El matrimonio en Chile está reservado solo para personas de distinto sexo. Es lo que indica el artículo 102 del Código Civil, al definirlo como: "un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente, y por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear, y de auxiliarse mutuamente".
Pero desde hace algunos años distintos sectores se han pronunciado a favor del matrimonio igualitario. Lo que se busca es garantizar el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio civil en iguales condiciones y con los mismos derechos y deberes que las parejas de distinto sexo. En esa línea, el 5 de septiembre de 2017, ingresó al Congreso el proyecto de Matrimonio Igualitario, firmado por la Presidenta Michelle Bachelet.
El proyecto busca además proteger y reconocer legalmente a todos los tipos de familias. Pero en la sociedad no existe aún consenso sobre el tema. El debate en relación a quienes se manifiestan a favor o en contra del proyecto has sido intenso.
Un tema que la reciente encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), abordó, y da cuenta que los chilenos y chilenas que apoyan el proyecto representan hoy el 40,2%, en tanto, quienes lo rechazan alcanzan el 38,7%.
Si se observa por género en quienes declaran estar en contra del matrimonio igualitario, se aprecia que es mayor el porcentaje de hombres que lo rechaza (41,1%), si se compara con las mujeres (36,3%).
Rechazo masculino
¿Cómo entender que los hombres sean quienes más lo rechazan? Para Óscar Rementería, vocero del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), esa cifra evidencia el profundo machismo cultural arraigado en nuestra sociedad. "Los hombres que presentan un mayor rechazo a las parejas del mismo sexo y su posibilidad de casarse, son precisamente aquellos que no quieren que los estamentos de la sociedad cambie o que existan hombres que en teoría puedan ocupar el espacio que históricamente ha ocupado la mujer en el matrimonio, eso evidencia un claro machismo", sostiene.
Que la cifra de rechazo sea menor en mujeres, es para Rementería una muestra de empatía, "ya que ellas son las que han percibido con el paso de los años de manera mucho más directa y frecuente, lo que es la discriminación, lo que es la inequidad y lo que eso genera. Por parte del género femenino hay una mayor empatía hacia los grupos más vulnerables o históricamente más discriminados".
Pero también revela un rechazo a la posibilidad de ampliación de derechos, lo que está dentro de cómo se desarrolla la tolerancia, el pluralismo, la diversidad y la igualdad en la sociedad. En ese sentido, Francisco Aguayo, psicólogo e investigador en masculinidades de EME, sostiene que a nivel mundial se observa, tanto en EE.UU con Trump, como en la elección de Bolsonaro en Brasil, "que los hombres están apoyando más que las mujeres estos discursos más conservadores".
Fue así, por ejemplo, como previo a las elecciones en Brasil, la preferencia de los hombres se apreció muy marcada por Bolsonaro. Encuestas realizadas por Datafolha e Ibope, señalaban que el voto masculino para Bolsonaro alcanzaba el 36%. Las mujeres en cambio, mostraban menor apoyo, el que variaba entre el 20% y 21%.
Pero no está muy claro porque ese fenómeno se está dando, dice Aguayo. Una hipótesis es que los hombres se sienten amenazados en algunos de sus derechos, lo que se ve más claramente respecto de algunos derechos de las mujeres, pero no sería tan claro en el caso del matrimonio igualitario, explica.
Pareciera, agrega Aguayo, que tiene que ver con una concepción más conservadora donde hay hombres que afirman más la heteronormatividad. "Esto significa no están abiertos a las familia diversas, no estar abiertos a que en el jardín o en la escuela tener apoderados de familias homoparentales, significa no estar abiertos a estos temas de diversidad se hablen derechamente en la escuela y se eduque. Lo que preocupa es que hay un movimiento neo-conservador que reafirma con mucha fuerza el concepto de la familia heterosexual y no están nada abiertos al derecho de la filiación de familias diversas. Lo que en varios países se aprecia con el idea de "con mis hijos no te metas", un movimiento antiderechos muy conservador".
Tradicionalmente a los hombres se les enseña que tienen que ser heterosexuales, indica Rementería, "que tienen que ser el género dominante, que ellos toman las decisiones y la mujer siempre tiene que estar al lado, o atrás de ellos respaldando sus decisiones. Cuando en un matrimonio del mismo sexo tienen los mismos derechos y la misma posibilidad de complementarse y tomar las decisiones, eso es algo que escapa al matrimonio tradicional que a los hombres les han enseñado y que es machismo claramente", sostiene.