¿Influye la comuna en el rendimiento académico de estudiantes chilenos en matemáticas? Estudio describe los efectos de la segregación espacial en RM

Simce de Ingles

El contexto espacial de la comuna de residencia, es decir, acceso a parques, experiencias de tiroteos o peleas, la basura en las calles, la facilidad de transporte, entre otros, tienen un peso que va más allá de las características individuales o del tipo de colegio, dice estudio del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social.


Qué hay detrás del rendimiento académico, es algo que generalmente se asocia a la estimulación en el hogar, las condiciones del colegio, hasta a la alimentación. Pero ¿Qué ocurre con el entorno en que se vive? ¿Repercute el contar con áreas verdes cerca? ¿Cómo afecta si en el barrio se venden drogas?

Todo el entorno influye significativamente en el logro educativo. Sí, el contexto espacial de la comuna de residencia, es decir, la composición socioeconómica (educación e ingresos de residentes), el acceso a parques, si en los alrededores hay graffitis, si se viven experiencias de tiroteos o peleas, si hay basura en las calles, el nivel de contaminación acústica, la facilidad de transporte, si hay o no venta de drogas, entre otros puntos, tienen un peso que incluso va más allá del efecto de características individuales y escolares, como, por ejemplo, el tipo de colegio.

Así lo indica el estudio Spatial divisions of poverty and wealth: does segregation affect educational achievement?, publicado en la revista The Socio-Economic Review de Oxford Journals, realizada por investigadores del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (Coes).

La investigación, efectuada por Gabriel Otero, sociólogo, candidato a doctor en Geografía Urbana, Universidad de Utrecht, Rafael Carranza, doctor en políticas sociales por la London School of Economics and Political Science y Dante Contreras doctor en economía por la Universidad de California, subdirector e Investigador principal COES, analizó cómo las diferentes composiciones espaciales en la Región Metropolitana (RM) afectan el rendimiento educativo en matemáticas de estudiantes de 16 años en Chile.

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El contexto espacial, influye significativamente en el logro educativo. Un peso que incluso va más allá del efecto que tienen características individuales y escolares, como, por ejemplo, el tipo de colegio. Foto: La Tercera/Archivo

Para ello construyeron un panel con todos los escolares que rindieron el Simce de matemáticas en 2010, 2014 y 2016 (50.265 estudiantes de 15 a 16 años) de la Región Metropolitana, zona altamente segregada y hogar de cerca del 40% de la población nacional, junto a datos de la encuesta Casen 2015 sobre caracterización de comuna de estudios.

Los exposición a las comunas más marginadas, indica el trabajo, influye negativamente en el rendimiento educativo, mientras que la exposición a las más privilegiadas de la RM, implica un impacto positivo en los puntajes de las pruebas.

Así, por ejemplo, en el primer grupo (comunas más marginadas) la puntuación media en el Simce de Matemáticas es de 270 puntos, mientras que para las privilegiadas la mediana de 335 puntos y muy pocos estudiantes tienen menos de 250 puntos.

Segregación espacial

La pregunta de investigación fue: ¿en qué medida las diferentes composiciones espaciales (especialmente la pobreza y la riqueza concentradas) predicen el rendimiento académico de los estudiantes chilenos en matemáticas más allá de los antecedentes familiares, el contexto escolar y las características individuales?

Para responderla, dice Gabriel Otero, consideraron el desempeño de los más de 50 mil estudiantes durante tres años, junto con las características del hogar y la escuela, y los combinaron con datos del contexto espacial de las comunas donde estudian los alumnos. Y si bien, explica el Simce no entrega datos de residencia “la mayoría de los estudiantes asisten a escuelas dentro de la misma comuna en que residen”.

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La pregunta de la investigación fue: ¿En qué medida las diferentes composiciones espaciales (especialmente la pobreza y la riqueza concentradas) predicen el rendimiento académico de los estudiantes chilenos en matemáticas más allá de los antecedentes familiares, el contexto escolar y las características individuales? FOTO: RICHARD ULLOA / LA TERCERA

¿Qué consideraron? Junto con el ingreso promedio de residentes, el promedio de años de escolaridad y la tasa de desempleo, analizaron rasgos de contexto espacial como las experiencias de peleas o tiroteos (en un radio de 15 minutos a pie), la basura en los alrededores, venta de drogas, acceso al transporte (a 20 cuadras de hogar), acceso a parques, percepción de estigma residencial, contaminación acústica y visual, entre otros.

En total fueron 28 los aspectos y con ellos clasificaron a las 52 comunas de RM en seis grupos o clústers. El primero (17,3%), 13 comunas de bajos ingresos, con baja desigualdad económica y bajo nivel educativo, con experiencias de violencia (peleas, tiroteos y consumo de drogas), entre ellas, El Bosque, La Pintana, Lo Espejo y Pudahuel. El segundo (0,5%), cuatro comunas rurales (Alhué, Calera de Tango, María Pinto y San Pedro) con bajos acceso a cajeros automáticos, supermercados y servicios comunitarios, altos niveles de polarización económica.

El tercero (13,9%), 12 comunas rurales con bajo acceso a servicios, especialmente parques, instituciones educativas y farmacias, altos niveles de polarización económica, participación relativamente alta en asociaciones de vecinos y mayores tasas de pobreza, incluye a Buin, Colina, Pirque y Tiltil. El cuarto (37,8%), 14 comunas clase media con buen acceso a transporte, educación y supermercados, con un nivel de desigualdad relativamente bajo, menor proporción de personas con educación superior y niveles relativamente bajos de estigma residencial percibido, entre ellas Independencia, La Florida, Puente Alto, Quinta Normal y Renca.

El quinto (19,4%) grupo, cinco comunas de clase media alta (La Reina, Macul, Ñuñoa, San Miguel y Santiago) con bajos niveles de pobreza y estigma residencial, niveles relativamente altos de desigualdad económica, participación en organizaciones vecinales, contaminación acústica y visual. Y el sexto, y último conglomerado (11,1%), comunas de mayores ingresos, con altos niveles de educación (escolaridad y educación terciaria), bajos niveles de basura en lugares públicos y peleas en la calle, con baja tasa de pobreza baja (menos del 1%), con las comunas de Las Condes, Lo Barnechea, Providencia y Vitacura.

Brecha educacional

Cada clúster muestra características similares y factores estrechamente relacionados, destaca Rafael Carranza, doctor en políticas sociales por la London School of Economics and Political Science, lo que permite “entender de forma holista lo que es estar en estos clúster, y ver cuál es el efecto de estudiar en estas comunas como un todo”.

Si bien estos efectos pueden parecer pequeños en términos de desviaciones estándar, los investigadores explican que son comparativamente relevantes y tienen una importancia sustancial. Por ejemplo, la brecha de puntuación de la prueba entre el grupo 1 (más pobre) y el grupo 6 (más rico), es de 0,104 desviaciones estándar. “Esto es casi dos tercios de la brecha entre las escuelas públicas y privadas y equivale a una brecha de 50 puntos (una desviación estándar completa) en la prueba Simce anterior”, detalla el estudio.

Además, como las escuelas totalmente privadas representan dos tercios de todas las escuelas en el grupo 6, pero solo el 2,1% de las escuelas en el grupo 1, los resultados sugieren que “la escuela y los efectos espaciales se complementan y refuerzan entre sí, lo que resulta en brechas sustanciales en los puntajes de las pruebas”.

“Uno podría pensar que esas diferencias se deben al ingreso del hogar o al tipo de colegio, pero lo que vemos es que el entorno como dimensión en si misma es la que da esos beneficios. No hay un único factor, son todos. Hay un tema de acceso a áreas verdes, de experiencia de crimen, de ingreso, entre muchos y todos actúan de forma conjunta”, aclara Carranza.

Lo que el estudio deja claro es que no se trata de considerar la influencia de factores aislados como el nivel de ingreso o la criminalidad, apunta Otero o pensar que a medida que bajan los ingresos se reduce el rendimiento, que es el tipo de análisis recurrente. Más bien, agrega “es tratar de evaluar lo que implica la exposición a determinados espacios, que se configuran de múltiples características, y su impacto en la desigualdad educativa”.

El trabajo muestra, añade Otero, que hay un grupo que combina de nivel socioeconómico alto y mayor accesibilidad, con mayor concentración de riqueza (grupo 6), que contrasta notoriamente con aquel de concentración de pobreza donde hay accesibilidad, pero bajo nivel socioeconómico (grupo 1). “Los modelos estadísticos mostraron cuánto se gana o pierde en rendimiento por el hecho de vivir en esas comunas. La reflexión es principalmente que hay acumulación de ventajas y desventajas, es decir, se pierde más o gana más por el hecho de estar expuestos a ciertos lugares, y eso es por el entorno residencial”, subraya.

plaza Inés de Suárez
El ingreso del hogar o al tipo de colegio, no son tan determinantes como entorno como dimensión en si misma, señala el estudio Coes.

Los resultados sugieren que el problema se refiere no solo a la concentración de la pobreza, dice Otero sino también a la creciente tendencia a la concentración de la riqueza en las ciudades. “La ventaja residencial parece ser particularmente relevante para el refuerzo de la desigualdad educativa y la reproducción de las clases altas. Entonces, es cómo el espacio incrementa aún más la brecha en resultados educativas entre los estudiantes más privilegiados y el resto”, aclara.

La realidad que el estudio revela es extremadamente difícil, reconocen los investigadores. Característica que está dada porque no hay solo un factor que contribuya a la brecha. “Lo que esto reconoce que hay un problema sumamente complejo. Está la calidad de educación, pero las características del barrio potencian las desigualdades”, destaca Carranza. El barrio es una dimensión más de las desigualdades.

Las soluciones también son complicadas. Carranza explica que supone políticas públicas en vivienda, educación, en calidad del entorno, entre muchas más. “Son múltiples factores. Pero pasa un poco por la naturaleza de las políticas públicas que se piensa en una dimensión dejando de lado las demás, y lo que este trabajo muestra es que están todas relacionadas y es difícil solucionar una sin considerar la otra”.

En las comunas desfavorecidas se aprecia no solo bajo nivel educativo con poco capital cultural, “es más que eso”, dice Otero. “Son experiencias de violencia, entornos desfavorecidos en términos visuales con más basura, venta de droga, etc. Entonces cuando uno mira esos barrios desprovistos de muchísimas condiciones ve que la exposición es múltiple y que tienen que lidiar con una serie de barreras”.

Una ciudad más justa y mejorar las condiciones de los barrios más marginados, “que se han marginado por las políticas urbanas”, señala Otero debería ser el enfoque de soluciones. “Pensar en cómo hacer que las comunas donde hay escasez de infraestructura se mejore el acceso, para nivelar la cancha. La idea no es intervenir el privilegio. Los residentes de sectores empobrecidos deben tener mejores condiciones”.

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