La amenaza del plástico
Estudio mostró cómo el plástico está afectando a las especies marinas que habitan el Pacífico Sur, ya sea porque ingieren este tipo de basura o bien se enredan en redes y líneas de pesca.
La basura plástica se está convirtiendo en uno de los principales enemigos de las especies que habitan en el océano. Un escenario poco alentador, pero del que cada vez existe mayor conciencia, en parte porque el mundo científico está generando el conocimiento para identificar las especies afectadas y para cuantificar el nivel de daño que estas presentan.
Un aporte en ese plano es el estudio Impactos de la contaminación marina y plástica de las costas continentales en peces, aves marinas y otros vertebrados en el Pacífico Sur, en el que participaron varios investigadores y que encabezó Martin Thiel, biólogo marino del Núcleo Milenio de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI). El informe es un consolidado de estudios, publicaciones y reportes de gente común, que hicieron llegar principalmente fotografías que sirvieron para constatar el problema.
Este informe concluye que 97 especies de vertebrados marinos del Pacífico Sur son afectados por el plástico: aves marinas, peces, mamíferos y tortugas marinas. Thiel, quien también es Pew Fellow, explica que incluso recibieron reportes de aves que van al mar y recolectan restos de redes de pesca para formar sus nidos. "Prácticamente tienen nidos hechos de plástico", dice.
El estudio considera dos formas de interacción de estas especies con la basura plástica del océano: la ingestión -al confundir el plástico con alimento, por ejemplo- y enredarse en el plástico marino -como en una red de pesca, lo que limita las posibilidades de movilizarse para alimentarse y, en algunos casos, para salir a respirar a la superficie-.
El caso de las tortugas es tal vez el más dramático, porque las cinco especies de tortugas que habitan en el país están afectadas de alguna manera con desechos plásticos. Estas son la tortuga verde (Chelonia mydas), la tortuga laúd, (Dermochelys coriacea), la tortuga cabezona (Caretta caretta), la tortuga olivácea (Lepidochelys olivacea) y la única que no está en el continente y que solo se encuentra en Rapa Nui, la tortuga carey (Eretmochelys imbricata).
"Como son pocas especies de tortugas marinas pudimos recabar información más completa sobre ellas y podemos decir que todas las especies tienen interacciones con el plástico en esta región", explica Rocío Álvarez, investigadora de la U. de Chile y ESMOI, quien estuvo a cargo del capítulo de las tortugas en este estudio.
Álvarez explica que estos animales son migratorios y que su ciclo de vida se desarrolla principalmente en dos tipos de hábitats: de reproducción y de alimentación. Los hábitats de reproducción están asociados a zonas más cálidas, donde la temperatura de la arena no varía demasiado durante el día, lo que permite que los huevos se puedan encubar, mientras que las zonas de alimentación suelen asociarse a aguas más templadas, donde existe una mayor disponibilidad de alimento. Las tortugas pueden viajar miles de kilómetros entre las zonas donde se reproducen y las áreas donde se alimentan.
Chile constituye exclusivamente un hábitat de alimentación para las tortugas marinas. La especie que es más común de ver es la tortuga verde, que ha sido identificada en seis localidades entre Arica y Bahía Salado, en la Región de Atacama, además de Rapa Nui. Como se alimenta en la costa, esta especie es más vulnerable a consumir plástico, porque el borde costero concentra más basura. "En general, en los intestinos de las tortugas se han encontrado bolsas, etiquetas, cotonitos, bombillas… de todo lo que te puedas imaginar", dice Álvarez.
La investigadora explica que el plástico o cualquier objeto extraño que ingresa al sistema digestivo de las tortugas provoca que se acumule gas y, cuando eso ocurre, los individuos no pueden sumergirse para alimentarse. "Entran en un estado de anorexia y finalmente mueren", dice. Además, algunos plásticos pueden perforar las paredes del estómago o intestinos y producir una septicemia, lo que también les puede provocar la muerte.
Sigue Álvarez: "Hay que tener en cuenta que esto pasa en todos los océanos, en todas las especies de tortuga marina y en todas las edades. El impacto que tiene la polución con este tipo de basura es muy grande y, sin duda, se requiere aún más atención, especialmente en esta región del Pacífico".
En el centro del Pacífico Sur, donde se acumulan los plásticos en el centro del giro oceánico, existen grandes cantidades de microplásticos. Por esto, explica Martin Thiel, este informe entrega la primera pincelada de las muchas especies afectadas, pero el listado de 97 es preliminar, porque muchas otras no han sido investigadas. Así, un estudio más completo podría fácilmente hacer crecer ese número.
"Esperemos que este estudio nos recuerde que estas especies están afectadas por nuestra irresponsabilidad con el plástico. ¿Cómo llega al plástico al mar? Por nuestra negligencia o ignorancia. No necesitamos el plástico en el mar. Nadie gana con esto, al contrario, es solo pérdida", concluye Thiel.
Lea el informe completo acá.
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