Molestas, dolorosas y antiestéticas. Las hernias de la pared abdominal son una enfermedad común que afecta a personas de todas las edades.

Se suele detectar su presencia en exámenes médicos de rutina, o en eventos de urgencia por dolor en relación a una hernia que el paciente desconocía.

Las hernias de la pared abdominal tienen la forma de un bulto que se hace más visible al levantarse y realizar algún tipo de actividad física.

Las más frecuentes son las inguinales, umbilicales y secundarias a una intervención previa (incisionales), explica Nicolás Quezada, cirujano digestivo de Red de Salud UC CHRISTUS

Académico Escuela de Medicina UC.

Se estima que hasta un 20% de la población presentará una hernia inguinal o umbilical y hasta un 30% de los pacientes que son operados por vía abierta, pueden desarrollar una hernia incisional abdominal.

Se producen en algunas zonas específicas de la pared abdominal que presentan debilidad. En esta zona débil, señala Quezada, se produce un verdadero orificio de la pared a través del cual los órganos internos, como los intestinos, protruyen (desplazan ) y causan un abultamiento bajo la piel.

"No hay forma de prevenirlas y tienen más tendencia a padecerlas personas con obesidad, fumadores, tosedores crónicos, de edad avanzada, con problemas prostáticos, cirrosis y quienes levantan cargas pesadas", indica el experto.

Tratamiento

El síntoma más común es presentar un aumento de volumen en la pared abdominal. Una zona que se hace más evidente con maniobras de valsalva, es decir, "cuando la persona se levanta, hace algún tipo de actividad física o tose y tiende a reducirse cuando se acuesta", dice Quezada.

Lo primero que piensa un paciente al desarrollar una pequeña hernia es que ésta desaparecerá sola, pero lamentablemente no es así, aclara Quezada. "Tienden a crecer con el tiempo y el único tratamiento es la hernioplastía o cirugía de hernias".

No se curan espontáneamente. Tampoco con medicamentos, ni con ejercicios. Es necesario reparar el defecto en la pared abdominal por medio de una operación quirúrgica.

La operación consiste en el cierre del orificio herniario y en la mayoría de los casos el reforzamiento con una malla, la que disminuye significativamente la posibilidad que la hernia reaparezca. "Las operaciones pueden hacerse por vía abierta (a través de una incisión) o de forma mínimamente invasiva (con abordaje laparoscópico). Esta última permite evitar la gran cicatriz que deja la cirugía abierta, así como una recuperación", indica.