Corría el año 2011 cuando Ignacio Marín Chinchón, un niño de ocho años, recibió el duro diagnóstico: leucemia mieloide crónica, un tipo de cáncer muy poco frecuente en la infancia, que se origina en determinadas células productoras de sangre de la médula ósea (tejido esponjoso que se encuentra en el interior de algunos de los huesos del cuerpo).

"Iniciamos el tratamiento con un fármaco llamado Imatinib, pero a los pocos meses Ignacio se hizo resistente a ese fármaco. A su diagnóstico se le agregó una leucemia linfoide aguda. Ante ese panorama, la única posibilidad de curación era un trasplante de médula urgente, aunque primero debía remitir el cáncer. Por eso tuvimos que hacer quimioterapia y radioterapia intensiva. Fue un período estresante, cansador, incierto y tortuoso", explica su mamá, Javiera Chinchón.

Luego del tratamiento, la desesperación de la familia comenzó a crecer al no encontrar un donante compatible con Ignacio en ningún banco de médula del mundo. La salvación llegó desde el lugar menos pensado. Josie Manhambara, una mujer originaria de Zimbabue, presentó una compatibilidad del 90% con el niño. Pese a las diferencias étnicas entre ambos, el match fue posible, increíblemente. 

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Ignacio junto a Josie Manhambara, en abril pasado.[/caption]

A los 15 días del trasplante, Ignacio recibió una gran noticia: la médula trasplantada estaba funcionando. "Eso significaba un tremendo éxito, aunque durante mucho tiempo tuvimos miedo a una posible recaída. Pero Ignacio volvió al colegio a los siete meses y a los dos años tuvo el alta, lo cual fue maravilloso. Con el tiempo, y hasta la fecha, han venido otras cosas como efectos secundarios del trasplante, pero sin duda son menores. Hoy Ignacio hace una vida totalmente normal", agrega su madre.

¿Cómo funcionan los trasplantes de médula ósea?

El Dr. Francisco Barriga, jefe de Hematología y Oncología Pediátrica de la Red UC Christus, responsable de los trasplantes de células madre sanguíneas, define el caso de Ignacio como un "milagro del azar". El especialista explica que las posibilidades de compatibilidad de donación de médulas entre desconocidos son de entre uno y 40.000 a 150.000. "El 100% de compatibilidad solo se da entre hermanos, ya que los genes se heredan, mitad de la madre y mitad del padre, y la combinación puede darse de cuatro formas posibles", añade.

El caso de Ignacio Marín Chinchón, sin embargo, marca un precedente. La compatibilidad puede existir fuera del círculo familiar y por eso el Dr. Barriga invita a que más personas se inscriban como donantes. 

Desde el punto de vista étnico, comenta el especialista, la población chilena es muy homogénea, lo cual ayudaría a que los donantes puedan salvar vidas de sus compatriotas y de pacientes de otros países, especialmente de aquellos de origen occidental. "En Chile tenemos 26.000 inscriptos en DKMS, la fundación internacional sin fines de lucro dedicada a la lucha contra el cáncer de sangre. Si tuviéramos 150.000 inscritos, habría un donante para la mitad de los chilenos. Estamos lejos, pero no tanto".

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El doctor Francisco Barriga junto a Ignacio, Josie y la madre de Ignacio.[/caption]

"Ser donante médula es de los pocos gestos de humanidad y altruismo que es pura ganancia y cero costo. Con solo tres minutos puedes salvar la vida de una persona y la de su entorno. La sensación de salvarle la vida a alguien es un acto que cambia tu vida, le da sentido y te produce una inmensa felicidad. Para el que recibe la donación, vivir es un milagro, la constatación que somos humanos en el sentido más profundo, que podemos apoyarnos unos con otros y darnos el mejor regalo que es la vida. La unión entre donante y receptor es eterna, misteriosa y maravillosa", cierra Javiera Chinchón.

Requisitos para donar células madre:

-Adultos entre 18 y 55 años

-Residentes en Chile

-Peso mayor a 50 kilos

-No tener enfermedades inhabilitantes (reumatológicas, autoinmunes, HIV, cáncer, etc.).

-El trámite es gratuito y no invasivo.

-La inscripción puede hacerse de forma online en www.dkms.cl