Enrique Cordaro(76) es físico y académico de la Universidad de Chile. Lleva más de 50 años estudiando el campo magnético de la Tierra.
Todos esos años de trabajo dieron resultados. En una nueva investigación publicada en Advances in Space Research, Cordaro y su equipo descubrieron dos cosas: se prueba que el campo magnético terrestre (ubicado sobre la zona sudamericana) sí varía considerablemente, antes de los grandes terremotos y que al medir el campo magnético de la zona sudamericana se dieron cuenta que éste está debilitado si se lo compara entre Putre y Puerto Montt. Esto último, se evidenció al comparar el campo magnético de este sector del país, con el campo magnético de otros lugares del mundo.
Según explica el investigador, "el campo magnético viene desde el centro de la Tierra. Se produce en el núcleo a 1.500 km de profundidad, donde la tierra fundente está al rojo vivo. Ahí se produce una intensidad de 300 tesla pero en la superficie de la Tierra las ondas que medimos tienen unas 20 nanotesla", explica. El campo magnético protege a los planetas de todas las partículas que vienen del espacio exterior, añade.
En el sector de la costa sudamericana, estas ondas son menores. "Nuestras mediciones muestran que hay una debilidad del campo. Esto viene a sumarse a que estamos en la costa Pacífico, donde está el choque de placas. Todo esto hace que existe una mayor probabilidad de eventos o sismos superiores a los 8 mega", señala. "En el terremoto de Japón, de Sumatra y del Maule, las ondas estaban más débiles antes del movimiento. Cuando las revisamos, las tres tenían la misma frecuencia".
La medición se pudo gracias a magnetómetros y medidores de neutrones que fueron diseñados y construidos en Chile y que están ubicados entre la línea del Ecuador y la Antártica. Los datos fueron recolectados gracias a la red Altiplánica-Pacífico-Antártica de Observatorios de Radiación Cósmica y Geo-Magnetismo (APAN) consistente del Observatorio de Alta Montaña de Putre a latitudes ecuatoriales, Los Cerrillos a medi latitud y el LARC o Antártico.
"Estuvimos cinco décadas midiendo las variaciones del campo magnético de la Tierra. Necesitábamos saber si lo que veíamos en los registros no eran eventos aislados. La espera tuvo sus frutos: hemos comprobado que sí existe una relación entre las variaciones del campo y la incidencia de los sismos", dice Cordaro, académico del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile y de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Chile.
Respecto del momento en el que se podría producir este evento, Cordaro dice que aún falta por estudiar. A su juicio, es necesario más años de estudios, más recursos y personas trabajando en este tipo de mediciones, cosa que hoy no ocurre.
Según Mario Mendoza Bárcenas, profesor- investigador del Centro de Desarrollo Aeroespacial del Instituto Politécnico Nacional de México, el trabajo de los investigadores chilenos es "una contribución invaluable desde la perspectiva de ciencia de frontera y una propuesta que detona una gran oportunidad en el campo de desarrollo tecnológico en una aplicación de alto impacto social".
La investigación
El trabajo de Cordaro y su equipo se basó en los datos sobre de rigidez geomagnética sobre la Anomalía Magnética Atlántica (fenómeno planetario) que afecta a Chile. Además, las observaciones permitieron conocer parámetros como el viento y el ciclo solar durante el día.
Esta información, será útil para las comunidades de rayos cósmicos y geomagnetismo o geo-espacial, dice el científico de la Universidad de Chile. "Nuestro equipo ha trabajado durante mucho tiempo casi sin financiamiento, y eso ha sido algo asfixiante. Necesitamos que el gobierno y los privados nos escuchen, este trabajo podría salvar vidas y millones de dólares en pérdidas materiales", señala Cordaro.
El equipo científico, conformado también Patricio Venegas del Departamento de Geofísica FCFM de la Universidad de Chile y David Laroze del Instituto de alta Investigación de la Universidad de Tarapacá, espera poder obtener fondos para continuar diseñando y construyendo sus equipos en Chile (y comprarlos si fuera necesario) además de avanzar en el análisis de datos mediante Inteligencia Artificial. "Queremos que nuestros magnetómetros funcionen como neuronas y comunicarlos entre ellos mediante Machine Learning, con la finalidad de poder predecir los sismos", relata el Físico de la Universidad de Chile.