Falleció. Diego Armando Maradona tuvo un paro cardiorespiratorio y murió con tan solo 60 años. Sus excesos, en especial con las drogas, lo llevaron a deteriorarse y alejarse de esa figura que con logros impresionantes se situó como uno (sino el más) destacado futbolista de la historia.

Pero Maradona siempre fue y será Maradona. Así lo dejan en claro sus admiradores y admiradoras. Porque más allá de las críticas, es innegable el sitial de honor que logró en el deporte mundial desde sus inicios en 1978.

Dueño de una capacidad física impresionante. Maradona fue sinónimo de agilidad, fuerza y velocidad de reacción, únicas.

Virtudes que quedaron de manifiesto en aquel maravilloso gol del año 1986, ejemplifica Rodrigo Figueroa, profesor Departamento de Sociología de la Universidad de Chile y entrenador de fútbol profesional.

En esa oportunidad, jugando por su selección ante Inglaterra en el mundial de fútbol de 1986, el argentino recorrió 60 metros del Estadio Azteca de México, en un poco más 11 segundos. Proeza que realizó con rivales a los que eludió “con springs, con pausas en la velocidad y nuevamente salidas rápidas y fuertes, saltando sobre los rivales, soportando la última carga de un rival que lo barre”, explica Figueroa.

Una jugada con todo en contra. En altura y con una ciudad de México altamente contaminada, contaba con menor volumen de oxígeno y de mala calidad. Pero eso no fue impedimento para Maradona. Corrió velozmente.

Eludió rivales con el balón pegado en el pie, desde la mitad de cancha, incluso un poco antes, si se toma en consideración el arco argentino, indica el sociólogo. “Una proeza. El mejor gol de todos los tiempos. Todo eso sintetiza esa capacidad física de Diego Armando Maradona que le permitió sobrevivir en un fútbol mucho más rudo del que vemos hoy”.

La ciencia detrás de Maradona

¿Puede la ciencia descifrar esa genialidad? Allan White investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina Universidad de Chile, reconoce que le encantaría tener una respuesta concreta desde el punto de vista científico para explicar las hazañas de Maradona.

Para lograrlo sería necesario tener varios Maradona. Sí varios, como ‘objeto’ de estudio y en ellos realizar muestras de biopsias musculares, medir las respuestas hormonales ante la necesidad de correr, entre otras. “En varios clones de Maradona realizar esos estudios para tener una respuesta estadística y así contar con una respuesta científica”, aclara White.

Sin el estudio científico de rigor, White admite que sí es posible aventurarse en qué se pudo conjugar en el futbolista argentino. “Maradona es producto de una casualidad, un azar genético, muy favorable. No hay estudios, claro, pero logró un fenotipo que expresó lo mejor de su genotipo”, asegura. El genotipo, es la información genética que posee un organismo en particular, en forma de ADN, y el fenotipo, es la expresión específica de esas características genéticas.

La genética y el azar hace que aparezcan individuos con características que escapan del estándar. Como Néstor Raúl Gorosito, explica White que en un congreso científico se indicó que tenía valores físicos fuera de lo normal. “Lo mismo se ha visto, por ejemplo, en Marcelo Salas que con exigencias donde cualquier otro jugador estaba fatigado, podía seguir y seguir”.

Es factible suponer, dice White que Maradona debe haber contado, a su vez, con una composición de fibras musculares de contracción rápida y de contracción lenta, en una proporción ideal para que al desplazarse respondiera a hacer a lo que su cerebro le ordenaba en una fracción de segundo. Además, dice, contar con una buena secreción de hormonas que influyen en la rapidez.

White se aventura a decir que Maradona debió contar con una proporción mayor de mitocondrias en sus fuentes celulares. Ese favorece la producción de energía instantánea. “Una capacidad que tiene que haber tenido originalmente, pero que fue perdiendo. Un sistema circulatorio y respiratorio ideal para captar el oxígeno rápidamente y que la sangre lo transporte hacia las células rápidamente también, y ser muy veloz”.

Marcelo Cano, académico del Departamento de Kinesiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile se desempeñó como kinesiólogo de la Unión Española y selecciones nacionales, y coincide que es muy complejo definir los elementos detrás del desempeño de Maradona. “Nunca he visto una evaluación que se haya realizado a él, no se hacían en ese entonces las evaluaciones que se hacen hoy a los jugadores de elite”, indica.

Pero sí fue un hecho, dice Cano, que Maradona tenía una velocidad con el balón muy superior a la media. ¿La explicación? Componentes físicos y componentes técnicos que le entregaban la habilidad para hacer cosas que para jugadores normales eran imposibles. “Y esa habilidad técnica se explica por un aprendizaje motor que expreso Maradona desde muy pequeño, cuando era muy por sobre la media de sus pares a la misma edad”.

Bajo, zurdo y de pies pequeños

Martín Farina, estudiante Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, en una charla al Planetario de Ciudad del Plata titulada Barrilete Cósmico: la evolución humana a través de Diego Maradona busca una explicación al talento del jugador. A diferencia de otros mamíferos, dice, el ser humano no es corredores de velocidad, sino de distancia. “Pero Maradona en ese memorable gol ante Inglaterra en 1986 corre optimizando su propia energía, y eso tiene mucho que ver con la historia de la evolución”, sostiene.

La contextura de Maradona era característica. Bajo, zurdo y de pies pequeños. Pero su éxito va mucho más allá de su contextura física, señala el traumatólogo de Nueva Clínica Cordillera, Juan de Dios Errázuriz. “O sea, claramente era un superdotado en cuanto al control de la pelota y el manejo que tenía. Y eso, es absolutamente aparte de su contextura y físico”.

Una de las ventajas que tenía a la hora de jugar fútbol era su estatura. Gracias a su 1,65 m de contaba con un centro de gravedad más bajo. Eso le permitía acelerar más rápido, girar de manera más hábil y rápida, y maniobrar entre los defensas. “Estas eran cosas que viendo los partidos y viendo las jugadas de Maradona, se nota claramente”, detalla el traumatólogo.

La contextura de Maradona era característica. Bajo, zurdo y de pies pequeños. Y era superdotado en cuanto al control de la pelota y el manejo que tenía, indican expertos.

“A destacados jugadores de baja estatura, eso los hace tener una combinación entre tronco y piernas que les hace más fácil ‘picar’ y correr con una velocidad y con una frecuencia mayor que un jugador con piernas más largas, porque juegan y eluden mejor”, añade White.

Manuel Francisco dos Santos, más conocido como Garrincha, era de esos jugadores bajos (1,69 m) brillantes. Tal cómo White indica, el caso de Garrincha es impresionante. “Era capaz de bailar frente a un pobre defensa que lo miraba angustiado y de repente correr hacia la punta, y el defensa lo sigue y corre sin pelota. Todo eso con una rapidez extraordinaria. Eso no lo puede hacer un jugador alto”.

Otra de las características que parecía darle un poco de ventaja, y que la comparte con otros reconocidos futbolistas como Gareth Bale y Lionel Messi, es ser zurdo. “Siempre está la discusión de si los zurdos tienen mejor pegada o son más hábiles que los diestros, y, aparentemente, hay una ventaja”, explica De Dios Errázuriz.

Y al parecer sí es una ventaja. Hay menos zurdos jugando fútbol, por lo tanto, añade, “marcar e intentar quitarle la pelota a alguien que juega con el otro pie, es más complicado habitualmente para el jugador que defiende”.

Además, en general los jugadores zurdos son más creativos. Aquello podría deberse a que predomina en ellos el uso del hemisferio derecho del cerebro, justamente asociado con la creatividad y la espontaneidad. “Son jugadores menos predecibles, tienden a ser más creativos y eso es una característica que define absolutamente a un jugador como Diego Armando Maradona”, apunta De Dios Errázuriz.

Emociones en juego

El éxito deportivo es la mezcla de muchos aspectos, desde factores fisiológicos, técnicos y emocionales, aclara Cano. Y esos últimos son muy relevante. Son los que hacen, explica, que “jugadores muy espectaculares de jóvenes luego no logran en éxito que se esperaba de ellos. O que algunos que no fueron tan brillantes logran un mejor desempeño cuando son mayores, y es por el factor emocional y psicológico”.

Y si se trata de emociones, Maradona supo quién era desde muy temprano. Intentó vivir con eso de la mejor forma que pudo, añade Figueroa. “La exposición mediática, la fama, la tragedia y el triunfo de un país en sus pies, ¿quién enseña a vivir eso?”.

Tuvo la consciencia de quién era. “Era el mejor de todos los tiempos, le permitió ser quien fue, tener un carácter, una forma de relacionarse con el mundo y sus instituciones, que le permitió leer sus entornos y desafiarlos en la forma en que lo hizo”, señala Figueroa. Algo que la historia de Nápoles y Maradona sintetiza.

Su talento y poder físico, más su carácter, por ejemplo, le hicieron liderar el enfrentamiento de Nápoles con el norte de Italia, y triunfar. “Darle un triunfo a los que siempre habían sido derrotados. Esto con la pelotita en la cancha. Maradona fue consciente de ese hecho. ¿Un don?; ¿Un aprendizaje?; ¿O la vida entendida como un partido? Quizás el Diego de Villa Fiorito, sinónimo de precariedad, y de argentinos, el momento juvenil, el del ‘pelusa’, el alumno más aventajado, aquel que aprendió más rápidamente, la lección de Albert Camus cuando señala que ‘todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol’”, resalta el sociólogo de la U. de Chile.

Maradona tuvo una forma de relacionarse con el mundo y sus instituciones, que le permitió leer sus entornos y desafiarlos en la forma en que lo hizo, dicen los expertos.

Carácter forjado en su niñez en un barrio complejo y precario socialmente, en el cual Cano indica “o te destacas o el medio te come, condicionado a que le vaya bien para destacar, o destaco o me muero”.

Inteligencia al jugar

Fueron muchos los aspectos. Porque no se trata solo de práctica. “Es tomar la mejor decisión en el momento adecuado gracias a habilidades que son innatas y que permiten la genialidad que tuvo Maradona. Solo con entrenar no se puede construir un nuevo Maradona. No es tan fácil, no funciona así. Sujetos con esas características se dan de vez en cuanto”, indica Cano.

Atributos como el tamaño, la forma física y la fuerza en un futbolista, requieren de un elemento un poco más esquivo, inteligencia en la cancha. Es estar en el lugar correcto en el momento adecuado.

Varios estudios relacionan la capacidad del cerebro para procesar y regular la información para tener éxito en el fútbol de élite. Y si bien, no hubo estudios al cerebro de Maradona, si se puede suponer que contaba con factor clave: inteligencia al jugar.

Un estudio de investigadores del Instituto Karolinska proporcionaron una posible explicación científica del fenómeno y demostraron que las llamadas funciones cognitivas ejecutivas en los jugadores adultos podrían estar asociadas con su éxito en la cancha.

“Esto es interesante ya que los clubes de fútbol se centran en gran medida en el tamaño y la fuerza de los jugadores jóvenes”, señaló el líder del estudio Predrag Petrovic del Departamento de Neurociencia Clínica del Instituto Karolinska. Los jugadores jóvenes que aún tienen que alcanzar un desarrollo físico completo, añadió, rara vez tienen la oportunidad de ser elegidos como posibles jugadores de élite, “lo que significa que los equipos corren el riesgo de perderse un nuevo Iniesta o Xavi”.

Las funciones ejecutivas permiten adaptarnos a un entorno en un estado de cambio permanente. Eso incluye el pensamiento creativo para cambiar rápidamente de estrategia, encontrar soluciones nuevas y reprimir impulsos erróneos. Ellas dependen de los lóbulos frontales del cerebro, que continúan desarrollándose hasta los 25 años.

Lo que el estudio determinó al medir en jugadores esos patrones, es que los buenos resultados en esas funciones ejecutivas se asociaron con el éxito en la cancha. El vínculo más claro se vio en la función ejecutiva simple, como la memoria de trabajo, que se desarrolla relativamente temprano en la vida.

Sin duda, coinciden los especialistas, todos los elementos detallados, y otros más, formaron el talento de Maradona. Algo inigualable y muchas veces indescriptible. “La forma de relacionarse, su cuerpo y su mente, con el balón como un todo orgánico y armónico, un acto de coordinación técnica maravilloso, estéticamente único y pienso irreproducible”, dice al respecto Figueroa.

La generación que le vio jugar en cancha y por la televisión, en un mundo del fútbol totalmente distinto al de hoy seguramente no encontrara nunca algo que se le asemeje, asegura el sociólogo.

En síntesis, una figura. Un icono, dice Figueroa. “Y ese ser tan prodigioso en la cancha era también un ser humano con virtudes y defectos, un ser total. Un hombre tan influyente, pero a la vez tan precario, que sufrió de adicciones, que se equivocó, que vivió lo que las personas comunes podemos vivir, porque siempre estamos expuestas al error, a la imposibilidad de ser perfectos”,