Después de siete meses de viaje y tras largos años de planificación, la misión InSight se posó exitosamente sobre la superficie de Marte. El proyecto no fue sencillo. Hace un par de años, había presentado dificultades en algunos de los instrumentos clave del robot explorador. De ahí, el tremendo valor que cobra su amartizaje.
Esta es la octava vez que la Nasa llega al planeta más cercano, pero es la primera en que va equipada con instrumentos destinados a descifrar los secretos que emanan de las profundidades de su superficie. Pero, ¿cómo esta pequeña nave, que sobrevivió a una velocidad de 20.000 km/h y a la gran temperatura de esa atmósfera, nos develará los secretos marcianos?
Los terremotos, fenómenos que intrigaron a nuestros ancestros y que, ahora, gracias al avance de la ciencia, conocemos mucho mejor, se convierten en una herramienta para escudriñar otros mundos. Llegamos a Marte. ¿Cómo es su interior? ¿Tendrá agua? ¿Magma? O, ¿algo similar a las placas tectónicas de la Tierra?
Estas preguntas encontrarán respuestas si se logra, por ejemplo, registrar los ecos de aquellos meteoritos que golpean al planeta rojo; o, que los tremores producidos por grandes tormentas, reboten y viajen por su interior, generando vibraciones que pueden ser detectadas por SEIS, el sismógrafo de InSight. Así, dependiendo del tipo de materia que atraviesen esas ondas, revelarán la densidad y distribución del medio y nos acercaremos a la composición de este atractivo planeta.
¿Qué sucede cuando hacemos girar un huevo duro y otro crudo, al mismo tiempo, en una superficie plana? El huevo duro gira más rápido que el otro. ¿Por qué? Los roces internos de la sustancia acuosa, le hacen perder energía rápidamente al huevo crudo, que se frena, tambaleándose; mientras que el cocido, permanece más tiempo en movimiento.
Desestabilizaciones similares a la del ejercicio del huevo, nos indicarían la presencia de un núcleo líquido en Marte.
Pero ¿qué tan líquido y grande podría ser su centro? Eso, depende de su comportamiento. En el caso de la Tierra, cada tambaleo dura 18 años. Pues bien, el instrumento RISE está hecho para entregar la posición de la nave en la superficie marciana, con una precisión de sólo unos centímetros. Con esta tecnología, nuestros científicos podrán medir los meneos del planeta rojo y descifrar su núcleo.
Dentro de todas esas "primera vez" que InSight realizará en su estadía en Marte, hay una que me parece fascinante. La sonda HP3 penetrará su superficie hasta los cinco metros de profundidad. Esto es necesario para entender cómo fluye o escapa la temperatura desde el centro. Para ello, enviará pulsos de calor, cada 50 cm, los que serán detectados en la superficie, indicando qué tan buen o mal conductor de calor es el material que compone sus capas y, así, poder inferir su estructura.
Por casi dos años, nuestro vecino será el hogar de InSight. Se espera que, durante esta estadía, nos permita acercarnos a detalles de su geología, balance térmico y procesos sísmicos. Con ello, conocer más sobre la formación de los planetas rocosos de nuestro Sistema Solar -de Mercurio a Marte-, y así comprender mejor algunos de los misterios del Universo. Pero esta vez, desde las profundidades.