Hace 25 millones de años, en las costas chilenas se paseaban las criaturas más temibles del océano. Así lo demostró un estudio que recién ve la luz y da un impulso a la investigación paleontológica a un Chile que está lleno de historia bajo nuestros pies. Esto da cuenta la amplia gama de tiburones que rondaron en el país, algunos extintos, otros que migraron hacia otras latitudes, e incluso algunas especies que todavía rondan por el mar chileno.

Investigadores de la Corporación para la Investigación y Avance de la Paleontología e Historia Natural de Atacama (CIAHN-Atacama) publicaron un estudio sobre la diversidad de tiburones fósiles que se han encontrado en el norte de Chile. Lograron categorizar más de 28 especies o géneros, desde enanos de menos de un metro, hasta el gigantesco megalodón de 18 metros de largo. Este último es el tiburón más grande del que se tenga registro en el mundo.

Los tiburones que asolaron las costas de Chile hace millones de años

El trabajo corresponde a una revisión sobre los fósiles que se conocían de tiburones, rayas y quimeras (o pejegallos) en el norte de Chile, que habitaron en los últimos 25 millones de años —periodo también conocido como Neógeno—. Eso, con la intención de poder saber sobre la diversidad de estos animales en el pasado, y en qué zonas en las costas chilenas vivían estas especies.

Mándibula de un megalodón. Foto: Reuters

La abundancia de tiburones fósiles y otros peces cartilaginosos en el norte de Chile es ampliamente conocida. Sitios fósiles como la Formación Bahía Inglesa se vieron afectados por una intensa explotación por parte de los traficantes de fósiles, lo que provocó la salida de numerosos ejemplares que actualmente se encuentran en colecciones extranjeras. Afortunadamente, esto ha disminuido en la última década y el estudio de especímenes chilenos ha ido en aumento.

A pesar de dichas dificultades, el equipo liderado por el paleontólogo y director científico de CIAHN-Atacma, Martín Chávez, logró identificar 42 muestras fosilizadas de peces cartilaginosos. De estos, 28 representan a dos tercios de las rayas y tiburones que vivieron durante el Neógeno en el norte de Chile.

Fuente: CIAHN-Atacama

“Una de las cosas buenas de trabajar en la época del Neógeno es que con esos animales aún hay representantes vivos. Entre los fósiles encontramos dientes del tiburón mako, que hasta ahora es relativamente común en nuestra costa, y sus dientes no han cambiado mucho en el último tiempo”, detalla Chávez.

El investigador además cuenta que este trabajo buscó revisar los archivos y estudios anteriores más certeros, con referencias de las especies vivientes de algunos. “Y nos dimos cuenta que muchos ya no tienen representantes vivos en Chile, pero sí fuera del país. Por ejemplo podemos ver que en ese entonces habían por lo menos dos especies del tiburón sierra (que no es lo mismo que el pez sierra), y que ahora no hay ningún espécimen la cuenca del Pacífico (Chile - Perú)”, añade. Eso significa, de acuerdo a las conclusiones de este estudio, que las especies encontradas se extinguieron hace relativamente poco tiempo.

Otro caso parecido es el tiburón cornudo, que ahora solo llega hasta el norte de Perú, pero los fósiles encontrados en el norte de nuestro país indican que también habitaron Chile hace varios millones de años atrás. “Algo ocurrió para que cambiara la distribución de los animales”, argumenta el paleontólogo. En general, lo que ha ocurrido ha sido una principalmente una desaparición de especies a lo largo del tiempo, más que aparición de tiburones durante los últimos millones de años.

Megalodón, el temible tiburón gigante que asoló las costas de Chile

Dentro de los fósiles y piezas dentales encontradas en este estudio paleontológico, el megalodón es uno de los más llamativos de este análisis. “Precisamente esta revisión incluye la localidad de Bahía Inglesa, que es una de las más ricas en fósiles de esta especie, y no solamente pudimos identificar la presencia del megalodón, sino que además hay a lo menos una forma emparentada adicional, que se llama Parotodus, un animal más pequeño pero que también habría estado presente en la costa chilena. Es el animal más cercano al megalodón.

Imagen referencial de la mandíbula de un megalodón.

La mayoría de las estimaciones del tamaño del megalodón se extrapolan de los dientes; con estimaciones de longitud máxima de hasta 18 metros y estimaciones de longitud promedio de 10,5 metros. Las estimaciones sugieren que sus grandes mandíbulas podrían ejercer una fuerza de mordida de hasta 110,000 a 180,000 newtons. Los restos fósiles indican que este tiburón gigante tuvo una distribución cosmopolita, con áreas de cría en zonas costeras cálidas.

Como el tiburón prefería las aguas más cálidas, se cree que el enfriamiento oceánico asociado con el inicio de las edades de hielo, junto con la disminución de los niveles del mar y la pérdida resultante de áreas de cría adecuadas, también pudieron contribuir a su disminución. Una reducción en la diversidad de las ballenas barbadas y un cambio en su distribución hacia las regiones polares pudo reducir la fuente primaria de alimentos del megalodón.

Imagen referencial.

Sus fósiles, encontrados principalmente en el Parque Paleontológico de Bahía Inglesa, han ayudado a reconstruir la historia de este animal cuando todavía asolaba las costas de lo que después se llamó Chile. Para Chávez, es de suma importancia proteger este tipo de zonas para la conservación de esta información paleontológica que nos ayuda a descifrar cómo era el territorio hace millones de años atrás.

El paleontólogo Pablo Quilodrán, sostiene un diente fosilizado de megalodón. Foto: Reuters.

“Estamos empezando a ver que cada vez más paleontólogos de vertebrados se dedican no solo a describir cosas nuevas, sino que también a darlas a la comunidad”, concluye el investigador. Recientemente, tanto Chávez como el equipo de CIAHN-Atacama estuvieron presentes en el evento Puerto de Ideas para dar a conocer a la comunidad sobre los principales hitos paleontológicos y potenciales estudios que yacen en el norte de Chile.

Chávez fue el encargado de dar la charla “Fósiles del norte de Chile: Un mundo por descubrir”, la cual dio cuenta de la dimensión del patrimonio fosilífero de la zona. Una “ventana al pasado distante de nuestro territorio y los seres vivos que lo habitaron”, según afirmó el mismo investigador.