Esta mañana se dio a conocer el primero de la saga de Premios Nobel de 2023. Como todos los años, el encargado de abrir la entrega de los Nobel de este año fue el de Medicina, que esta vez galardonó a los científicos Katalin Kariko y Drew Weissman ganaron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2023 por descubrimientos que permitieron el desarrollo de vacunas Covid-19, dijo el lunes el organismo que otorga el premio.
El premio, uno de los más prestigiosos del mundo científico, es otorgado por la Asamblea Nobel de la Universidad de Medicina del Instituto Karolinska de Suecia y también está dotado con 11 millones de coronas suecas (alrededor de 1 millón de dólares).
“El Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2023 ha sido otorgado a Katalin Karikó y Drew Weissman por sus descubrimientos sobre modificaciones de bases de nucleósidos que permitieron el desarrollo de vacunas de ARNm eficaces contra la Covid-19″, dijo el organismo.
La obsesión de la científica de origen húngaro Katalin Kariko por investigar una sustancia llamada ARNm para combatir las enfermedades le costó una vez un puesto en la facultad de una prestigiosa universidad estadounidense, que descartó la idea como un callejón sin salida.
Ahora, su trabajo pionero, que allanó el camino para las vacunas contra el Covid-19 de los laboratorios Pfizer/BioNTech y Moderna, que en gran medida permitieron salvar al mundo de una pandemia de 100 años.
Kariko, de 65 años, pasó gran parte de la década de 1990 escribiendo solicitudes de subvención para financiar sus investigaciones sobre el “ácido ribonucleico mensajero”, moléculas genéticas que le dicen a las células qué proteínas producir, esenciales para mantener nuestros cuerpos vivos y saludables.
Ella creía que el ARNm era la clave para tratar enfermedades en las que tener más proteínas del tipo correcto puede ayudar, como en la reparación del cerebro después de un accidente cerebrovascular.
Pero la Universidad de Pensilvania, donde Kariko estaba en camino de obtener una cátedra, decidió desvincularse del proyecto después de que se acumularan los rechazos de subvenciones. “Estaba lista para un ascenso, y luego me degradaron y esperaban que saliera por la puerta”, dijo Kariko.
Svante Pääbo gana Nobel de Medicina por descubrir que humanos llevan ADN neandertal
El premio de 2022 había sido para Svante Pääbo gana Nobel de Medicina por descubrir que humanos llevan ADN neandertal.
Pääbo recibió la noticia mientras tomaba café y una de las primeras cosas que preguntó fue si podría compartir la noticia con su esposa. Svante Pääbo (67) fue galardonado por su aporte al estudio sobre genomas de homínidos extintos y cómo esto explica el proceso de evolución biológica humana. Es primera vez que la institución que premia a los mejores aportes científicos del año reconoce a este tipo de disciplina. El biólogo sueco se hizo mundialmente famoso tras descifrar el código genético de los neandertales y revelar que los humanos modernos se mezclaron con ellos hace miles de años.
Sus trabajos han brindado un mayor entendimiento sobre la evolución humana y las claves del desarrollo del sistema inmunológico, “lo que nos hace únicos en comparación con nuestros primos extintos”, dijo el panel que le otorgó este reconocimiento. Pääbo encabezó el desarrollo de nuevas técnicas que permitieron a los investigadores e investigadoras comparar el genoma de los humanos modernos y el de otros homínidos: neandertales y denisovanos.
Oriundo de Estocolmo, Svante Pääbo soñaba desde niño estudiar a las antiguas civilizaciones. Su fascinación con el pasado se acrecentó durante la adolescencia, cuando visitó las pirámides egipcias de Giza. “Anhelaba ser arqueólogo. Me encantaba el antiguo Egipto, pero cuando empecé a estudiar en la Universidad de Uppsala me di cuenta de que mis ideas eran muy románticas. No se trataba de descubrir pirámides y momias; todo se enfocaba en lenguas antiguas y el avance era muy lento. Así que terminé estudiando Medicina y completé un doctorado en biología molecular”, describió el científico sueco en una entrevista a La Tercera.
Su madre era Karin Pääbo, una química de Estonia que llegó a Suecia como refugiada y se integró al laboratorio del reputado bioquímico y Premio Nobel de Medicina 1982, Sune Bergström. Ambos tuvieron una relación extramarital de la cual nació Svante y, según cuenta, su padre se limitaba a llevarlo de paseo cada sábado al bosque, o a lugares donde no lo reconocieran. En su casa, la versión de Bergström era que estaba trabajando y no supieron de la existencia de Svante hasta que su progenitor falleció en 2004.
Svante Pääbo, por su parte, trabaja en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania. Se dedicó a las ciencias biológicas, pero nunca se olvidó de su obsesión con Egipto. Decidió momificar artificialmente el hígado de un ternero, colocándolo en un horno del laboratorio calentado a 50 °C, según cuenta en su libro El hombre de neandertal: En búsqueda de los genomas perdidos. Con esto logró respaldar su creencia de que era posible sondear la historia del hombre analizando los genes de sus antepasados en lugar de la morfología de sus huesos o sus utensilios. Así fue cómo analizó varias momias egipcias hasta que aisló un segmento de ADN de un niño de 2.400 años, noticia que se convirtió en portada de la revista Nature en 1985.
Inició su trayectoria en el área de lo que inicialmente llamó Arqueología molecular. Posteriormente, Pääbo se consagró en lo que hoy se entiende como Paleogenómica, que es el estudio de los genomas de organismos de humanos y animales extintos. Allí hay un montón de avances que están asociados a su persona. Las primeras secuenciaciones de ADN mitocondrial de mamuts, de humanos en las primeras fases de estudios; el tema de los genes asociados al lenguaje. Y, por supuesto, lo más espectacular fue la secuenciación de un primer genoma de neandertal, y luego dos más, a partir de 2010. Eso es un punto clave en su trayectoria”, describió en una nota a Qué Pasa Mauricio Moraga, investigador en genética humana del Instituto de Ciencias Biomédicas de la U. de Chile.
Además, el biólogo sueco logró secuenciar el material genético de restos encontrados en las cuevas de Denísova, en Siberia. Allí, el ahora laureado investigador pudo identificar y describir a estos parientes de los neandertales sin la necesidad de tener mayor información física de los restos óseos encontrados. Bastó solo con su ADN. “Y, aun así, a partir del genoma se pudo describir esta especie cercana a los neandertales y a los sapiens”, destacó Moraga.
Si bien los huesos de neandertal se descubrieron por primera vez a mediados del siglo XIX, solo al desbloquear su ADN se pudo comprender completamente los vínculos entre las especies. Esto incluyó el momento en que los humanos modernos y los neandertales se separaron como especie, que se determinó hace unos 800.000 años. “Pääbo y su equipo también encontraron sorprendentemente que el flujo de genes se había producido desde los neandertales hasta el Homo sapiens, lo que demuestra que tuvieron hijos juntos durante los períodos de coexistencia”, explicó en conversación con Associated Press, Anna Wedell, presidenta del Comité Nobel.
Los Nobel continuarán este martes con la entrega de