El párkinson es una enfermedad progresiva y crónica. Este mal, todavía sin cura, se caracteriza por la falta de una sustancia química en el cerebro llamada dopamina, responsable de transmitir señales entre las células nerviosas y regular el estado de ánimo de las personas.

Se trata de uno de los trastornos neurodegenerativos más comunes. Sin embargo, no existe una descripción epidemiológica en Chile y tampoco hay muchas descripciones en Latinoamérica.

Solo se calcula que cerca de 40 mil personas viven con esta patología en el país y que por lo menos un 30% no lo sabe.

Un equipo de investigadores del Centro Neurológico especialista en Parkinson (Cenpar), realizó un estudio con el fin de conocer cuál era la condición de sus pacientes antes y después de realizar terapia de tratamiento integral.

El análisis demostró que quienes realizan rehabilitación integral de forma mantenida, por más de 12 meses, mejoran su calidad de vida en todos los indicadores evaluados. Incluso en algunas de las variables, se logra frenar la alteración en las habilidades afectadas por el Parkinson, en el 100% de los casos.

Rehabilitación integral para el párkinson

Durante la investigación, se analizaron datos históricos de 120 personas con Enfermedad de Parkinson (EP), hombres y mujeres, entre 42 y 86 años, que presentaban como mínimo 12 meses de atención de rehabilitación integral -es decir, de kinesiología, terapia ocupacional y fonoaudiología-, entre enero de 2020 y diciembre de 2022.

Lo que les interesaba, es que la persona hubiera tenido atenciones continuas, ya sea una vez a la semana todas las semanas por 12 meses o con un máximo de tres veces a la semana. “Sí o sí los pacientes tenían que cumplir el criterio de atenderse continuamente estos 12 meses”, explica Paola Riveros, directora de Rehabilitación en Cenpar, y quien lideró el estudio.

Sesión kinesiología. Imagen referencial.

En cuanto a la terapia integral, cada sesión dura 1 hora. Veinte minutos de kinesiología, 20 minutos fonoaudiología y 20 minutos de terapia ocupacional. “Eso es porque la neurociencia indica que tras los 20 minutos los factores de rehabilitación no son tan relevantes”, añade Riveros.

Mejor calidad de vida

Lo que evaluaron los investigadores son las habilidades que tiene el paciente con párkinson, como por ejemplo, la calidad de la marcha, si era dependiente o independiente, si el paciente registraba rigidez neuromotriz que es un reflejo patológico, o si presentaba alteración cardiovascular.

Las principales mejoras fueron:

  • Mientras al inicio de la terapia, un 20% de los pacientes presentaba marcha dependiente de una ayuda técnica, tras doce meses, ninguno de ellos la presentó. Una evolución 100% favorable. Se repitió en la medición de otras alteraciones relevantes en el Parkinson,
  • Las alteraciones que afectan el habla y la voz, y de la presencia de la rigidez muscular, como un elemento que dificulta la calidad de vida, también presentó una evolución 100% favorable.
  • En el caso de la alteración en la capacidad aeróbica o cardiovascular al ejercicio, cuya presencia se redujo al 33% de los pacientes.
  • La alteración en el equilibrio, disminuyó al 40% de los pacientes.
  • El riesgo de sufrir caídas, disminuyó del 76% al 15% de los casos.
  • El deterioro cognitivo, del 90% al 47% de los casos.
  • Las alteraciones en la deglución, redujeron su presencia del 80% al 43% de los casos.

Todos los pacientes evaluados presentaron mejorías en las habilidades que las que tenían alteración, sin embargo, algunos, por condición personal, registraron mayores y más rápida mejoría, y el factor de la edad, el tiempo de dedicación al ejercicio en el hogar, el grado de dependencia, alteración cognitiva, motivación, escolaridad y nivel socioeconómico, pudo ser influyente. A pesar de ello, todos tuvieron al menos tres variables con mejoría.

En un principio casi todos los paciente tenían entre un 60% al 100% daño de estas habilidades en la evaluación número uno en su primer día. “Después bajaron los porcentajes y algunos quedaron con 0% alteración y el máximo fue un 40%. Entonces hubo una mejora” comenta la líder del estudio.

Los pacientes que mayor beneficio para su salud tuvieron, son los que asistieron de forma continua, se comprometieron y replicaban esta actividad y estas tareas en la casa, mostraban interés, aprendieron cómo cuidarse, tenían el apoyo de sus familiares y buscaban redes con amigos o municipales para favorecer su calidad de vida.

En cambio, en los pacientes que no tuvieron un real compromiso, o no tuvieron la red de apoyo deseada, “hubo mejoras pero notablemente más bajo” añade la directora de Rehabilitación.

Sesión fonoaudiología. Imagen de referencia.

Asimismo, explica la directora que sin la pandemia se hubieran visto mayores mejoras. Pero la pandemia lo que hizo fue disminuir el estímulo de los pacientes y generó efectos negativos en su salud mental y física por el encierro, por lo que “claramente hizo más lentos los resultados”.

Desconocimiento de la enfermedad

A través de este análisis, los investigadores buscan la realidad de nuestros pacientes, ya que “hay mucho desconocimiento y mitos sobre las enfermedades de Parkinson” señala Riveros.

Por lo que esperan que las personas que tienen esta enfermedad:

  • Reconozca la relevancia de tener rehabilitación, que se eduque y sepa cuáles son las mejores formas de cuidarse y las cosas que debe hacer o no en la casa.
  • Que los familiares tengan también este conocimiento y generen las redes de apoyo.
  • Los médicos y los profesionales de salud tengan mayor visión de la relevancia de la rehabilitación, porque hoy en día “se sabe que la enfermedad de Parkinson se trata 50% medicamento y 50% rehabilitación y los que tienen solo medicamentos se deterioran mucho más rápido que los pacientes que tienen medicamento y rehabilitación” explica la autora.

Antiguamente, los pacientes que solo tenían medicación al quinto año estaban con mucha sintomatología, alteraciones de la marcha, se caían, se fracturaban y hoy en día pueden llegar a los 10, 12, 17 años con mínimas alteraciones, solo temblores de manos pero logran caminar, no se caen “y no es que seamos mágicos sino que es ciencia, ocupamos mucha ciencia en esto”.

“Tenemos algunos pacientes que son desvinculados en sus trabajos porque el empleador cree que se está volviendo loco porque tiene Parkinson, y tu evalúas al paciente y no tiene ningún condicionante para que el empleador este loco sino que es solo prejuicio. La idea es poder visualizar más la realidad de los pacientes y la importancia de la rehabilitación”, concluye Riveros.