Hace dos años, la compra de bitcoins parecía el negocio perfecto para quienes querían aumentar considerablemente sus ingresos a costa de una pequeña inversión. Sin embargo, poco después de que la criptomoneda alcanzara su precio máximo histórico con US$19.966 en diciembre de 2017, el sueño de la divisa autorregulada se desplomó.
Actualmente, la moneda digital ha perdido un 82% de su valor y no se puede acceder a una quinta parte de todo el capital Bitcoin debido a propietarios que han perdido sus claves. Hace algunas semanas se sumó un nuevo peligro: ¿Qué sucede cuando la única persona habilitada para manejar una fortuna en bitcoins muere inesperadamente?
Sucedió en Canadá tras la muerte inesperada Gerald Cotten, fundador de la empresa QuadrigaCX. Esta se declaró en bancarrota:debía a sus 115.000 clientes la suma de 190 millones de dólares ($124.155.500 pesos chilenos), dinero al que no tienen acceso. Según anunció la empresa, la mayor plataforma de cambio de criptomonedas del país, Cotten falleció el pasado 9 de diciembre a los 30 años durante un viaje de ayuda humanitaria en India, llevándose consigo la única clave de acceso a los monederos en los que se almacena un millonario capital de bitcoins y otras criptomonedas.
Una fortuna de bitcoins no se parece en nada a las que pueden encontrarse en un banco. Y es que si alguien obtiene la clave privada que almacena estas monedas digitales, no hay forma de recuperar los fondos o solicitar un reembolso como podría hacerse a través del mercado tradicional. Es por esto que el fundador de QuadrigaCX solía mover el dinero a una "billetera virtual" encriptada, sin utilizar Internet para no ser hackeado. Sin embargo, nunca llegó a compartir con alguien la clave de acceso, lo que resultó en el encapsulamiento permanente de millones de dólares en la red.
Según una declaración jurada de su esposa Jennifer Robertson, Cotten no escatimaba en recursos de seguridad para resguardar los fondos y monedas de su empresa. Su computador, las direcciones de correo electrónico y el sistema de mensajería que utilizaba para administrar el negocio están encriptados. Y para evitar ser hackeado, traspasó la "mayoría" de las monedas digitales a carteras frías, cuya función es almacenar las divisas y sus claves en servidores offline.
El mayor problema es que, según declaró Robertson, no se han podido encontrar las contraseñas ni algún rastro de los registros comerciales de la empresa entre las pertenencias del empresario. De hecho, los expertos que intentaron ingresar a otros dispositivos encriptados de Cotten, como computadores, teléfono móvil o memorias USB, no tuvieron mayor éxito.
Suspensión de pagos
Según resumió el medio especializado en tecnología y electrónica de consumo, Gizmodo, QuadrigaCX "no puede reembolsar la mayor parte de los US$190 millones en inversiones de clientes", por lo que este martes, un tribunal canadiense ha admitido la solicitud de suspensión de pagos de la empresa, la que en un comunicado afirmó que durante las últimas semanas han estado trabajando en sus problemas de liquidez sin resultados favorables.
"Lamentablemente nuestros esfuerzos no han tenido éxito. Como no pudimos resolver estos problemas de manera oportuna, no queremos que la negociación continúe en nuestra plataforma. Solicitamos la protección de los acreedores para ayudar a resolver estos asuntos y preservar los intereses de nuestros
clientes", afirmó QuadrigaCX en un comunicado.