Los plásticos se han convertido en una presencia omnipresente en nuestras vidas. Desde envases de alimentos hasta productos electrónicos, los plásticos han revolucionado la forma en que vivimos, pero su impacto no se limita solo a la comodidad. Los beneficios de los plásticos tienen un costo elevado: los microplásticos.
Estos diminutos fragmentos de plástico, menores de cinco milímetros de tamaño, se han infiltrado en todos los rincones de nuestro planeta, desde las profundidades marinas hasta las cumbres de las montañas. Su presencia se ha detectado en los alimentos que consumimos, el agua que bebemos e incluso en el aire que respiramos.
Hasta PVC de tuberías: alarmante estudio encontró plástico en venas de más de 120 pacientes
En los últimos años ha generado gran interés el estudio de la presencia de microplásticos en nuestro entorno, en particular por los posibles efectos negativos que este tipo de desechos puede generar en los ecosistemas, en el mundo animal y también en la salud humana.
Un reciente estudio publicado en el New England Journal of Medicine vinculó la asociación entre los microplásticos y nanoplásticos con los riesgos para la salud cardiovascular, encontrando alarmantes resultados.
El estudio, dirigido por Raffaele Marfella, investigador médico de la Universidad de Campania en Nápoles, siguió a 257 personas durante tres años que se sometieron a un procedimiento llamado endarterectomía carotídea, donde el cirujano abre la arteria y elimina la placa para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular.
Los investigadores analizaron la placa extirpada detectando fragmentos de microplásticos y nanoplásticos en el 58% de los pacientes, estos incluían tanto polietileno como cloruro de polivinilo (PVC).
“El polietileno y el cloruro de polivinilo, en sus diversas formas, se utilizan en una amplia gama de aplicaciones, incluida la producción de recipientes para alimentos y cosméticos y tuberías de agua”, escribió el equipo en su estudio.
Aquellos cuyas placas contenían microplásticos o nanoplásticos tenían 4,5 veces más probabilidades de sufrir un derrame cerebral, un ataque cardíaco o muerte por cualquier causa durante los siguientes 34 meses, en comparación con aquellos cuyas placas estaban libres de contaminación plástica.
Los investigadores también encontraron más evidencia de inflamación en las personas que tenían trozos de plástico en los vasos sanguíneos. La inflamación es la respuesta del cuerpo a una lesión y se cree que aumenta el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
“Los seres humanos estamos expuestos a microplásticos y nanoplásticos mediante ingestión e inhalación. Investigaciones anteriores han detectado microplásticos y nanoplásticos en múltiples tejidos, incluidos el colon, la placenta, el hígado, el bazo y los ganglios linfáticos. Los estudios en animales indican que los microplásticos y nanoplásticos pueden causar efectos tóxicos en múltiples sitios, potencialmente al inducir estrés oxidativo”, escribió el pediatra, médico de salud pública y epidemiólogo Philip J. Landrigan, del Boston College, que no participó en el estudio, en un editorial adjunto.
Sin embargo, el estudio tiene limitancias, ya que al ser un estudio observacional, no puede concluir definitivamente que los microplásticos estén causando los efectos cardíacos posteriores.
El estudio solo siguió a personas que ya tenían las arterias obstruidas y que ya estaban en riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Hay muchos otros factores que pudieron causar las enfermedades como la dieta, el estilo de vida, la contaminación del aire, etc.
Si bien los investigadores intentaron ajustar estos factores de riesgo durante el análisis estadístico, el estudio no puede demostrar que los plásticos causaran sus problemas. Los investigadores lo reconocen en su artículo y sugieren que los estudios futuros se realicen en salas limpias donde se filtra el aire en busca de contaminantes.
“Aunque todavía hay mucho que no sabemos sobre los peligros que representan los plásticos para la salud y el medio ambiente, la información ahora disponible es motivo de preocupación. Los patrones actuales de producción, uso y eliminación no son sostenibles”, advierte Landrigan.
En un informe de 2022 sobre la exposición alimentaria y por inhalación a pequeños trozos de plástico, la Organización Mundial de la Salud señaló que los plásticos no pertenecen al medio ambiente y que se deben tomar medidas para mitigar la exposición.
En Chile, este fenómeno ha motivado la creación de normativas como la Ley 21.368, que regula la entrega de plásticos de un solo uso y las botellas plásticas, o la Ley 20.920 para la gestión de residuos, conocida también como Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor).
Landrigan en su editorial explica que, en todo el mundo, la producción anual ha aumentado de menos de 2 millones de toneladas en 1950 a aproximadamente 400 millones de toneladas en la actualidad. Se proyecta que esta producción se duplicará para 2040 y se triplicará para 2060, a medida que los productores opten por el plástico en previsión de una demanda cada vez menor de energía de origen fósil. Agrega que los artículos desechables y de un solo uso representan alrededor del 40% de la producción actual y contribuyen desproporcionadamente a la acumulación de desechos plásticos.
“La gente debe tomar conciencia de los riesgos que corremos con nuestro estilo de vida”, afirmó a The Guardian el Dr. Raffaele Marfella, primer autor del estudio en la Universidad de Campania Luigi Vanvitelli. “Espero que el mensaje de alarma de nuestro estudio concientice a los ciudadanos, especialmente a los gobiernos, para que finalmente tomen conciencia de la importancia de la salud de nuestro planeta. Para decirlo en un eslogan que pueda unir la necesidad de salud para los humanos y el planeta, sin plástico es saludable para el corazón y la Tierra”.