Los humedales están obteniendo cada vez mayor reconocimiento en la población y, junto con eso, aumenta la necesidad de protegerlos. Un ejemplo de eso es que hace unos días, y luego de tres años de tramitación, fue publicada en el Diario Oficial la ley de protección a los humedales urbanos y por primera vez la legislación chilena recogió ese concepto.

Lo que hoy sabemos es que los humedales son ambientes vitales para la supervivencia humana por sus múltiples servicios ecosistémicos: sirven como hábitat a cerca del 40% de las especies a nivel mundial, proveen agua dulce, alimentos y recursos, controlan las crecidas, representan la recarga de aguas subterráneas, y colaboran en la mitigación del cambio climático.

¿Qué es un humedal?

Paisaje o territorio, cubierto de agua de forma permanente o temporal, de origen natural o artificial, que contiene plantas y animales que dependen de él, que aporta servicios a la comunidad, personas y entorno.

Desde 1977, el 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales para conmemorar el convenio que estipula la máxima regulación internacional para su protección, que fue firmado en Ramsar, Irán. Según esa convención, en Chile están representados prácticamente todos los tipos de humedales existentes. ¿Cuántos hay? El Inventario de Humedales -a cargo del Ministerio de Medio Ambiente- ha reconocido 40 mil humedales en Chile, pero esta cifra no considera a mallines o turberas.

En la línea de este mayor interés por los humedales, hace unas semanas se lanzó la Guía práctica para el conocimiento de humedales e identificación de conductas denunciables, un documento práctico que busca empoderar a los ciudadanos en la gestión y conservación de los humedales en Chile, y que contiene información relevante para que la gente pueda identificar estos ecosistemas, reconocer cuando estén siendo vulnerados y realizar denuncias ante eventos anómalos que los afecten.

"Esta guía es ciencia ciudadana. Provee un concepto bien generalizado y consensuado con actores locales sobre la definición de humedal, y también recoge los atributos que los actores sociales valoraban dentro de un humedal  Una definición generalizada que sea fácilmente utilizada en toma de decisiones y principalmente por los usuarios de los humedades", explica Carolina Martínez, investigadora de Cigiden y una de las autoras de este trabajo (Vea la guía acá).

Para Martínez, esta guía aporta a un tema medular, que es la educación ambiental. "Las sociedades más urbanizadas se han ido desvinculando de la naturaleza. Muchas veces estamos frente a un humedal y no sabemos qué es. Tiene que haber un  empoderamiento de gobiernos locales y regionales para dar a conocer el patrimonio natural y cultural", dice.

Burocracia, una vez más

Esta guía es parte del estudio "Toolkit para la gestión y conservación de Humedales: Una propuesta de fortalecimiento a su actual institucionalidad", elaborado por cinco investigadores de diferentes universidades, cuyo objetivo es desarrollar una herramienta para la gestión y conservación de humedales, que permita el fortalecimiento de la actual institucionalidad, relevando un diagnóstico de las diversas alternativas de manejo del Estado, acercando dicha información a los usuarios y sentando las bases para futuros ajustes institucionales. El proyecto forma parte de una iniciativa impulsada desde el Centro de Políticas Públicas UC.

Kay Bergamini, académico del Instituto de Estudios Urbanos UC y parte del equipo que realizó el proyecto, explica que cuando partió el estudio se dieron cuenta de que había demasiados organismos públicos en temas de humedales. "Había un desconocimiento tanto de expertos como de gente que trabaja en el sector público respecto de las funciones que tiene cada uno de los organismos y, con mayor razón, de la comunidad", dice.

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Una garza en el Humedal Río Maipo. Foto: Gentileza Fundación Cosmos

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De acuerdo a ese estudio, existe una desarticulación de distintos organismos públicos con variadas funciones en los humedales y esos roles son también muy desconocidas por los usuarios. Esto, porque para denunciar una infracción de un humedal se puede recurrir, según la conducta y/o efecto, al Servicio Agrícola y Ganadero, la Corporación Nacional Forestal, la Dirección General de Aguas, la Dirección de Obras Hidráulicas, la Armada, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura, la Seremi de Salud, la Superintendencia de Servicios Sanitarios, la Superintendencia del Medio Ambiente, o la Municipalidad.

"Cuando nos centramos en el tema de la fiscalización y sanción nos fuimos percatando de que era bastante complejo y que había frustración en la población porque si querían ir a presentar una denuncia, se daban cuenta de que el organismo no les respondía o les decían que no tenían atribuciones, y costaba echar a andar el aparataje del Estado", agrega Bergamini, quien recuerda un caso ocurrido en Valdivia: lo que DGA consideraba como un humedal no era lo mismo en la Seremi de Medio Ambiente ni en el Sag. Entonces, explican los investigadores, esa cantidad de atribuciones de los distintos organismos públicos y ministerios implican una superposición de atribuciones, y el ejercicio de protección efectiva, en la práctica, no se cumple.

Una recomendación del estudio es que la Superintendencia de Medio Ambiente se haga cargo de proveer a los ciudadanos de un sistema centralizado de denuncias ambientales y –explica Bergamini- como la gente acude a los organismos más cercanos -como las Municipalidades y Carabineros-, se debería entregar capacitaciones y elaborar sistemas pertinentes para que esas instituciones puedan ser receptores de denuncias y canalizarlas adecuadamente.

Se estima que en el último siglo ha desaparecido el 64% del total de humedales en el mundo, principalmente por la acción humana.

Carolina Martínez explica que la figura de protección internacional, como el convenio Ramsar, no da garantías de que un humedal sea conservado, porque aunque exista esa figura se permiten muchos usos y actividades económicas disfuncionales al humedal y que generan un alto grado de degradación. "El uso industrial no puede estar cerca de un humedal. Y otro problema es la delimitación del humedal; cuando se hacen esas delimitaciones en una fase de bajo caudal, se limita sólo una parte y no el humedal completo y ahí las empresas inmobiliarias compran esos terrenos y los terminan de degradar", dice.

Como ejemplo de lo anterior, la geógrafa explica que el origen de la ley publicada en enero está en el empoderamiento ciudadano en Valdivia para hacer frente a la pérdida de la superficie de los humedales y a los proyectos inmobiliarios en esos terrenos. "Los secan y los rellenan, y por definición los humedales son cursos de agua, entonces cuando hay condiciones climáticas de más precipitaciones, los humedales vuelven a llenarse. Eso es muy conocido en el mundo".

Agrega Martínez: "Es muy poco inteligente rellenarlos. Mirando el paradigma de sostenibilidad en el mundo, perder la superficie de los humedales es exponerse a una mayor afectación por desastres".