“La corteza ya se reacomodó”: esta es la probabilidad de un nuevo megaterremoto como el del 27F

“La corteza ya se reacomodó”: esta es la probabilidad de un nuevo megaterremoto como el del 27F
“La corteza ya se reacomodó”: esta es la probabilidad de un nuevo megaterremoto como el del 27F

En un nuevo aniversario del fatídico terremoto, un geógrafo proyecta las posibilidad que el fenómeno se vuelva a repetir.


Hoy se cumple un nuevo aniversario de una fatídica fecha en la historia de Chile. Hace exactos 14 años, a las 3.34 de la mañana, un megaterremoto sacudió al país, alcanzando una magnitud Mw 8,8.

Con una duración total de 2 minutos y 30 segundos y una profundidad de 30,1 km, el fenómeno afectó a las regiones de Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule, actual Ñuble, Biobío y La Araucanía. En total, 525 personas fallecieron y otras 23 quedaron desaparecidas, considerando el posterior tsunami que golpeó a las costas nacionales.

Teniendo en cuenta la magnitud del evento telúrico, surge la interrogante de cómo se encuentra actualmente la zona afectada. Geológica y sismológicamente hablando, ¿cuál es la situación actual del lugar donde ocurrió el 27F? ¿Cuál es la probabilidad de que vuelva a ocurrir?

“La corteza ya se reacomodó”: esta es la probabilidad de un nuevo megaterremoto como el del 27F

Pablo Salucci, geógrafo de la Universidad Católica y académico de la Universidad San Sebastián, explica que el evento conocido como 27F, “correspondió a un terremoto interplaca, el cual se produce a partir de una ruptura de 500 km. de largo frente a las costas de la Región del Biobío (actual Región del Ñuble), lo que lo transforma en el segundo sismo de mayor magnitud, después del terremoto de 1960 (9,5 Mw)”.

27F Maipú
Muchas construcciones resultaron dañas post terremoto.

Además de los impactos observados en las ciudades, la geografía costera sufrió cambios importantes, como suele ocurrir con los megaterremotos registrados en nuestro país. “Se observó que las zonas costeras sufrieron lo que se denomina ‘efectos cosísmicos’, que corresponden a cambios en la superficie de la tierra, que se generan durante el evento (derrumbes, grietas, licuefacción)”, explica el geógrafo.

En este caso, “el terremoto generó alzamientos y hundimientos (subsidencias) de la costa, donde se produjo un alzamiento generalizado de la península de Arauco estimada en 2 metros, cambiando la morfología de las costas y afectando seriamente los ecosistemas costeros. Además, generó un retroceso de las líneas de marea, con el consecuente aumento del área de playas. En este punto es importante observar el poder transformador del paisaje que pueden llegar a tener estos terremotos en nuestro país”, adiciona.

Salucci explica que si bien el Golfo de Arauco, lugar donde se desarrolló el epicentro del sismo, tiene varias fallas geológicas, ninguna estuvo asociada a éste. “Después del tiempo transcurrido, la corteza ya se ha reacomodado y no hemos tenido en los ultimo años réplicas tardías. Ya ha comenzado un nuevo ciclo sísmico en la zona que históricamente ha presentado varios terremotos. Para que se registre uno así pueden pasar cientos de años, aunque en el corto plazo sería posible que ocurran en torno a 6 Mw”.

Mientras más años pasen sube la magnitud del posible sismo, señala el académico. “La probabilidad de que ocurra es baja, ya que no hay suficiente energía acumulada. El segmento que preocupa es el que está frente a Valparaíso, desde Los Vilos a Pichilemu. Ahí están todas las condiciones dadas para un megaterremoto. Eso puede ser en cualquier momento”.

La corteza ya se reacomodó: podría tardar entre 200 a 300 años

En relación a la actual situación del lugar, se ha incorporado nueva infraestructura asociada a los planes de reconstrucción impulsados desde el nivel central. “Así destacan los parques de amortiguación fluvial construidos en Constitución y Pelluhue, obras que permitirán mitigar futuros tsunamis locales como de campo lejano (como el ocurrido en 2011 en Japón) y bajar la densidad ocupacional de sectores que fueron seriamente dañados por el tsunami”, sostiene Salucci.

“Si bien se han mejorado las vías de evacuación y la señalética asociada, la cual se encuentra en distintos grados de conservación, lamentablemente aún se observa infraestructura crítica como bomberos y otros en zonas de inundación por tsunami, como también viviendas. En este sentido, resulta fundamental la memoria y la constante educación asociada a una realidad sísmica que tarde o temprano volverá a impactar a este sector”, agrega.

27F
Imagen del 27F.

Si bien la evidencia indica que este tipo de terremotos tardan entre 200 a 300 años en generarse, “esto no nos puede dejar tranquilos, ya que dada nuestra posición en el Pacífico (frente al Cinturón de Fuego), podemos recibir un tsunami de campo lejano que puede afectar de forma importante nuestros asentamientos costeros. Siempre debemos estar preparados”, sostiene Salucci.

Un ejemplo interesante, cree Salucci, es el caso del terremoto de Chiloé. El 25 de diciembre de 2016 hubo un terremoto 7,6 en el sur de la isla, dentro del segmento que se rompió para el terremoto del 60. Esto dimensiona cuánto tiempo le toma a los segmentos comenzar a acumular energía. En este caso fueron 56 años para llegar a generar un terremoto sobre 7 Mw nuevamente.

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