El virus de influenza ya ha dejado al menos 19 personas fallecidas en Chile y todavía faltan varias semanas para que su circulación en el ambiente comience a disminuir, por lo que estas muertes no serán las únicas de la temporada.

Hay varias razones por las que este virus puede terminar con la vida de algunas personas que se contagian: algunos son pacientes jóvenes y sanos, otros con enfermedades asociadas.

En general, los estudios muestran que hay tres razones principales para explicar la mortalidad de este virus. La primera es la coexistencia de la infección influenza con otra bacteria o virus como el estreptococo; una segunda es la presencia de una enfermedad preexistente (como asma, hipertensión, enfermedad cardíaca) y una última razón, una respuesta exagerada del sistema inmune. Esta última es la que tiene de cabeza a los investigadores tratando de encontrar una respuesta que pueda predecir el riesgo de mortalidad y un tratamiento específico que hasta ahora no existe.

Ronald Reid, médico broncopulmonar de la Clínica Universidad de los Andes, dice que la primera causa de muerte por influenza es la descompensación por enfermedades crónicas previas, por ejemplo, personas que ya tienen enfisema pulmonar diabetes o alguna enfermedad cardiovascular y que además se contagian con el virus.

En segundo lugar, señala Reid, están las personas sanas y jóvenes que mueren de neumonia fulminante, lo que está relacionado con la condición inmunológica de la persona. "El virus de la influenza no produce por sí solo daño al pulmón, sino que es la respuesta inflamatoria que se forma en el pulmón la que lleva por ejemplo a un edema porque el sistema inmune exagera esa defensa".

influenza

Jeannette Dabanch, infectóloga del Hospital Clínico de la U. de Chile señala que cuando el virus ingresa a nuestro organismo, el sistema inmune desencadena una respuesta inflamatoria. "Despierta nuestras defensas y éstas se preparan para defendernos del agresor, pero lo hacen de forma exagerada. El virus estimula exageradamente la reacción en algunas personas y todavía no podemos reconocer exactamente quienes realizarán esta respuesta, pero sabemos que al menos en las personas que están en los grupos de riesgo ocurre esto", dice.

Esta respuesta exagerada, más que con el virus mismo, tiene relación con la genética de cada paciente. "Hay personas que genéticamente tienen una respuesta más exagerada, y eso es imposible de saber antes, es muy difícil de predecir", explica el broncopulmonar.

"Hay una relación muy estrecha entre virus y hospedero. Esta realación tan estrecha aún no se puede vislumbrar. No sabemos si es condición genética o si son partículas especiales que estén presentes en la superficie de las células de algunos individuos. Es similar a lo que ocurre con el virus hanta y otras enfermedades. Algunas personas pasan la enfermedad en su casa y otros terminan hospitalizados y pueden fallecer. Se está estudiando qué ocurre", dice Dabanch.

Según explica Dabanch, el virus causa daño en el pulmón, específicamente en unas células llamadas neumocitos que son las encargadas del intercambio de oxígeno lo que finalmente lleva a una falla multiorgánica. Pero además, hay otros órganos que se ven comprometidos como los riñones, el sistema nervioso central. También causa alteraciones hemodinámicas que provocan fallas cardiovasculares.

Obesidad

En la última década, tras la pandemia de influenza H1N1 de 2009, distintos estudios han dado cuenta de una relación entre la infección por este virus y la obesidad de quien se contagia.

Hasta ahora, se ha podido corroborar que los adultos obesos tardan más tiempo el eliminar el virus del organismo por lo que están más tiempos expuestos a una sobreinfección por otro virus o bacteria.

Además, la obesidad (sobre todo mórbida) aumenta la posibilidad de que ocurra una complicación y recientemente, se mostró que también se incrementa la posibilidad de propagación del virus al permanecer más tiempo activo en los pacientes obesos, por lo que durante más días pueden contagiar a personas sanas.

"Después de 2009 aparece como condición de riesgo el paciente con obesidad mórbida. Desde entonces que se incluyen entre los grupos de riesgo", cuenta la infectóloga. Esta relación podría explicarse por el estado inflamatorio en el que ya se encuentran estas personas a causa de la obesidad, por lo que es factor de riesgo también para otras enfermedades infecciosas.

Influenza en niños

Un estudio publicado el año pasado en Pediatrics analizó las muertes de los menores de 18 años en Estados Unidos entre 2010 y 2016. ¿El resultado? El 22% de los fallecimientos ocurrió en niños sanos y con una baja cobertura de vacunación. La rapidez con la que progresó la infección también llamó la atención de los especialistas: dos tercios de los menores murieron dentro de los siete días desde que comenzaron los síntomas y más de un tercio murió en su casa o en la urgencia de un centro médico, sin alcanzar a ser hospitalizados.

La convivencia entre el virus de la influenza y otros virus y bacterias también estuvo presente entre las razón de complicación. De ellas, las coinfecciones bacterianas fueron más comunes entre niños sanos que entre niños con una afección médica de alto riesgo, el 41% de las complicaciones se debieron a neumonía.