Investigadores miden cambios en la movilidad en pandemia mediante el ruido sísmico provocado por las personas
En los últimos meses, las medidas de confinamiento han perdido su adherencia por parte de la población y la trazabilidad ha sido difícil de mantener debido a la actual diseminación diaria de las personas. No obstante, expertos han encontrado una forma atípica de cuantificar la movilidad urbana dentro de las ciudades.
Las cuarentenas y restricciones de movilidad han sido las principales acciones tomadas por las autoridades para disminuir la cantidad de personas circulando por el país.
Sin embargo, en los últimos meses se ha visto empíricamente que la política pública sanitaria no cumpliría con la misma adhesión que lo hacía en su comienzo, debido al agotamiento, la necesidad de trabajar presencialmente y la concentración existente en las ciudades donde confluyen miles de personas en un par de comunas.
Dentro de este contexto, los investigadores Javier Ojeda Vargas y Sergio Ruiz del Departamento Geofísica de la Universidad de Chile, analizaron los datos de 15 estaciones sísmicas ubicadas en la Región Metropolitana y 5 estaciones desplegadas en otras ciudades dentro de Chile: Iquique, La Serena, Valparaíso, Concepción y Puerto Williams, con la idea de estudiar los cambios en la movilidad producidos durante las distintas etapas de la pandemia.
La investigación, realizada gracias al apoyo de ANID / FONDECYT y el Programa Riesgo Sísmico (PRS), procesó los datos de todas las estaciones seleccionadas durante 11 meses, desde el 1 de diciembre de 2019 hasta el 1 de octubre de 2020. Para dos estaciones de la Región Metropolitana, el análisis se amplió a 3 años de datos, desde el 1 de octubre de 2017 hasta el 1 de octubre de 2020.
Ruido sísmico en pandemia
La información la obtuvieron mediante el registro del ruido sísmico archivado en las estaciones, dedicadas a monitorear la sismicidad todo el tiempo. No obstante, los instrumentos son tan sensibles, que también pueden registrar cualquier tipo de propagación de onda, incluso las que generan las personas, como caminar, andar en auto, y las producidas por fábricas e industrias.
Para el análisis, se integraron datos epidemiológicos disponibles en el sitio web del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Se consideró uno de los principales indicadores de la propagación de virus y la dinámica del contagio que es el número reproductivo efectivo (Re) de los casos positivos confirmados de Covid-19, desde la fecha del inicio de los síntomas. El indicador Re es el número promedio real de casos secundarios de contagios generados por un caso primario durante el brote epidémico.
A esto, se sumaron los datos de movilidad que se analizaron fueron proporcionados por las ubicaciones de teléfonos móviles de Apple en la ciudad de Santiago, que corresponden al porcentaje de cambio en la forma de caminar y conducir del público. Además, se utilizaron las transacciones de transporte público proporcionadas por el Ministerio de Transporte de Chile y el Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería.
Los investigadores lograron demostrar que las políticas públicas aplicadas para la mitigación de los contagios sirvieron durante el primer trimestre del 2020, al ver reducido el número reproductivo efectivo cuando estaban impuestas las cuarentenas.
Así lo indica Ojeda Vargas, investigador doctoral del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, quien podía observar que, en los primeros meses de confinamiento del 2020, el ruido sísmico se redujo considerablemente. Luego, cuando se levantaron las cuarentenas, el ruido sísmico subió, “eso quiere decir que la gente se empezó a mover más, por las mayores libertades”.
El investigador menciona que, si bien las comunas del sector oriente agrupan los centros de la actividad económica, como Providencia, Las Condes y Santiago Centro, en estos territorios se pudo observar disminuciones efectivas del ruido sísmico debido a las características de sus habitantes, panorama disímil de otras comunas ubicadas en la periferia. “Se veía el más el cambio en las estaciones del sector oriente, donde pueden trabajar desde casa y se confirma con los quiebres en el ruido sísmico, pero no era así en Renca, que, si bien hubo una disminución, pero más pequeña”.
El análisis también pudo confirmar cómo disminuía el ruido sísmico durante las vacaciones de verano, a raíz de la salida de habitantes de la capital, y cómo a partir de marzo, empezó a aumentar paulatinamente.
También dentro del estudio se pudo ver cómo aumentaba el número reproductivo efectivo (Re) de los casos positivos confirmados de Covid-19 con los cambios de fase en el programa paso a paso implementado por el Gobierno.
Ojeda Vargas menciona que ha continuado con esta revisión del ruido sísmico esta la actualidad, y ha visto que los niveles son prácticamente iguales, eso quiere decir que las vibraciones que genera la población por su movilización son similares a antes de la pandemia.
A la misma conclusión llega Sergio Ruiz, sismólogo y director del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, agregando que en las primeras cuarentenas mostraron una disminución “muy abrupta y a medida que hubo los distintos cambios en las políticas de movilidad, el ‘relajo’ en el complimiento queda de manifiesto en el ruido sísmico”.
Generación de políticas públicas a partir del ruido sísmico
De acuerdo con lo investigado, Ruiz afirma que el ruido antropogénico generado por la movilidad, “podría ser utilizado perfectamente para políticas públicas que necesitan saber la tasa de movilidad”.
Ojeda Vargas añade que, gracias a este trabajo, lograron demostrar que puede ser un nuevo indicador de movilidad urbana. “La sismología no es solamente ver sismos y analizar terremotos. Hay todo un espectro de temáticas que hay detrás y esta es una de ellas. Acá pudimos ver que se puede medir la movilidad urbana sin nombre ni apellido, sin individualizarlo, y también puede usarse como un indicador para políticas públicas, como una especie de sismología social, que es, cómo utilizar los conocimientos y herramientas que tenemos como sismólogos para hacer un aporte más allá del monitoreo sísmico”, finaliza el investigador doctoral.
Esta investigación está vinculada con el trabajo “Silencio global del ruido sísmico de alta frecuencia debido a las medidas de bloqueo de la pandemia Covid-19” liderado por el académico del Observatorio Real de Sismología y Gravimetría de Bélgica, Thomas Lecocq, acerca de las consecuencias del confinamiento en la reducción de las vibraciones de alta frecuencia provocadas por la actividad humana. El proyecto colaborativo contó con la participación de 76 autores, uno de los cuales fue el investigador Javier Ojeda. Este trabajo, publicado por la revista Science, se ubicó entre los artículos de investigadores chilenos de mayor impacto global en 2020.
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