Un grupo de científicos en Francia revivió siete virus que estuvieron congelados durante miles de años en el permafrost siberiano. Su investigación demuestra que estos virus protegidos en el permafrost que se derrite, pueden ser una amenaza para la salud del ecosistema.
El virus denominado Pandoravirus, incluye el ejemplar más antiguo revivido hasta ahora, pues uno de ellos tiene 48.500 años. “Es un récord mundial”, dijo a New Scientist Jean-Michel Claverie, virólogo de la Universidad de Aix-Marseille y autor principal del estudio.
Aparte de gran edad, su tamaño es del tipo gigante: se puede examinar a través de un microscopio. Mide aproximadamente un micrómetro de largo y 0,5 de ancho. Contiene aproximadamente 2500 genes, en contraste con los virus modernos que infectan a los humanos y que no poseen más de 10 a 20 genes.
El Pandoravirus se encontró a 16 metros por debajo del fondo de un lago en Yukechi Alas en la República Rusa de Yakutia y pertenece a uno de los nueve tipos diferentes que han sido revividos por el grupo de científicos. Los otros dos virus, de aproximadamente 30.000 años, fueron hallados en 2013. El más joven estuvo congelado durante 27.000 años.
El cambio climático amenaza la salud
El estudio publicado en la revista bioRxiv y que aún no ha sido revisado por pares, demuestra que los virus son increíblemente resistentes, capaces de sobrevivir indefinidamente cuando se conservan congelados.
“Una cuarta parte del hemisferio norte está sustentada por suelo permanentemente congelado, conocido como permafrost”, dice el estudio recién publicado. Sin embargo, el permafrost se está derritiendo debido al cambio climático y la materia orgánica que lleva millones de años inactiva se está descongelando.
Esto levantó las alarmas, ya que una de las consecuencias es aumentar del efecto invernadero por la liberación de dióxido de carbono y metano a la atmósfera. Pero la otra es que siguen siendo capaces de infectar células demostrando la amenaza que significa para la salud de las plantas, animales y humanos.
Dado que la carga viral que está encerrada en el permafrost es masiva, si se libera en el transcurso de un par de décadas posiblemente podría desencadenar una gran cantidad de nuevas infecciones virales en el mundo. “Hay bacterias y virus que salen todos los días”, afirma Claverie a New Scientist.
Pensar en otra pandemia puede ser inquietante, por lo que los investigadores dicen que es necesario revivir los virus para evaluar los peligros asociados con el cambio climático y estar preparados para el futuro.
En los últimos años el suelo del permafrost ha comenzado a descongelarse, lo que ha permitido recuperar animales bien conservados del periodo Paleolítico. Junto a los cadáveres se pueden desarrollar potentes agentes infecciosos escondidos. De hecho, el virus más jóven de 27.000 años se extrajo de heces de mamut congelados en el permafrost.
Lo que plantea que animales descongelados se pueden convertir en una amenaza aún mayor para los humanos que el Pandoravirus que ataca específicamente a la ameba.
El peligro de los virus antiguos
En comparación con los virus modernos, “la situación sería mucho más desastrosa en el caso de enfermedades de plantas, animales o humanos causadas por el renacimiento de un antiguo virus desconocido”, escribieron los científicos franceses.
En la investigación, el profesor Claverie y sus colegas resaltaron el peligro de las bacterias y los virus antiguos para las formas de vida actuales de todo tipo. Incluso si se congelan en niveles más profundos de permafrost durante millones de años, podrían volver a activarse si el permafrost desaparece.
Si los antiguos virus gigantes siguen siendo infecciosos después de estar congelados durante tanto tiempo, otros tipos también lo serán, dice Claverie.
En esta línea, enfatizaron que las recientes y actuales pandemias demostraron que “cada nuevo virus, incluso relacionado con familias conocidas, casi siempre requiere el desarrollo de respuestas médicas muy específicas, como nuevos antivirales o vacunas”.
Los científicos admitieron que aún es imposible saber cuánto tiempo podrían ser infecciosos estos virus una vez expuestos a las condiciones exteriores y cuán probable es que encuentren y contagien a un huésped adecuado. Sin embargo, “el riesgo seguramente aumentará en el contexto del calentamiento global cuando el deshielo del permafrost siga acelerándose y más personas poblarán el Ártico a raíz de las empresas industriales”.
Aunque antes había pocos individuos en el Ártico que se expusieran a estas amenazas de infección, dice Claverie a New Scientist, cada vez hay más gente que se traslada a la zona para extraer recursos como el oro y los diamantes. Y el primer paso de la minería es arrancar las capas superiores del permafrost.
“Hay un peligro real”, dice el autor. “Pero es imposible poner una cifra a este riesgo”.