La académica e investigadora Dora Altbir, fue galardonada con el Premio Nacional de Ciencias Exactas de este año por "su gran contribución al desarrollo en el país de la nanociencia y la nanotecnología, componentes esenciales de la denominada revolución industrial del siglo XXI, dijo el jurado.

Tras recibir el premio, la directora y fundadora del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología (Cedenna), dijo estar emocionada por el reconocimiento y que nunca se lo esperó.

Madre de dos hijos universitarios (su hija estudia medicina y su hijo ingeniería), asegura que para ella no existe la división entre ciencia básica y ciencia aplicada. "Es imposible pensar en innovar sin hacer ciencia básica. Existe una sola ciencia, y las aplicaciones de ese conocimiento científico. Particularmente las aplicaciones tecnológicas o las innovaciones tecnológicas requieren de un conocimiento científico sólido".

De todo el trabajo que ha realizado a lo largo de su carrera, ¿Qué ha sido lo más gratificante?

Para mí, lo más gratificante es la formación de mis estudiantes y que ahora son mis colegas. Para cualquier científico, el formar personas es algo tremendamente gratificante. Uno aprende mucho con las personas más jóvenes. Creo que se genera una relación muy importante. Me siento muy orgullosa de los estudiantes que he formado.

También es muy importante lo que estamos construyendo en nuestro centro. Yo trabajo en un centro multidisciplinario que reúne a físicos, químicos, biólogos, ingenieros en torno a la nanociencia y la nanotecnología y también eso es muy relevante y gratificante porque hemos aprendido a trabajar personas con formaciones diferentes y a contribuir juntos a la generación de una aplicación espefícica y de conocimiento básico en particular, así que el trabajo del centro es muy intenso y muy interesante.

¿Cuándo comenzó a interesarse por la nanociencia y la nanotecnología?

Hace muchos años, mi tesis de doctorado fue en un tema que hoy se llamaría nanociencia. En 1990, no se llamaba así. Entonces los sistemas nanométricos se llamaban películas delgadas o sistemas de multicapa que fue lo que yo estudié en particular y después se comenzó a usar el tema "nano", nano estructura o nanopartículas.

¿En qué área de estudio está realizando hoy sus investigaciones?

Yo soy científico básico, estudio las propiedades de sistemas de nanoestructuras magnéticas. Estas propiedades tienen impacto en varias aplicaciones, en sistemas magnéticos de grabación de información, remediación de suelos y agua, limpieza de arsénico, en portadores de fármacos para tratamientos para el cáncer, por ejemplo.

En la U. de Santiago, usted fue una de las impulsoras de la licencia maternal a las becarias de doctorado y postdoctorado…

Yo tuve a mis hijos cuando ya estaba contratada. Tenía una posición académica en la universidad, pero conocía muchos casos en los que era muy complejo tomar el pre y el postnatal porque a veces era reconocido pero no pagado. Decían, les vamos a dar estos tres meses pero sin sueldo. No servía de mucho porque en ese momento las mujeres necesitan las becas o los postdoctorados. Planteamos eso a la rectoría y la U. de Santiago fue pionera. Después lo tomó Conicyt y ya se validó a nivel nacional.

¿En algún momento de su carrera se sintió discriminada por ser mujer?

Creo que he sido bastante afortunada. Alguna vez he sentido alguna incomodidad, pero en general, no. En Física, he trabajado siempre en la U. de Santiago y no he sentido ninguna discriminación. Para las mujeres en general, es un poco más difícil, no solo hacer ciencia, sino que hacer distintas actividades porque hay todavía una serie de barreras culturales y tenemos que trabajar para removerlas e igualar la cancha. Las mujeres sí pueden hacer ciencia y al mismo nivel de excelencia que los hombres.