El último Ranking Nature Index 2022, que evalúa la producción científica de instituciones de todo el mundo sobre la base de artículos publicados, posicionó a Chile y a sus principales universidades como un referente en la investigación a nivel sudamericano. De las primeras tres en nuestro país destaca la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Universidad Andrés Bello. Esta última llamó la atención, ya que superó incluso la producción científica de instituciones como la Pontificia Universidad Católica y la Universidad de Santiago.
El rector de la Universidad Andrés Bello, Julio Castro, remarcó este éxito que dejó en evidencia dicho ranking, el cual evalúa principalmente la producción del conocimiento en las áreas de Química, Ciencias de la Vida, Ciencias de la Tierra y Ciencias Físicas. Según sus dichos, este resultado lo atribuye a un trabajo continuo que la universidad privada ha desarrollado durante los últimos 15 años.
En entrevista con Qué Pasa, la primera autoridad de esta casa de estudios relata los esfuerzos que ha hecho en materia de investigación, y que ahora está mostrando sus frutos. Además, sincera su postura ante un escenario constituyente del cual no sabe si estarán las garantías para seguir al margen del sistema de gratuidad —porque su intención es seguir fuera de ella—.
También habla de la nueva cara que tendrá la UNAB con la llegada de un personaje conocido en la gestión de la producción de conocimiento. A partir del 1 de septiembre, la exsubsecretaria de Ciencia, Carolina Torrealba liderará la Vicerrectoría de Investigación y Doctorado. De acuerdo a Castro, su llegada vendría a “consolidar un trabajo de años”.
-¿Cómo ha sido el trabajo que han hecho para posicionarse dentro de los referentes en la investigación?
Es consecuencia de un trabajo de años que venimos realizando en materia de producción científica. Esta información que apareció no hace más que confirmar el liderazgo que estamos tomando las universidades “nuevas”. Nosotros tenemos 33 años, versus las otras casas de estudios que son centenarias.
Esto es básicamente un trabajo de alta calidad, de un cuerpo académico e investigadores que se instalan como referentes clave en el escenario latinoamericano, en la investigación científica de alto nivel. Es también consecuencia del mérito de todos los rectores anteriores, de generar una decisión institucional de generar conocimiento en materias que impacten con soluciones a los problemas más importantes de la sociedad.
-¿Cuáles son los principales criterios y campos de investigación que cubre la universidad?
Originalmente esta universidad tenía la misión de desarrollar investigación en áreas específicas. Se pensó en algún momento que no se podía hacer investigación en todo, pero en algún momento las comisiones reguladoras nos dijeron que debíamos tener investigación en todas las áreas. Ahora estamos realizando investigaciones en todas las áreas. Química siempre ha sido un área muy fuerte para nosotros. En Ciencias de la Vida tenemos un doctorado con muy buenos profesionales y con altos niveles de acreditación.
En las universidades, cuando existen doctorados importantes, hace que mucha gente quiera venir a trabajar con nosotros. Antiguamente nosotros buscábamos académicos en otras universidades para tentarlos, pero hoy vienen a trabajar con nosotros sin que tengamos que buscarlos. Estamos abiertos a juntarnos con todos aquellos que piensen que el desarrollo de la investigación puede ser un bien público para ponerlo al servicio del país.
-¿Cómo cree que se aporta a las necesidades regionales del conocimiento?
Estamos incorporando fuertes equipos de investigación, no solamente en Santiago. Por ejemplo, la doctora Carla Taramasco, que tenía un grupo de investigación en la Universidad de Valparaíso, se quiso venir a trabajar con nosotros y nos enteramos que ya ganó un primer proyecto de investigación, lo que muestra que se puede hacer investigación seria en regiones. Queremos efectivamente ser un actor relevante, y colocar toda la experiencia que tenemos al servicio de las regiones.
-¿Qué cambios ha notado luego de la creación del Ministerio de Ciencia, en materia de inversión a la investigación en Chile?
Fue muy relevante para el mundo universitario, aunque habríamos esperado más recursos para el Ministerio de Ciencia. Espero que los fondos que le entrega la ANID sean más significativos y permitan financiar los proyectos de investigación que estén a disposición del desarrollo del país. Sin importar si esta investigación la hace una universidad privada con aportes o no. Lo importante es generar un buen nivel de investigación y desarrollo en Chile.
-¿Es posible cumplir la meta del Gobierno de llegar a tener un 1% del PIB dedicado a la investigación? Pensando que se espera que la mitad de ese aporte provenga del mundo privado.
Es una meta ambiciosa, pero esperable. No va a ser fácil, pero en la medida en que el mundo privado se dé cuenta que la investigación les tributa directamente a ellos, van a poner recursos en ella. El desarrollo y la innovación en otras partes del mundo está fuertemente apoyado por el sector privado. En la medida que vean que invertir en ciencia, en tecnología, eso va a generar importantes beneficios para el mundo universitario y para la ciencia en general.
La llegada de Torrealba y el futuro de la universidad
-¿Qué les convenció para nombrar a la exsubsecretaria Torrealba en la Vicerrectoría de Investigación y Doctorado?
Nuestro actual vicerrector, Ariel Orellana, llevaba dos periodos, y me manifestó que después de seis años en el cargo había dejado sus proyectos de investigación un poco rezagados. Él, junto a otras personas me hicieron ver que la doctora Torrealba estaba disponible, quien es una persona que ha trabajado fuertemente en la investigación y que tiene una gran capacidad de gestión.
Ella ya se incorporó con nosotros en un proceso de inducción y asumirá su cargo el 1 de septiembre. Pero, además, ella viene a consolidar un trabajo que venimos trabajando hace muchos años en materia de producción científica para el país. Es una persona que va a sumarse a un grupo de investigadores de altísima calidad, y su experiencia hará mucho en esa línea. Queremos pedirle que, si bien somos una institución consolidada en investigación, podamos seguir aportando en transparencia tecnológica ligada a la empresa y la industria.
-¿Cómo ve la propuesta de Constitución en materia de Educación e Investigación?
Está todavía todo muy general. Lo que dice la propuesta de Constitución es que las universidades estatales serán financiadas vía aportes basales y serán gratuitas. No solo las estatales, sino que también todas las “privadas que determine la ley”. No sabemos si esa ley va a determinar a las privadas del Consejo de Rectores, si va a estar la opción de entrar a la gratuidad o si va a ser una decisión de la institucionalidad. No hay nada dicho todavía sobre el sistema de financiamiento de las instituciones que no entren a la gratuidad.
Esperamos que, si llega a aprobarse la nueva Constitución, exista en la ley la posibilidad de poner artículos que permitan que las universidades que no son estatales tengan autonomía para decidir si acceder al sistema de gratuidad o no. Que sigan teniendo recursos públicos para el beneficio de los estudiante, y que sigan teniendo acceso a fondos concursables para la investigación.
-Y de existir esa libertad para decidir si entrar al sistema de gratuidad o no ¿Ustedes seguirían fuera de ella?
Así es. Nosotros pensamos que la gratuidad tenía una serie de dificultades originales y las universidades que entraron pasaron por adversidades financieras. No está en nuestras metas entrar al sistema de gratuidad, no en lo inmediato al menos. Hemos sido capaces de generar un proyecto educativo que es sustentable y queremos mantener haciendo eso. Sin tener aportes basales hemos logrado los éxitos en materia de investigación, desarrollo, de inclusividad, entre otras cosas.
-¿Qué elementos cree que se requiere para que en Chile aumente tanto la calidad como la calidad de la investigación?
Que existan los núcleos, cuadros académicos en cada una de las instituciones. Una universidad no puede crear un programa de doctorado si no tiene un cuerpo de académicos razonables y suficiente para hacer ese tipo de actividades. Es importante seguir con la formación de nuestros académicos en el extranjero. Darle espacio y cabida en la universidades una vez que terminen su formación afuera.
En la medida de que el sistema de educación superior y las universidades se potencian con gente formada en buenas universidades, eso le hace bien a la educación y al país. Mientras existan políticas públicas que valoren y potencien eso, sin distinguir entre el tipo de instituciones, este país va a lograr muchas metas prontamente.
-¿Cómo proyecta la Universidad Andrés Bello la investigación para los próximos años?
Además de los seis nuevos institutos que creamos este año, pensamos crear seis o siete más en lo que resta de éste y el próximo año. Queremos aumentar el número de nuestros doctorados, crear nuevos programas para formar capital avanzado en distintas áreas. No solo en ciencias duras, sino que también en otras áreas que antes no habíamos desarrollado. Y, en lo posible, con un trabajo interdisciplinario. Es cada vez más importante crear programas de doctorado donde concurran investigadores de distintas facultades, que aporten con miradas distintas y mucho más enriquecedoras.