Octubre de 2019 estuvo marcado por el inicio de movilizaciones ciudadanas históricas para Chile. Marchas y manifestaciones de un descontento social, que ha mostrado un carácter marcadamente juvenil.
Según revela el estudio "El Chile que viene" de la consultora Cadem, la población menor de 35 años ha sido la cara visible de las movilizaciones. De acuerdo al sondeo, el 57% de los jóvenes reconoce haber participado en marchas ciudadanas o caceroleos, versus el 34% del grupo entre 35 a 54 años, y el 20% del segmento de mayores de 55.
El grupo entre 18 a 34 años representa actualmente al 27% de la población del país (4.664.902 habitantes), 43% de ellos viven en la Región Metropolitana y 57% en regiones. Son además, dice el estudio, quienes en un alto porcentaje comparten que la actual crisis corresponde a un descontento social generalizado (81%). También quienes más validaron las evasiones masivas del Metro como una forma de protesta (79%) y los que peor evalúan la agenda social impulsada por el gobierno para contener el malestar (66%).
Desde un primer momento han tenido un rol protagónico, refuerza el sociólogo de la Universidad de Chile, Octavio Avendaño: "Lo fueron en el movimiento de evasión cuando se produce el alza del pasaje, hasta el estallido social mucho más grande el viernes 18. Han sido el sector más importante que ha empujado el inicio de este movimiento, el que si bien adquiere características más transversales, tiene una adhesión por parte de la población juvenil".
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Sondeo indica que el 57% de los jóvenes reconoce haber participado en marchas ciudadanas o caceroleos. Foto: AgenciaUno[/caption]
Las generaciones más jóvenes son menos conservadoras, tienden a arriesgar más y generalmente son las que inician los cambios sociales, agrega, Mariane Krause, psicóloga y académica de la U. Católica y presidenta del Consejo Conicyt. "Es un fenómeno normal, sucede en todo el mundo, no se trata de una particularidad chilena. Lo que sí es sorprendente es que una parte importante de nuestra sociedad despertó de una situación de sumisión para cuestionar sus condiciones de vida", indica.
Y si bien el diagnóstico de la actual crisis no es exclusivamente juvenil, la encuesta refleja que los jóvenes están más involucrados, sostiene María Luisa Méndez, investigadora principal del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (Coes) y académica de la U. Católica. "Eso sí que es notorio", enfatiza.
A favor de una nueva Constitución y de una jornada laboral de 40 horas
Según el estudio de Cadem, la reforma constitucional logró irrumpir en la agenda, instalándose como el tema al que el gobierno debería dedicar sus mayores esfuerzos. En un desglose etario, el 27% de los jóvenes la mencionan como la principal preocupación, frente al 20% de entre 35 y 54 años y al 14% de mayores de 55.
En este escenario, frente a la disconformidad generalizada ante la agenda social del gobierno que se refleja en el sondeo, los menores de 35 años figuran también como los más críticos a los anuncios del Ejecutivo para paliar el descontento social, donde un 66% los calificó como malos o muy malos.
El estudio también midió la postura de los grupos etarios frente a distintos debates y temas actuales, como la jornada laboral de 40 horas, la migración y el movimiento feminista, donde la juventud se instala como el segmento más proclive a estos cambios.
Con todo, el sociólogo y académico de la U. de Chile, sostiene que "aún no se sabe" si esos jóvenes se volcarán "a una participación de tipo electoral o a constituir o referentes políticos que emanen de esta experiencia de movilización".
De todas maneras el mundo político va a tratar de ver cómo sintoniza con ellos, agrega la socióloga e investigadora Coes. "Están los líderes más jóvenes que surgieron a propósito del movimiento estudiantil y evidentemente, según lo que dicen los datos de la encuesta, habría una mayor sintonía con ellos, pero el resto del mundo político está muy distante de la forma de entender la política de este grupo".
El sondeo Cadem consultó además a los jóvenes sobre distintas enfermedades, condiciones o problemas, aspectos que revelaron, que en relación a los otros grupos, se reconocen más ansiosos y angustiados (57%), estresados laboralmente (55%), con crisis de pánico y angustia (33%) y muestran porcentajes más altos de déficit atencional (30%).
Se trata de una generación que tiene mayores limitaciones respecto a su futuro, indica Avendaño, "sobre todo en los estudiantes secundarios y universitarios asumen una visión más bien pesimista respecto de su propio futuro". Corresponde, agrega, a la generación que está enfrentando el deterioro ambiental, pero además, "un mercado laboral cada vez más competitivo, y al mismo tiempo restrictivo, todo ello confluye en una perspectiva mucho más crítica del funcionamiento general del sistema".
Para Méndez, responde además a lo otras investigaciones también muestran, que poseen gran sensibilidad y empatía, y que sus reivindicaciones tienen que ver con una memoria de sus propias familias. "Es ver las dificultades de sus abuelos en las pensiones, las dificultades de sus padres que pasan mucho tiempo trabajando, que tienen poco tiempo para el ocio, entre otras. Tiene mucho de un componente de empatía con las otras generaciones", detalla.
El 56% señala a los políticos como causa del descontento
"¿Cuál es la principal razón que explica que los chilenos estén enojados?", señala una de las preguntas de la encuesta Cadem, cuya respuesta sitúa a los políticos como la principal causa del descontento social (ver gráfico).
Los más jóvenes no tienen una diferencia tan sustantiva con el resto de la población en ese punto (56% frente al 59% de quienes tienen entre 35 y 54 años de edad y el 56% de los mayores de 55), lo que para Méndez habla de que no son jóvenes apolíticos. "No tienen nada que ver con el 'no estoy ni ahí' de los años 90, se informan sobre política", afirma.
También se dan ciertas similitudes generacionales al asignar responsabilidad a los sueldos y a la situación económica familiar (47% frente al 52% mencionados por adultos entre 35 y 54 años). Sin embargo, los jóvenes aparecen distinguiéndose del resto de la población al asignarles un grado de importancia a la calidad de vida y el tiempo libre. "Eso lo ven con más claridad que el resto de la población. Es muy notorio que para ellos la falta de tiempo libre sea un motivo por el cual la población podría estar molesta", agrega Méndez.
Mayor apertura valórica
La propensión de los más jóvenes a participar de las movilizaciones no es casual, dice el académico de Sociología de la U. de Chile. "Estamos en presencia de la misma generación que participó el 2006 en las movilizaciones en contra de la Ley Orgánica Constitucional de Educación, el mismo segmento de las movilizaciones de 2011, una generación que ha tenido un aprendizaje del significado de la movilización".
Un grupo que ha sido testigo, agrega la psicóloga y presidenta del Consejo Conicyt, de importantes pasos el último tiempo en materia de inclusión a la diversidad, "como por ejemplo en el ámbito sexual". Según el sondeo de Cadem, los jóvenes son los más abiertos a que parejas homosexuales puedan contraer matrimonio (77%), que puedan adoptar hijos (65%), a la eutanasia (77%), a la ley de aborto en tres causales (79%) y al derecho de identidad de género de menores (58%).
Lo interesante además, dice Méndez, es cómo su práctica social tiene una gran dimensión estética y festiva. Son expresiones propias de ellos, explica, lo que para la lectura adulta más tradicional suena irracionalidad al no ser un discurso formal. "Pero para ellos es parte de sus prácticas de cohesión y elaboración de repertorio político, que nutren de elementos que no obtienen de la política formal", agrega.