoramiento de la salud y calidad de vida fue el encierro. “El problema que ocurre y que vislumbramos es cómo esto repercutirá a largo plazo, porque el musculo esquelético se coordina con otros órganos para regular temas energéticos y esto afectará no solo ahora sino a futuro”, plantea Delgado.
El estudio suma como evidencia a las consecuencias del encierro, dice Delgado es que la conducta sedentaria se relaciona con una peor salud mental, “y eso es de riesgo porque muchos factores de bienestar se generan cuando hay actividad física, este estudio demuestra que afecta aspectos de la salud mental y de bienestar de las personas”.
Consecuencias en salud mental
Tal como explica Delgado “cuando pasamos muchas horas sentados no solo aumentamos riego de enfermedades metabólicas, sino que se afectan dimensiones de salud mental”.
Los períodos prolongados de encierro pueden generar miedo, desánimo y angustia. El trabajo muestra además que los malos hábitos alimenticios, las limitaciones de actividad física, la presencia de comorbilidad –enfermedades- en la población y el tabaquismo fueron parámetros relacionados negativamente con la calidad de vida en dimensiones física y mental.
Para indagar en la salud mental realizaron preguntas como ¿cómo diría que es su salud actual comparada con la de hace un año?, donde una de las opciones de respuesta era “algo peor ahora que hace un año”. En ese punto, las mujeres respondieron mayoritariamente que hoy había más deterioro. Percepción que se reportó en los tres países.
Un estilo de vida negativo, es decir, malos hábitos alimenticios, limitaciones de actividad física y sedentarismo; y el sexo femenino se relacionaron con una salud física y mental negativa. En general, dice el estudio, en Chile y México, el sexo femenino tiene una asociación con la salud física y la salud mental, mientras que, en la población española, la mala salud física y mental se asoció principalmente con la presencia de comorbilidad y ser fumador.
Factores como el aumento de la carga de trabajo relacionados con el trabajo escolar de sus hijos mientras mantienen un hogar y cuidan a su familia, sumado a la modalidad de teletrabajo, señala la investigación podrían estar relacionados con ese deterioro.
“Las mujeres tienen también menos tiempo y más barreras sociales para desarrollar o cumplir con las recomendaciones en salud, entonces ese es otro factor, porque la actividad física se asocia a una mejor calidad de vida, una mejor salud física, mental, entre otros aspectos”, destaca Delgado.
Un estilo de vida saludable que incluya buenos hábitos alimenticios y actividad física son especialmente importantes, ya que podrían ser factores protectores frente a un mal estado de salud. Al contrario, dice Delgado, los malos hábitos de alimentación, bajo tiempo de actividad física, mucho sedentarismo se asocían a una mala salud mental de las personas
“Esas son cosas que tenemos que cambiar, incrementar la cantidad de vasos de agua al día, la cantidad de pasos y bajar cantidad de tiempo en pantalla”, señala Delgado en un escenario en que la pandemia continúa y con ella los niveles de confinamiento también pueden volver.
Pero cambiar un hábitos es complejo, reconoce el especialista. Por lo mismo, debe ser algo que se incentive. El cómo se aborda, es una interrogante que debería ser parte de las políticas de Estado que considere el diseño y aplicación de estrategias que mitiguen los posibles efectos negativos sobre la salud física y mental asociados con el confinamiento.
Es un proceso educativo que debería partir desde etapas tempranas, ya que es un factor protector para edades adultas. Las políticas públicas tiene que apuntar a la formación y desarrollo de hábitos de vida saludables señala Delgado: “Generalmente tenemos excusas para no realizar actividad física producto la falta de tiempo, pero la actividad física tiene que ser una prioridad en el desarrollo, debería ser lo primero que se hace en el día porque permite cumplir las distintas labores, pero no ocurre así”.
Delgado espera que una vez la pandemia pase, las autoridades pongan énfasis y se incentive la actividad física y los hábitos saludables. “Los niños tienen que recuperar la falta de actividad física e interacción con sus pares que han perdido durante todo este tiempo, necesitamos trabajar todas esas competencias emocionales, sociales y físicas, que han sido afectadas, ya que un niño activo tiene mayor probabilidad de ser un adulto saludable”, aclara.
El estudio presenta los primeros antecedentes de un daño que recién se vislumbra. “La verdad que tanto tiempo encerrados es muy dañino. Vienen muchas patologías asociadas ahora, y no solo a nivel físico, también relacionadas con la salud mental, lo que va a ser complejo sobre todo acá en Chile”, concluye Delgado.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.