Impactantes videos de toneladas de ropa quemándose en el desierto: “La queman para traer más”
El tristemente famoso cerro de ropa en el desierto de Atacama que fue viral en 2022, ya no existe. Fue completamente quemado, y en cambio, ahora existen decenas de microbasurales en la periferia de Iquique y Alto Hospicio, para que sean más difíciles de rastrear.
Rosario Hevia publicó recientemente en sus redes sociales una serie de videos virales que muestran una cruda realidad en el norte de Chile. Asegura que el enorme cerro de ropa que obtuvo atención mundial en 2022 ya no existe, debido a que fue quemado por personas desconocidas. “Eran kilómetros y kilómetros de ropa quemada, una contaminación tremenda”, relata en conversación con Qué Pasa.
La dueña de la marca Ecocitex se encontraba en compañía de la ONG Desierto Vestido para realizar un documental sobre el problema de la contaminación por desechos textiles en el desierto. Desde esta organización le comentaron que existen más de 100 macro y microbasurales en el desierto de Atacama, de los cuales visitaron tres, ubicados en la periferia de la comuna de Alto Hospicio.
Impactantes videos de toneladas de ropa quemándose en el desierto: “La queman para traer más”
Las fotos y videos tomadas por el equipo muestran una enorme extensión de cenizas provenientes de lo que antes fue ropa de segunda mano, parte de la que aún se puede apreciar en los registros. Incluso pudieron apreciar en primera persona cómo un camión dejaba ropa un basural, personas seleccionaban lo que estaba en buen estado, y el resto se quemaba posteriormente.
“No es ropa sin marca, o cualquier cosa. Hay ropa de Zara, Carter, GAP, ropa en super buen estado”, comenta Rosario en uno de los videos donde aún era visible la ropa que es abandonada en el desierto. Explica que esta ropa es dejada en estos basurales clandestinos por las mismas personas que la importan a Chile, luego de separar lo de mayor valor comercial y en mejor estado de uso. También pudo observar cómo en estos lugares habitaban personas en situación de calle, quienes vivían de re vender esta ropa.
“Luego la ropa se quema para que les traigan más”, explica la emprendedora. Hoy los basurales de ropa en el desierto son más pequeños y en lugares más inaccesibles, para que sean menos rastreables y fiscalizables. Esto a diferencia de los cerros de ropa que fueron ampliamente comentados incluso a nivel nacional, como el que estaba ubicado en el sector El Boro. Este incluso podia ser visto facilmente mediante imágenes satelitales debido a su magnitud.
Daño irreparable por toneladas de ropa quemándose en el desierto
Chile es el país que más importa ropa usada en América del Sur, de acuerdo a la Cepal. Esto se ve beneficiado por la zona franca de Iquique, puerto libre de impuestos que se ha convertido en una gran alternativa para la llegada de ropa de segunda mano o descartada por grandes empresas de textiles, en una práctica conocida como fast fashion.
Los principales exportadores de ropa usada son Norteamérica, Asia y Europa. En Chile, se calcula que llegan más de 126 millones de kilos de ropa de segunda mano al año, cifra de la que queda una parte en el desierto de Atacama. Es probable encontrar marcas como H&M, Zara o Shein en esta zona, a la que también llegan particulares para lograr vender algunas de las prendas que aún se encuentran en buen estado.
Debido a los pigmentos y materiales de la ropa desechada, en general de origen sintético, la quema de ropa emite el doble de átomos de carbono que la quema de carbón, de acuerdo a la ONU. Esto sin contar los altos costos medioambientales que implica la producción y distribución de los textiles, que de acuerdo a este organismo internacional, “produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos”.
Este no es el primer registro de basurales siendo quemados en el desierto. Incluso el Primer Tribunal Ambiental de la zona Norte recorrió los basurales en la comuna de Alto Hospicio a inicios de 2023, como parte de una diligencia para establecer las responsabilidades de la comuna sobre este problema. En el video subido a su página oficial ya se pueden apreciar los textiles quemados y su enorme extensión.
Rosario también menciona que sufrió amenazas por parte de las personas que habitan los basurales, dejando ver también uno de los problemas sociales en una de las comunas más concentración de pobreza en Chile. La emprendedora cuenta que fue amenazada con botellas de vidrio e insultos para que se retiraran del lugar, argumentando que esa era su fuente de trabajo y su única fuente de ingresos. “Les dijimos que queremos ayudarles a mejorar su situación, pero fueron muy violentos. No quieren que esta situación se conozca”, relata.
¿Quién se hace cargo de las toneladas de ropa?
Desde la municipalidad de Alto Hospicio, donde encuentran los vertederos ilegales que recorrió Rosario, advierten que este es un problema que escapa de las capacidades municipales. “Aquí lo que hay no es una industria de importación de ropa usada, lo que hay en realidad es un sistema de exportación de basura textil que se genera en los países industrializados”, explica el alcalde Patricio Ferreira a Qué Pasa.
El 29 de marzo de 2022, la abogada ambientalista Paulin Silva interpuso una demanda por daño ambiental ante el Primer Tribunal Ambiental, dirigida hacia la municipalidad de Alto Hospicio y el Estado-Fisco de Chile, por la presencia de los basurales de ropa en el desierto. En esta demanda, acusó a estos dos organismos de haber provocado un daño pasivo al no fiscalizar las zonas periféricas de la comuna en las que forman estos vertederos ilegales.
“El daño ambiental que se denuncia, no se hubiese generado, o no con la magnitud y gravedad que existe en la actualidad, si el Estado de Chile y la Ilustre Municipalidad de Alto Hospicio hubiesen actuado y cumplido con el deber de cuidado; protección y conservación del patrimonio ambiental de la República, así como el resguardo de los bienes ambientales nacionales y comunales de nuestro país”, explica en el documento donde se interpuso la demanda.
El alcalde de Alto Hospicio argumenta que “fiscalizamos toda la comuna, pero no tenemos la capacidad de estar todo el tiempo y en todas partes a la vez, por lo que si bien interceptamos e infraccionamos a muchos inescrupulosos, no logramos detectarlos a todos”. Comenta que se ha aumentado un 300% la presencia de inspectores municipales, además de un sistema de vigilancia con cámaras y drones, pero que la capacidad de control es compleja debido a que “estas zonas están en general en áreas periféricas y alejadas de la zona urbana”.
La causa sobre la responsabilidad de estos dos organismos sigue abierta en este tribunal. Uno de los más recientes hallazgos de las investigaciones fue la presencia de una serie de elementos con valor arqueológico y paleontológico, que podrían estar bajo los basurales. Esta información fue confirmada por el Consejo de Monumentos Nacionales, como parte de una de las solicitudes hechas por la abogada demandante.
Desde el municipio, Ferreira comenta que la atención se ha focalizado en la comuna y “no en quienes generan esos residuos, que basan su modelo de negocios precisamente en lo que se ha dado en llamar “Fast Fashion”. Aquí las grandes firmas de ropa transnacional, deben hacerse cargo de lo que ocurre con sus productos”, explica.
“Una solución (a corto plazo) es apoyar la producción de vestuario y textiles locales. No hay que quedarse sólo en el problema, hay que buscar soluciones”, comenta Rosario. Es difícil para ella describir la magnitud del impacto que tuvo al ver los cementerios de ropa quemada en el mismo desierto que alberga los observatorios más grandes y avanzados del mundo, pero espera que esta situación se logre solucionar pronto.
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