Si bien Twitter, como se ha descrito en otras ocasiones, es un nuevo espacio de opinión pública y un lugar donde los ciudadanos han podido y pueden movilizar denuncias y presionar a los actores políticos, también es un sitio que muchas veces concentra un odio desmedido y deliberado hacia distintas personas o situaciones, sin medir ninguna consecuencia, mostrando así uno de los lados más cuestionables de las redes sociales.
Esto lo vivió en carne propia Jani Dueñas después de su fallida presentación en el Festival de Viña del Mar, ya que las críticas y descalificaciones a su rutina no se hicieron esperar en las redes sociales.
Sin embargo, Twitter concitó la furia más desmedida de los comentarios, por lo que la comediante decidió eliminar su cuenta este viernes y dejar de manera privada su perfil de Instagram que antes era público. "Cerré mi Twitter y le puse candado a esto (Instagram) porque hay una cosa muy bonita e importante que se llama AUTOCUIDADO chikes, y en eso estoy, decantando, pensando y aprendiendo pa´ puro seguir. La autocrítica y las lecciones se sacan acá dentro, en silencio", aseguró Dueñas.
Los tuits -que se hicieron a través de los hashtag #JaniDueñas y #DueñasDeViña (ambos trending topic)- fueron más allá de críticas sobre una rutina que no funcionó y se enfocaron, en general, en descalificaciones directamente a la personalidad de Dueñas e, incluso, a su activismo como feminista o al movimiento feminista, como si Dueñas fuera la presidenta de éste, o estuviera en Viña en representación de las mujeres. Cuando lo cierto es que Dueñas no tiene que ir en representación de nadie, ya que ella por sí misma tiene experiencia suficiente y años de trabajo para presentarse en Viña de manera propia.
Por lo mismo, la decisión que tomó la voz de Patana y de la Divina Comida, es totalmente respetable y entendible, ya que no sólo tuvo la valentía de subirse al escenario de Viña del Mar, sino que también exponerse a fracasar en público cosa que nadie quiere vivir. Es más, creo que todos hemos fracasado alguna vez en distintos aspectos de la vida, pero la única diferencia es que el traspié de Dueñas fue público y, algunos y algunas, creen que por eso pueden festinar y denigrar su persona como deseen.
Me pregunto, ¿qué pasaría si salieran nuestros fracasos a la luz pública? ¿nos gustaría que todo el mundo se riera de nosotros y nos condenaran como si hubiésemos matado a alguien? O ¿que algunos, como Sebastián Eyzaguirre, expresaran derechamente estar feliz por el mal momento que vivió Dueñas? La respuesta es efectivamente no. Y es no. Todos somos personas. Y, aunque las críticas vengan desde Twitter, duelen y pueden afectar de manera profunda a quien sea, aunque lo único que haya hecho sea errar en una rutina de comedia y tener un mal día en el trabajo.
Por lo tanto, el llamado es a ocupar las redes sociales de manera positiva como una herramienta de denuncia y voz para los ciudadanos y ciudadanas, contra el abuso de poder y las injusticias. Así como también a exigirnos ser personas más respetuosas, tanto en la vida diaria como en los espacios virtuales, y a criticar y dar las opiniones con alturas de miras, y sobre el tema en cuestión, y no sobre la persona que hay detrás de aquello.