Imágenes satélitales de la Nasa muestran el imparable avance de La Niña y la muerte de El Niño
Fotografías fueron logradas con datos recopilados por el satélite Sentinel-6 Michael Freilich de la Nasa.
Luego de un intenso paso del fenómeno de El Niño, dejando jornadas récord de precipitaciones, la llegada de La Niña es inminente. Así lo proyecta el último informe del Servicio Meteorológico Nacional de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (Nooa, su sigla en inglés).
El documento emitido el viernes 12 de julio, señala que durante este mes continuaremos en una fase neutral entre el fenómeno de El Niñoy La Niña, pero añade que la posibilidad de que La Niña arribe entre agosto y septiembre es de 70%, situación que se extendería hasta el verano 2024-2025 de Chile. El porcentaje aumenta a 79% en el caso de noviembre-enero.
“El equipo de pronóstico anticipa que la transición ocurrirá antes (agosto-octubre). Esto se apoya, en parte, en la continuación de las temperaturas subsuperficiales del océano por debajo del promedio y los pronósticos a corto plazo que sugieren un resurgimiento de las anomalías de los vientos del este en julio”, sostiene el informe de la Noaa.
Imágenes satélitales de la Nasa muestran el imparable avance de La Niña y la muerte de El Niño
Aunque el fenómeno aún no se ha declarado oficialmente, para que se “decrete” la llegada de La Niña, las temperaturas en el Océano Pacífico central deben permanecer por debajo de 0,5 °C de lo normal durante al menos tres meses seguidos.
Y eso es lo precisamente que han logrado medir los satéliteles de las más importantes agencias científicas del mundo, que a traves de sesnores especializados, logran “colorear” el Pacífico según las temperaturas promedio del mar, como muestra este mapa comparativo de la Nasa.
Los datos para los mapas fueron recopilados por el satélite Sentinel-6 Michael Freilich, llamado así en honor al estimado oceanógrafo de la Nasa, y procesados por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la Nasa.
Las anomalías de la altura de la superficie del mar son una forma interesante de rastrear las diferencias de temperatura en el mar porque están directamente influenciadas por la expansión térmica: el agua más caliente se expande y da como resultado niveles más altos en la superficie del mar.
Al analizar las anomalías, los científicos pueden identificar áreas donde el océano es más cálido o más frío que el promedio.
Ahora que El Niño ha muerto, el Pacífico ecuatorial se encuentra actualmente en una fase neutral y los meteorólogos del Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica esperan que permanezca así hasta al menos agosto de 2024.
Después del período neutral, hay una gran posibilidad de que La Niña regrese. Si El Niño se conoce como la “fase cálida”, La Niña es la “fase fría”, caracterizada por temperaturas oceánicas inusualmente frías en el Pacífico ecuatorial. Si apareciera en mapas similares al que se ve arriba, se esperaría ver una franja azul alrededor del ecuador en el Pacífico oriental, lo que denota sus aguas frías.
En el Pacífico, La Niña trae temperaturas más frías que el promedio en la parte centro-oriental de la cuenca, vientos más fuertes tanto cerca de la superficie como en altitudes elevadas, y lluvias más intensas de lo normal sobre Indonesia y el resto del continente marítimo.
Para Chile, en cambio, el fenómeno climático generalmente se asocia a menos precipitaciones, inviernos más fríos y veranos menos calurosos.
El anterior documento de la Noaa emitido en junio señalaba para septiembre la llegada del fenómeno, atribuyéndole un 65% de probabilidades, cifra que ahora aumentó a 70% y que se adelanta para agosto.
La Niña es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical, es decir, en los vientos, la presión y las precipitaciones.
Según la Noaa, también hay que tener en cuenta que hay una probabilidad de 1 en 5 de que La Niña no se presente y que las condiciones neutras se prolonguen durante el invierno. Por lo tanto, dice el documento, si bien no creemos que este sea un resultado probable, está lejos de ser imposible. Si las condiciones neutras se prolongan durante el invierno, no tendríamos los cambios esperados de La Niña en la temperatura global, la lluvia y otros patrones para informar nuestras perspectivas invernales.
Noaa aumenta la probabilidad de llegada de La Niña
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, señala que en la zona central de Chile, “La Niña tiene básicamente dos efectos. Por un lado, modera las temperaturas; los años marcados por La Niña no son extremadamente cálidos. Por otro lado, modera las precipitaciones; los años marcados por La Niña son en general secos”.
Incluso podría evitar algunos récords negativos, cree Cordero. “Gracias a La Niña, este año no va a ser extremadamente caluroso como el 2023. Además, este año afortunadamente no debería ser hiperárido. El tardío desarrollo de La Niña ha permitido que las precipitaciones durante este primer semestre se acerquen a valores considerados típicos, no solo en la zona central, sino en buena parte del país”.
Los efectos de cada episodio de La Niña varían en función de su intensidad y duración, así como de la época del año en que se desarrolla y de la interacción con otros modos de variabilidad climática. En muchos lugares, especialmente en los trópicos, La Niña produce en el clima efectos opuestos a los que provoca El Niño.
Sin embargo, los fenómenos climáticos de origen natural, como el El Niño, ahora tienen lugar en el contexto del cambio climático antropógeno, que provoca un aumento de las temperaturas mundiales, exacerba los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, y altera la configuración de las temperaturas y las precipitaciones estacionales.
Los últimos nueve años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar de que desde 2020 hasta principios de 2023 tuvo lugar un episodio plurianual de La Niña que ejerció un efecto de enfriamiento. El Niño alcanzó su apogeo en diciembre de 2023 como uno de los cinco episodios más intensos de este fenómeno jamás registrados.
Por lo general, tras un episodio intenso de El Niño se dan las condiciones características de un episodio de La Niña, y las predicciones más recientes de los modelos son congruentes con esa secuencia, si bien persiste una marcada incertidumbre respecto a su intensidad o duración.
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